Crítica de HIGHLORD - Hic Sunt Leones

Hace 15 años que no sabía nada de HIGHLORD, y me hubiera gustado seguir así. Cuando a principios de siglo tuvimos aquella ingente avalancha de grupos de Power Metal italianos, HIGHLORD tuvo un pequeño hueco en mi fonoteca con su segundo disco “When The Aurora Falls…”, que sin ser ninguna maravilla llegó a gustarme moderadamente y sonaba con cierta frecuencia en mis eternas peregrinaciones por Madrid usando el transporte público.

Ahora me pasan este “Hic Sunt Leones” (una expresión latina usada para terrenos inexplorados o potencialmente peligrosos) y el buen recuerdo que tenía de la banda ha sido demolido violentamente.

Empezamos por un sonido lamentable, no sé si culpa de la promo que ha mandado Massacre Records que suena a mp3 de 128 Kbps o a una verdadera cochambre de producción, en el que destacan los platillos cimbreantes y taladrantes, los ecos imposibles y unos teclados que naufragan y no consiguen nunca anclarse realmente al resto de instrumentos. Continuamos con unas composiciones aburridas y con poquísimo gancho donde sólo un par de temas pueden ser rescatables, siendo ardua tarea el mantener la atención durante todo el minutaje del CD. Y finalmente acabamos con unas voces y líneas vocales que, sin ser malas en el apartado técnico, pueden llegar a resultar cargantes y son desde luego bastante monótonas, mucho más cuando invitas a Linnéa Vikström (hija de Thomas Vikström) y resulta que tu cantante masculino tiene casi el mismo tono de voz que ella.


El disco arranca con la intro “Time For a Change” prosigue con el single “One World At A Time” donde están la mencionada Linnéa y unas voces guturales que no vienen a cuento, y ya discurre casi sin variación hasta el final por una sucesión de temas planos que en ningún momento han conseguido engancharme. Podemos salvar de la quema “Let There Be Fire” con un aire más clásico y cierta garra, a lo que contribuye sin duda la aportación de Apollo Papathanasio(SPIRITUAL BEGGARS, ex FIREWIND) o la llamativa, por lo diferente del riff principal, “I’ve Chosen My Poison”. Sin embargo habría que añadir gasolina para que ardieran más rápido a la insufrible balada “Feathers To A Bird”, que no puede ser más genérica e insulsa, y al machacón despropósito que es “Warmight”.

Poco más que decir. “Hic Sunt Leones” es un disco pobre que además arrastra la pesada losa de un sonido muy mejorable. Apto sólo para fans recalcitrantes de la banda.

R. Casparez

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