Crítica de ANAAL NATHRAKH - The Whole of the Law

Durante una tarde gris y lluviosa inmerso en una gran ciudad, ves en una esquina un bar con una cuidada fachada que te recuerda al óleo de “Dante y Virgilio En El Infierno" de William Bouguereau. Te llama la atención. Decides entrar. Te guías por tus instintos más primitivos. Estás deseoso de encontrar algo nuevo, algo que satisfaga ese feroz apetito, y te decides por entrar en el mundo de ANAAL NATHRAKH.

Al entrar, “The Nameless Dread” te da la bienvenida y un escalofrío te recorre el cuerpo, sientes que el aire se vuelve espeso y te deja desorientado. A los segundos ya sabes que no hay marcha atrás. Es un todo o nada. Tomas algo de aire y te sientas cuando los acordes infernales de “Depravity Favours the Bold” retumban en tu cabeza. La cadencia te golpea de un lado a otro ayudado de esa chirriante voz. En la mesa ves el menú, lees que “The Whole Of The Law” es una especialidad que te va a dejar sin aliento. Pides que te sirvan poco a poco cuando en ese momento “Hold Your Children Close and Pray for Oblivion” aparece frente a ti. El caos se apodera de tu cuerpo, toma el control de tu mente. Te cuesta respirar.

Gracias a la relativa pausa que trae consigo “We will Fucking Kill You” con respecto a las anteriores muestras de “The Whole Of The Law”, te permites el lujo de disfrutar de las lúgubres vistas. Te dejas llevar. Ya vas aceptando que no hay un retorno al principio. Por eso cuando traen ante ti “So We can Die Happy” lo recibes con cierta intranquilidad. Sabes que te espera otra ración de destrucción desmedida.


Cierras los ojos, “In Fagrante Delicto” te anima a continuar recorriendo los groseros pasajes de “The Whole Of The Law”. Un tufo de maldad entra por alguna rendija de tu cerebro. Te está conquistando. “And you Will Beg for Our Secrets” recupera del fondo de tu conciencia el estado más primigenio de tu ser. Lo amolda, lo reconstruye, te deja un buen sabor. Pides más, sabes que lo necesitas. Al poco tiempo “Extravaganza” entra en tu terreno. Notas como se diluye dentro de ti de forma oscilante, crujiendo tus dientes cautivos de un placer atroz.

On Being a Slave” te ha secuestrado del todo. Ya estás convencido que este es el sustento nutricional que necesitas, que estás viviendo una experiencia peculiar, única. Estás salivando por el siguiente manjar. “The Great Spectator” te azota, te revuelve las tripas como una licuadora. Esa maldad que habías sentido anteriormente ya la percibes como algo incorporado en tu esencia.  Necesitas que la anarquía fluya por tus venas. Es por eso que cuando llega el final y te entregan en tu mesa “Of Horror, and the Black Shawls”, el salvajismo lánguido de está última remesa se va poco a poco disolviendo mientras las notas se deslizan por tu garganta.


En el postre dos pequeños detalles, dos pinceladas de que “The Whole Of The Law” no es un tugurio cualquiera. Pequeñas pero grandes interpretaciones de otros sobresalientes del mundillo como “Powerslave” de IRON MAIDEN y “Man at C&A” de THE SPECIALS te dejan con ganas de volver a repetir, sentarte y dejarte llevar por su genialidad. Has comprendido que ANAAL NATHRAKH ya no es terreno ignoto y la degustación ha sido atrayente. El trabajo, la consistencia y el esfuerzo ha merecido la pena, por ello no dudas en volver a “The Whole Of The Law” que te ha dejado un gran sabor de boca.

Nacho Martín

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí