BELIEVER - Transhuman

Hay que reconocer que en su momento la idea de cruzar el Thrash y el Death Metal con el Jazz y la música progresiva parecía una idea muy desafiante para los metaleros más obcecados de finales de los 80 y comienzos de los 90. Mezclar algo tan primitivo (en sus orígenes) como el Death/Thrash con algo tan denso, abstracto y difícil de digerir como la música progresiva sonaba extraño para los headbangers de entonces como demostró el escaso impacto que tuvieron entonces bandas como ATHEIST, NOCTURNUS, PESTILENCE (época "Spheres"). Aun así, otros como METALLICA ("And Justice For All"), DEATH, DREAM THEATER o DEVIN TOWSEND (en sus múltiples encarnaciones) si consiguieron transmitir la idea al personal. Pero grupos como los anteriormente mencionados y BELIEVER pasaron sin pena ni gloria por los 90 hasta que el nuevo milenio vino a reclamar el mérito de su arriesgada propuesta. Así lo demuestra el éxito en la parte avanzada de la carrera de MESHUGGAH o STRAPPING YOUNG LAD que asumieron los mandos de la originalidad bajo sus alas en el mundo del metal y consiguieron hacerse con el favor del público.

De esta manera BELIEVER regresa tras tres álbumes publicados durante el cambio de década entre los 80 y los 90. Usando como motivación lírica la teoría filosófica del transhumanismo (aplicar la razón lógica para mejorar la condición del ser humano), los de Pensilvania nos presentan "Transhuman", su quinto trabajo, y segundo después del extenso parón de casi 16 años hasta su anterior esfuerzo, "Gabriel".


Si exceptuamos el nivelazo instrumental del personal (Kurt Bachman  y Joey Daub se mantienen en la formación original) en esta banda norteamericana, el juicio inicial es el de una banda con muchas referencias, pero poca originalidad tras tantos años de limbo. Nada más escucharlos, uno se acuerda de los PESTILENCE de la época más progresiva y espesa , la frialdad mecánica de Devin Townsend, o los giros y cambios imposibles de CYNIC (o incluso unos IN FLAMES progresivos). A pesar de todo, tras avanzar por el minutaje de este álbum, uno tiene que admirar la habilidad instrumental de este grupo en pasajes como los de "End Of Infinity" (con ese final hipnótico adictivo) o "Ego Machine" donde disparan con fuerza y habilidad todo su potencial. Es en esas canciones donde abandonan cualquier pretensión de originalidad dentro de este alambicado género y simplemente se sueltan con potencia y pasajes instrumentales intensos seguidos de cambios muy bien ubicados como es el caso de la canción que cierra, "Mindsteps" (que demuestra que no siempre son mejores las primeras canciones de los discos).

Quizá el mayor problema en el disco es la voz de Kurt Bachman que a veces suena un poco limitada y en otras abusa del vocoder (casi tan horripilante como el uso del autotune) como es el caso de "Multiverse". Y el hecho de que la batería, tocada magistralmente eso sí, de Joey Daub no saca todo su potencial de la chistera y a veces se queda paralizada ante tanto cambio alrededor

Así pues, nos encontramos con una banda hace tiempo olvidada, con ganas de estar en el candelero y que nos recuerda lo malo y lo bueno de esta música: El abuso de lo progresivo y su pretenciosismo pedante y el hecho de que son unos musicazos y saben como crear atmósferas. Así que si eres fan de la música compleja, del nivel instrumental y de cualquiera de las bandas mencionadas en este artículo puede que disfrutes de este disco. Si el rollo progresivo te aburre, mejor olvídate de ellos porque siguen las reglas una tras otra del rulebook de la música mencionada: Letras y temática altamente pretenciosas, nivel instrumental exquisito, cambios constantes y canciones tirando a largas (aunque en ese sentido este grupo se contenga bastante). Para fans verdaderos del Progressive Metal.


 

Pedro Blackearth

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