BEARDFISH - Mammoth

Madurez. Esa es la palabra que tendría escoger si tuviera que definir “Mammoth”, el sexto trabajo de los suecos progresivos BEARDFISH. Tras unos años de evolución tirando de manual progresivo-setentero, el grupo de Rikard Sjöblom alcanza su plena madurez musical con un tremendo discazo de Rock Progresivo de sabor añejo, sonoridades nostálgicas y talento, sobre todo mucho talento.

En términos generales estamos ante un álbum más descarnado, más directo que sus predecesores. Si en los épicos “Sleeping In Traffc I – II” el grupo deambulaba con soltura por los páramos sombríos de la contenida musicalidad de GENESIS o GENTLE GIANT, en “Mammoth” el combo sueco parece haber desenterrado el hacha de guerra y haberse calzado las botas de colosos como KING CRIMSON, JETHRO TULL o los mismísimos ELP, merced a una deslumbrante mezcla de sonoridades retro y ejecuciones virtuosas que, sin embargo, en nada oscurecen el brillo de unas composiciones siempre sorprendentes. El arranque del disco con “The Plattform” nos muestra el lado más agresivo de BEARDFISH gracias a los vigorosos riffs de David Zackrisson, un guitarrista solvente y versátil que cubre un amplio espectro de recursos técnicos y sonoridades. Los continuos cambios de ritmo y la evolución de los patrones nos enfrenta a un tema complejo pero asumible por oídos profanos al género. Es más, la agresividad del tema abre un nuevo espectro de potenciales seguidores a un grupo sin miedo a experimentar y los más de ocho minutos de cambios y evolución melódica deleitarán también a los fans del Rock – Metal Progresivo.


El alegre comienzo de “And The Stone Said: If I Could Speak” recuerda a los YES de la época clásica y el omnipresente Hammond nos sumerge de lleno en los sonidos de los grandes colosos del Rock Sinfónico de los setenta, algo que BEARDFISH nunca ha ocultado como su principal influencia. El extenso tema de más de quince minutos incluye, además, pasajes influidos por el Jazz clásico sueco que ellos también dicen admirar profundamente y que despunta aquí y allí a lo largo de una partitura extensa, densa y llena de matices que pasa de los momentos más plácidos a los crescendos mas vertiginosos sin romper por ello la coherencia de un tema desbordante de creatividad. El gran trabajo a la batería de Magnus Östgren brilla con luz propia en una canción que incluye además un acertadísimo solo de saxofón que nos traerá a la memoria los momentos más experimentales de los PINK FLOYD de “Wish You Were Here” y un brutal solo de teclados a cargo de ese talento desbordante que es Rikard Sjöblom, capaz de cantar con elegancia y variedad sin dejar de asombrarnos con sus arreglos de guitarra y teclados.

El melancólico y directo “Tightrope” nos sumerge en sonidos cercanos a los JETHRO TULL de “Passion Play” y nos vuelve a demostrar el control absoluto de los arreglos sutiles que aparecen por doquier haciendo de la escucha de “Mammoth” un desafío permanente. Los solos de guitarra con sonoridades intencionadamente orgánicas parecen sacadas de los grandes momentos de Steve Hackett con GENESIS, algo que también se aprecia en la contenida elegancia de un tema sencillamente brillante. También sabe BEARDFISH desparramarse a gusto con temas épicos, largos y variados como el espectacular “Green Waves”, que nos muestra, una vez más, un soberbio trabajo vocal de Rikard Sjöblom, que ha ganado en rango y expresividad con el paso de los años. El tema más cercano al Metal Progresivo de todo el disco tal vez pudiera ser incluso considerado como el mejor por su elaborado desarrollo musical y por la contundencia de sus pasajes de guitarra, afilados y densos como nunca antes habían hecho BEARDFISH. El uso de pedales “vintage” hace que las guitarras suenen verdaderamente añejas aunque no por ello suenan endebles o sin cuerpo. Es más, los guitarristas disfrutarán muchísimo de “Mammoth” precisamente por la inmensa variedad de texturas sonoras y la abundancia de acordes “raros” que enriquecen un disco sencillamente brutal. Después de un tema tan tremendo sorprende ( o tal vez ya no) encontrarse con una “delicatessen” al piano como “Outside/Inside” donde Rikard Sjöblom vuelve a demostrarnos ser uno de los grandes compositores suecos junto a Daniel Gildenlöw, Christofer Johnson o Roine Stolt. Esto se confirma en la espectacular “Akakabotu”, donde el grupo desarrolla pasajes instrumentales muy influidos por el Jazz-Rock donde, una vez más, los saxofones brillan con luz propia dando al tema aires de verdadera bohemia rockera. “Mammoth” termina de forma deslumbrante con “Without Saying Anything feat. Ventriloquist”, un tema que en realidad son dos aunque la transición nos pase casi desapercibida por lo bien ensamblada que están ambas composiciones. En esta canción, una vez más, tenemos toneladas de teclados, desde pianos, Mini Moog, Hammond, sintetizadores... consiguiendo en todo momento una exuberante riqueza de sonidos que obliga a escuchar el disco varias veces antes de atreverse a emitir una opinión. Tras el vertiginoso crescendo que, suponemos, pone fin a “Without Saying Anything” el tema se remansa lo justo para volver a correr frenético hacia un final épico (“Ventriloquist”) que nos deja exhaustos y con un gran sabor de boca. En definitiva, estamos ante la magna obra de un grupo joven y con mucho camino por delante aún. La mezcla perfecta de juventud y madurez que nos permite disfrutar de discos tan brillantes como este. Espectacular.

 

Carlos Fernández

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