ASIA - Resonance

Contra las reuniones ya estamos vacunados. Con el cambio de siglo, nos sorprendimos de la facilidad con que muchos olvidaban sus rencillas o desinterés, se abrazaban cuan buenos hermanos y retomaban el sendero que, según ellos, nunca debieron abandonar. Teníamos pioneros en el Hard Rock o el Heavy, como ACCEPT o DOKKEN, pero no era como en la pasada década, donde desayunabas cada mañana con la confirmación de que tal o cual formación clásica volvía a los escenarios. Esto sucedía entre el aplauso de algunos, el escepticismo de otros, y la crítica de buena parte por subirse al escenario al olor del vil metal, esto es, la pasta. ¡Como si los demás no nos levantáramos cada día para ir al curro por dinero!

A mí, mientras en directo (y en estudio, los que opten por ello) mantengan el nivel, me da igual si ganan más o menos, si cenan con las familias o no se hablan, porque aquí hay mucha hipocresía al respecto y resulta molesto ver cómo a determinadas bandas se les trata de una manera generosa y a otras se las pone a parir sin remisión. ¡No! Hay pocos a los que la llama de volver a trabajar juntos se les encienda. En mi opinión, EUROPE es un ejemplo. Para ellos, hubiera sido más fácil tocar las de siempre y, en su caso, hacer discos en plan “The Final Countdown” o “Out Of This World” 2.0. Pero no, optó por el camino tortuoso para desquicie de gran parte de sus fans de los ochenta (de los de verdad, no de quienes compraban el Superpop). Personalmente, salvo el retorno “Start From The Dark”, el resto de sus nuevas entregas no terminan de llenarme pero tendrá mi respeto para siempre.

ASIA podría catalogarse como uno de esos combos que jamás pensarías que se reunirían. ¿Por qué? Porque en su momento se creó como una superbanda, con un conjunto de caracteres diferentes y, en buena parte, metidos con calzador para la aventura. Tanto es así que los originales apenas duraron un año y dos álbumes de estudio. A partir de ahí, un rosario de cambios y únicamente el bueno de Geoff Downes manteniendo a flote el nombre. Eso sí, muy bien acompañado, en especial por el cantante y bajista John Payne, con el que sacó un puñado de notables discos. No obstante, el seguimiento no era parecido al de sus inicios y los ASIA originales cruzaron, de nuevo, sus caminos en 2006. Giras de altísima calidad y tres discos de estudio, cada uno mejor que el anterior, han sido su bagaje desde entonces, algo que culminó en junio del año pasado, con el excepcional “XXX”. Si no es era lo mejor de su carrera, poco se andaba.


Entre cada nueva obra de estudio, ha llegado un directo. En ocasiones, como ahora sucede, DVD con doble compacto. Tras “XXX”, la cosa no podía ser menos y editar “Resonance”, reflejo de un concierto que se realizó en Basilea (Suiza), en mayo de 2010. Aquí viene la primera objeción al respecto. No parece muy comprensible que salga unos meses después de “XXX” porque, si no te fijas, puedes pensar que se refiere al tour posterior al disco. Imagino que de estos shows también tendrán algo registrado que verá la luz en el futuro inmediato porque, de lo contrario, “Resonance” serviría como adiós al guitarrista Steve Howe, que acaba de abandonar el cuarteto para centrarse en YES, siendo sustituido por Sam Coulson.

Por lo tanto, el repertorio contiene los temas más conocidos de ASIA, amplia mayoría, una buena representación de “Omega” (cinco cortes) y las dos canciones más interesantes de “Phoenix”. Todo bastante equilibrado y sin margen para la sorpresa. Por supuesto, no podía faltar en medio de “The Heat Goes On”, el fantástico solo de batería de Carl Palmer, uno de los escasos baterías del mundo que no aburren cuando se dedican a estos menesteres, si bien es cierto que escucharlo en casa es bastante más tedioso que verlo a escasos metros.  El resto, lo que se puede esperar de ellos, lo más destacado de sus dos primeras entregas y el guiño a “Astra” con la adictiva “Go”. Las interpretaciones son intachables aunque sigo sin entender por qué mutilan “Don't Cry” al despojarla de todo instrumento salvo el piano para acompañar la voz de John Wetton.

Con todo, si hay algo que resta valor a “Resonance” es la sensación general. Por un lado, el sonido. Creo que la banda ha querido dejarlo tan pulcro que les ha quedado plano, sin brillo. En particular, la batería de Palmer queda opaca reduciéndose el golpeo a platillos y caja. Asimismo, la voz de Wetton parece extraída del estudio. No puedo afirmar que esté regrabado porque me niego a pensarlo pero ese vacío general hace John aparezca con una mezcla distinta al resto.


Para culminar esta percepción mala del conjunto hay que referirse al público. Estamos de acuerdo en que Suiza no es el país más caliente del mundo ni ASIA es SLAYER pero da la impresión de que muchos se creen en la ópera y no es un concierto de Rock, por muy light que sea el cuarteto británico. “Resonance” es un documento para aquellos que quieren tener todo de uno de sus conjuntos preferidos y una buena manera de observar las últimas evoluciones de Howe en la banda. Poco más.

 

Marco-Antonio Romero

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