AGGRESSION - Viocracy

Imagino y estoy convencido de que muchos de los que disfrutaron en su día de "Moshpirit", el anterior y primer disco de los catalanes AGGRESSION, se quedarán a cuadros cuando se escuchen este segundo disco, "Viocracy". Si en el primer trabajo hallábamos un Thrash Metal directo, ejecutado bajo una limpia y pulcra producción y con el único fin de hacerte mover la cabeza con cada tema, en este segundo compacto hallamos algo sustancialmente distinto, y no es otra cosa que un disco elaborado con muchos matices, dotado de un sonido recrudecido y levemente ensuciado con respecto al álbum predecesor, y difícil, mucho más difícil de escuchar, a decir verdad.

Yo soy de los que conectó de primeras con la idea que presentaba “Moshpirit”, ya que cada canción de ese disco te hacía dibujar mentalmente los potentes y machacones riffs de guitarra que tenía en su haber y te ayudaba a memorizar con facilidad sus incendiarios y cañeros estribillos. Por el contrario, en “Viocracy”, de primeras da la sensación de que estos cuatro chavales se han vuelto locos y, haciendo gala de un excelente manejo instrumental, se han liado crear piezas con cambios de ritmo rimbombantes, pasajes con mucho artificio donde aparecen elementos progresivos y me vienen a la cabeza bandas como MEGADETH, HEATHEN, ANNIHILATOR o CORONER, y, en definitiva, han perpetrado un larga duración complejo y con el que hay que ser paciente para pillarle el puntillo.

El disco tiene momentos muy brillantes, espectaculares diría, como sucede en “MK Ultra”, donde un vertiginoso aunque leve punteo de bajo sirve de puente para cambiar de estrofa, o en “Human Nature”, donde hay frecuentes y llamativos cambios de métrica en la base rítmica. Pero también he de decir que hay pasajes excesivamente empalagosos donde hubiese agradecido un enfoque más lineal, sencillo y directo.


En su conjunto, AGGRESSION ha apostado fuerte con este nuevo trabajo y ha sacrificado su buena dosis de contundencia para ofrecer una amplia amalgama de recursos musicales que llenan de vistosidad el álbum, lo cual no siempre se traduce en efectividad, tratándose del género que se trata.

Entonces, ¿acaso es malo este trabajo? Pues no, ni mucho menos. Quizá algo alocado y bajo mi punto de vista excesivamente sofisticado, y es que la sombra de su primer disco, el enorme “Moshpirit”, es bastante alargada. Aún con todo, los amantes de la vertiente más ecléctica, dinámica y virtuosa del género, apreciarán mucho este álbum que, como comentaba al principio, pone bastantes trabas en su primera escucha pero a la larga tiene su encanto.

 

Jorge Osoro

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