BLESSED BY A BROKEN HEART - Feel The Power

Blessed By a Broken Heart Feel The Power

Amado por muchos menos de los que su música hubiera merecido; vilipendiado por otros, el grupo BLESSED BY A BROKEN HEART no deja indiferente a nadie. “Que hablen de ti, aunque sea para mal”, dice el tópico, ¿no? Parece mentira la evolución de estos aún jóvenes desde su manifiestamente mejorable debut, un compendio de canciones bisoñas clasificables dentro del Metalcore propio de mediados de la pasada década. Afortunadamente, “Pedal To The Metal” fue otra cosa distinta. Hablando en plata, un álbum jodidamente adictivo, con uno de los singles más brillantes y potencialmente vendibles que he escuchado en eones, la incomparable “Move Your Body”. Su simpleza la hace grande y no te la puedes quitar del cerebro jamás, una vez que te atrapa. Sin embargo, en vez de reventar las listas de éxitos, su popularidad no aumentó. Mundo cruel.

En este tipo de discos que buscan engancharte de forma rápida, el problema viene cuando lo vuelves a escuchar. Para mí, “Pedal To The Metal” suena casi tan fresco como el primer día. Por eso, cuando cuatro años después, los otrora canadienses (solo Tyler es de allí en la formación actual) retornan con “Feel The Power”, las expectativas, para aquellos que sucumbieron con su predecesor, son máximas. Ya se sabe que cuando esto sucede, la sensación final suele ser agridulce porque lo que tú esperas no se cumple. Pues bien, BLESSED BY A BROKEN HEART ha superado todo esto y se ha marcado otro discazo monumental lleno de himnos que, seguramente, ocupará lugar destacado entre los mejores del año para quienes lo aprecien. ¡Pero ojo!, lo ha hecho dándole una vuelta más a su propuesta y abrazando definitivamente los sonidos de los ochenta sin ningún pudor. Aquello que en “Pedal To The Metal” era equilibrio, en “Feel The Power” supone una decantación absoluta, quedando el Metalcore en no más que una reminiscencia del pasado que aparece en contadas ocasiones.

¿Esto es bueno o malo? Depende de lo que te guste. El quinteto se ha liberado de estigmas y ha optado por ir a lo que realmente ama. Vamos a intentar poner un ejemplo de la evolución. Coged el tema “Don´t Stop” de “Pedal To The Metal”. Ese comienzo melódico con los teclados y el estribillo se mezclan con estrofas de voz “moderna” Metalcore y doble bombo. Si esa canción hubiera formado parte de “Feel The Power” nada de lo último se podría oír. Actualmente, nos topamos con ejercicio efectista y efectivo de guitarras porque nada más abrir el álbum, “Deathwish” nos regala un riff que podrían haber firmado Yngwie J. Malmsteen o George Lynch (DOKKEN, LYNCH MOB) sin ningún problema y en la siguiente “Shut Up And Rock!” podemos apreciar otra cabalgada memorable, un punto más hard rockera. Y es que “Feel The Power” es un homenaje al arte del Shredding, a las guitarras estratosféricas puestas al servicio de composiciones accesibles y coros comerciales.


Lo más grande de este disco es que, cada oyente, se puede construir su propia concepción de BLESSED BY A BROKEN HEART. Si prefieres concentrarte en himnos en vez de en un instrumento concreto, cogiendo casi cualquier corte se acertará. “Love Nightmare” es lo más parecido al Metalcore dentro de un puente y estribillo típico de Modern Hard Rock semejante a los de los dioses HINDER. Por su parte, “Forever” pasaría perfectamente por uno de los miles de proyectos AOR y Melodic Rock del sello italiano Frontiers, si los participantes se hubieran tomado una sobredosis de estimulantes. “Holdin´ Back For Nothing” es el otro guiño a sus inicios pero solo por el riff cortado de las estrofas porque, en verdad, es otro guiño a los mencionados HINDER si estos hicieran Heavy Metal.

Los chavales se han vuelto tan ochenteros que hasta ponen el sonido de una moto en “Rockin´ All Night” que encajaría sin fisuras en el debut de DANGER DANGER hace un cuarto de siglo, en particular por la forma de cantar de Tony Gambino. El tema más “polémico” podría ser “I´ve Got You”, una balada que si en su momento la hubieran cogido TRIXTER o SOUTHGANG habrían entrado en la primera división del Glam Metal a nivel de ventas. Sobre unos teclados orquestales, Sean se luce en el solo, una pequeña y lejana evocación del “November Rain” de GUNS N´ ROSES. Pomposa hasta la náusea pero magnífica para quienes adoren ese tipo de canciones. “Scream It Like You Mean It” y “Skate Or Die”, otros dos cortes notables, sí mantienen un aire actual como el que ya vislumbramos en “Holdin' Back For Nothing”.

Las dos últimas composiciones son las más largas de “Feel The Power”, sobrepasando por poco los cinco minutos. “Innocent Blood” en otro disco menos adictivo destacaría sobremanera. Aquí parece ligeramente tapada pero se puede ver como un compendio de todo lo que representa BLESSED BY A BROKEN HEART en 2012 ya que es la más ecléctica de la obra. En contraposición, la final “Sleepless Nights” (¡hasta el título es herencia de los ochenta!) puede pasar desapercibida para algunos. Craso error porque para los amantes del Hard Rock melódico es una bendición, al nivel de cualquiera de los grupos clásicos y actuales que os vengan a la mente. Sensacional adiós para más de tres cuartos de hora fantásticos.


¿Qué en el disco la banda no inventa nada? Para qué nos vamos a engañar, es así. ¿Qué ha cogido todas sus influencias para plasmarlas en sus canciones? Seguramente. ¿Qué se le ha ido la mano con las “moñadas”? A lo mejor, piensan algunos. ¿Qué es una propuesta poco creíble? Eso lo dirán otros. Podríamos seguir haciendo preguntas negativas hacia el quinteto durante líneas y líneas pero la realidad es que si te atrae el tipo de música que hace esta gente, “Feel The Power” es tu disco. Luego, a lo mejor continúa tocando delante de cincuenta personas cuando vengan a Europa o den bolos en su país, y sería una pena porque las etiquetas muchas veces sirven para confundir y ubicar a un grupo en un estilo que dejó atrás hace muchos años. BLESSED BY A BROKEN HEART es, a día de hoy, una de las formaciones más frescas y con canciones más adictivas del panorama internacional. Ahora bien, si no es tu estilo, es otra historia.

 

Marco-Antonio Romero

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