Crítica de CATTLE DECAPITATION - Death Atlas

Cattle Decapitation Death Atlas

No hay, aunque parece que solo Hollywood se da cuenta, nada más épico que la extinción de la raza humana, la consumación del peor crimen posible por parte de una especie que ha acabado traicionándose a sí misma y siendo un virus que está destruyendo a su portador, el planeta Tierra. Ese apocalipsis del que CATTLE DECAPITATION sigue hablándonos en su último larga duración: "Death Atlas". No puede haber, en esencia, un concepto más épico y monstruoso. Una conexión atávica con nuestra certeza de finitud que, además, es por desgracia materia de absoluta actualidad. O debería serlo, porque aunque está a todas horas en los telediarios y en los periódicos, nadie parece inmutarse o más bien son pocos los que se inmutan lo suficiente.

Por cada visita que da a una web un "los científicos advierten...", hay unos cuantos miles para cualquier "las diez cosas que no sabías del protagonista de...". Somos esencialmente estúpidos, cobardes y mezquinos. Y por eso nos gobiernan quienes nos gobiernan y como nos gobiernan. Y hemos ido perdiendo, de las cavernas al loft en barrio residencial, el respeto al peligro como puerta hacia la supervivencia. Es difícil convencer de que esto se va a acabar, y con un final no precisamente divertido, a la misma gente que sigue cogiendo el coche hasta arriba de alcohol y drogas porque todo les pasa siempre a otros. Hasta que, claro, el otro eres tú. Y ahora, sorpresa, todos somos el otro al que alguien advirtió de que no había que ser científico para entender que sin planeta no tendríamos donde seguir insultándonos y haciéndonos daño por asuntos como la raza, la identidad sexual o las fronteras que, seguro, serán ciertamente muy trascendentales cuando llegue, como hemos dicho, el gran cataclismo.

El mismo sobre el que lleva avisando ya unos cuantos años CATTLE DECAPITATION, un grupo que no es la Greta Thunberg del Death/Grind/Prog Metal pero que está enfadado desde antes de que naciera la muchacha. Y es literal porque por entonces, 2003, CD llevaba siete años en funcionamiento y tenía en el mercado ya dos discos. "Death Atlas" es, ahora, el octavo. Y deja atrás el aviso para, siguiendo la progresión de los últimos trabajos del grupo de San Diego, coreografiar el gran final. Si hasta un anuncio de dentífrico tiene su banda sonora, como no va a tenerla el (merecido, convengamos) último estadio de la humanidad.


Soy culpable de no haber visto venir en su día el ascenso y explosión de CATTLE DECAPITATION, que pasó del Goregrind al Death/Grind y de ahí a parir un sonido totalmente propio y ciertamente instrumental en la evolución del Metal Extremo moderno. Sus discos fueron virando de lo intrascendente a lo interesante en una progresión lenta, una cocción de receta de abuela (vegana en este caso, claro) que llevó los temas de las críticas a la industria cárnica y el consumismo obsceno a, literalmente, el fin de la humanidad a manos de... la humanidad. Y la música a una subversión expansiva que convirtió a "Monolith Of Inhumanity" (2012) en uno de los mejores discos de la última década. Sin que yo (ni muchos otros, creo) lo hubiéramos visto venir, insisto. Un trabajo descomunal que transformó al grupo y abrió lo que podría ser una trilogía que cerraría (si es que es el caso) "Death Atlas" tras el abrasivo y brillante (aunque menos que su predecesor, bastante menos) "The Anthropocene Extinction".

Para muchos esa filosofía verde y de rotunda consciencia ambiental invita a pensar en cantautores blanditos y world music. Pero después de cada botella de plástico arrojada al mar, de cada hectárea quemada de bosque y de cada emisión de CO2 está el final de todo cuanto conocemos, al menos tal y como lo conocemos. Y en la tierra de esa angustia soberbia que hace al hombre minúsculo agarra de maravilla la raíz retorcida del Metal Extremo. Y ningún grupo se maneja ahí como CATTLE DECAPITATION. La extinción es su salita de estar.


CATTLE DECAPITATION regresa con el apocalipsis y el  fin de la humanidad

Ya con un asiento incuestionable en la primera fila del Death Metal estadounidense, CATTLE DECAPITATION no decepciona con un nuevo trabajo que apela a la insignificancia del ser humano a pesar de esa tremenda percepción de sí mismo que tiene y que no le servirá de nada cuando todo arda definitivamente ante sus ojos. La portada, la muerte ejerciendo de Atlas con un mundo chamuscado sobre sus hombros, es una metáfora de que el universo siempre encuentra la forma de purgar sus males. Y su principal mal ahora, sonreíd a la cámara, somos nosotros. La última evolución de una sociedad imbécil desde hace siglos. El sonido trabajado por Dave Otero (ALLEGAEON, CEPHALIC CARNAGE...) es brillante: expansivo, limpio y moderno pero crispado y agresivo. Como tiene que ser. Y la música evita sorpresas y alarga lo que fueron los dos últimos discos del grupo, con un hincapié mayor que nunca en la esencia Progresiva, la teatralidad que conecta música y mensaje, unas melodías que preceden al viaje al abismo y un Death Metal cada vez más accesible y en el que el Grind ya es un simple recurso.

Este es un disco que no asume riesgos y que se recrea en una fórmula cuya eficacia quedó probada en el extraordinario "Monolith Of Inhumanity". Que multiplica y casi abusa, advierto, de ese tan particular registro casi pero no del todo limpio del cantante Travis Ryan, que corresponde con su interpretación más variada y emocional en terrenos que CATTLE DECAPITATION ya pisa sin rubor y que están bien... pero hasta cierto punto. Personalmente este disco me parece excelente pero no querría ver a este grupo, y su apasionante individualidad, derivar hacia algo cada vez más cercano a lo que sucedería si Devin Townsend grabara un disco de Death Melódico.

Pero, por ahora, el resultado sigue siendo fascinante. El paso del aviso y la petición de auxilio a la rendición ante el fin inevitable queda expresado en piezas ambientales con voces que narran el advenimiento del apocalipsis climático y en unas composiciones que mezclan más elementos que nunca sin romper la fórmula básica y sin dejar de ser, al mismo tiempo, especialmente accesibles. Diría que eso tiene mérito. CATTLE DECAPITATION estrena dos miembros y juraría que se echa realmente de menos las líneas de bajo de Derek Engemann aunque su sustituto sea nada menos que un aquí muy comedido Olivier Pinard (CRYPTOPSY, NEURAXIS).

Esto, que nadie me malinterprete, sigue siendo Metal Extremo abrasivo, lleno de pasajes furibundos que se instalan en la frontera del Death y el Grind, grooves masivos y aplastantes y violencia martirizante. Pero si se suman unas atmósferas cada vez más trascendentes con unas melodías fantásticas y esas variaciones vocales con estribillos cada vez más limpios (aunque también ominosos), se obtiene un disco tremendo, adictivo y brutal... pero mucho más fácil que asimilar que sus predecesores. Y, si se compara con "Monolith Of Inhumanity", peor.


"Death Atlas", un gran trabajo con un resultado muy contundente y a la altura

Pero es que esa comparación es especialmente dura. En sí mismo, este es un grandísimo trabajo, rematado por los más de nueve minutos de tema título que suponen la pieza más épica, progresiva y seguramente ambiciosa que ha grabado CATTLE DECAPITATION. Un asombroso viaje con sabor postapocalíptico que va de la brutalidad más radical a una melancolía casi doomie entre pasajes desesperados y atmósferas sobrecogedoras. En cierto modo, la excelente última década del grupo conduce precisamente ahí, a esa composición que cierra un disco agitado antes por trayectos penetrantes, pulidos, sumamente inteligentes y, sí (otra vez), más accesibles que nunca: "The Geocide", "Vulturous", "One Day Closer To The End Of The World", "Absolute Destitute", "Time's Cruel Courtain"....

El nivel medio es brillante, excelente, a la altura del peso específico que tiene ya un grupo que aligera aquí su receta mientras recarga su fórmula, un resultado contundente (55 minutos de disco) y en cierto modo bizarro pero, al mismo tiempo, de digestión sencilla y con la precisión de un láser. En definitiva, "Death Atlas" es una maravilla absolutamente recomendable, ideal para públicos de sensibilidad variada dentro del espectro extremo (y más allá, a partir de ahora) y que solo palidece si se compara con lo mejor que ha parido CATTLE DECAPITATION en los últimos años. Veremos hacia dónde va el grupo a partir de ahora... y si el universo nos deja verlo mientras ultima una purga que tiene en este disco una perfecta banda sonora: "There's no fear for tomorrow, when there's no trust for today; There's no ever after, de-bts have to be paid...".


Discográfica: Metal Blade Records

Más información sobre la banda en su página de Facebook.

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