Crítica de CLAWED FOREHEAD - My Domain

La primera vez que escuché este disco mi reacción fue: ¿pero por qué a mí? No era un pero por qué a mí dramático, arrodillado y golpeando con los puños apretados la tierra de mis ancestros mientras cae el sol, a lo Scarlett O'Hara. Era simplemente una mueca entre fascinada y horrorizada: sorprendida. Por qué extraño cúmulo de circunstancias acabo escuchando y teniendo que opinar sobre un disco así. Que los he escuchado peores y desde luego menos interesantes. Pero que está lejísimos del espectro que manejo, incluso contando con que la propia evolución del Metal como hecho cultural me ha llevado a profundizar en cosas que ni hubiera soñado cuando era un chaval y el Metal era Metal y mucho ojo con salirte de ahí. Por entonces teníamos que convocar una asamblea para decidir qué pensábamos del “Chaos A.D.” de SEPULTURA y todavía creíamos que el álbum negro era el primer disco malo de METALLICA mientras empezábamos a atisbar la realidad: había sido el último bueno. Buenos tiempos. Cogíamos cualquier tren para ir a cualquier sitio y ver cualquier concierto. Y montábamos grupos. Y soñábamos mucho. Y bebíamos más. Buenos tiempos.

Entonces el Metal era Metal y ahora el Metal es muchas cosas, hace tiempo que más o menos todos captamos el mensaje, pero no debería dejar de ser Metal, aunque sea de refilón. Y lo que hace CLAWED FOREHEAD no es Metal o más bien es Metal sin Metal. Concretamente, Folk Metal sin Metal. Y no es que lo rechace de entrada por ello, como creen algunos de los que presumen de odiar las etiquetas y expandir su mente de forma cósmica (ciertamente pesados, en muchos casos), es que a uno le gusta lo que le gusta y coincide con que tiene ciertos nombres cuyo apellidos siempre acaban siendo Metal. Dicho esto, vamos allá.

Este es un grupo checo pero con miembros también procedentes de Irán y Eslovaquia. O más bien era, porque ya han separado y han emprendido nuevas aventuras musicales. Porque al menos este “My Domain” es desde luego una aventura musical. Algo así como Folk Metal sin apenas peso de los instrumentos tradicionales, de ahí que apenas tenga nada de Metal, y con el acento en chelos, violines y esos instrumentos tradicionalistas que a los que sabemos muy poco nos suenan casi siempre a derivados de la flauta. Las canciones emanan sonidos orientales y eslavos, por el background musical de los intérpretes, pero también nórdicos y celtas. Y sí: hay ecos de Folk Metal, de Post Metal y Post Rock, hasta de Avantgarde y sonidos más extremos. Está la idea, un concepto abstracto expresado en la práctica con otra técnica: otros instrumentos.


Y el resultado está bien. Más allá de algunos momentos de Folk más festivo y tabernero, predomina la única veta del género de la que disfruto al menos un poco: la de melodías evocadoras y melancólicas, atmósferas íntimas y voz femenina y agridulce, entre lo angelical y lo quebradizo. Esa música que te hace pensar en pájaros cantando en arroyos pero también en ese tipo de dolor que ni siquiera sabes que está ahí, pero está. El dolor de las cosas que perdemos que son las que verdaderamente amamos. En su faceta más evocadora, este disco es atractivo, completado además por unas excursiones instrumentales llenas de recovecos, algunos verdaderamente sugerentes y complejos. “Sounds Of Silence” o “My Domain” podrían ser el esqueleto Folk de piezas de Metal Sinfónico del mismo modo que “Harrowing” tiene en su corazón el caos inherente al Metal Extremo… pero, insisto, sin Metal Extremo. Curiosamente, la canción de intención más claramente rockera, “Falcon”, no está ni mucho entre las mejores del disco.

Así que el 5 es en este caso un empate técnico, combate nulo. “My Domain” debería gustar a los aficionados al Folk, básicamente, o a los que tengan mucha tolerancia a la reducción drástica del octanaje metálico en la música. No es una cuestión de prejuicios sino de gustos. En mi caso este disco tiene tres o cuatro canciones que realmente me cautivan pero se me hace aburrido en escucha completa y después de haberle dado tres o cuatro repasos. No es para mí ni seguramente será para muchos lectores de esta web pero es bueno. O eso parece desde un punto de vista como el mío, casi ajeno.

Juanma Rubio

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