Crítica de SPIRITUAL BEGGARS - Sunrise To Sundown

Hace tiempo que SPIRITUAL BEGGARS dejo de ser un proyecto paralelo. Aunque Michael Amott centre sus esfuerzos en ARCH ENEMY y la música de SPIRITUAL BEGGARS le sirva como vehículo de esparcimiento de sus tendencias más clásicas, siendo sólo él y el batería Ludwig Witt los miembros originales (aunque Per Wiberg y sus impagables teclados también lleve lo suyo con ellos), disco a disco y sobre todo desde que el papel de vocalista lo ha asumido Apollo Papathanasio en los últimos tres trabajos, SPIRITUAL BEGGARS ha crecido y “Sunrise To Sundown” no deja de ser una prueba de ello, de una banda que no es nada original pero que ya es reconocible precisamente por eso mismo, por su falta de originalidad.

Aún recuerdo cuando los vi de teloneros de IRON MAIDEN junto a ENTOMBED y flipé. 16 años después lo sigo haciendo con cada nuevo disco y eso que para mi gusto el mejor vocalista que tuvieron, JB Christoffersson, ya no está con ellos. No obstante, aunque Apollo tenga un tono mucho más Heavy y menos personal, también han ganado en rango tonal y para la música de SPIRITUAL BEGGARS le viene de perlas cuando quieren sonar a los RAINBOW más jebilones. Y es que si había sido una clara referencia hasta ahora, en “Sunrise To Sundown” hay cortes que podrían haber sido firmados por RAINBOW o DEEP PURPLE, a la cabeza “Diamond Under Pressure”, con esos teclados y ritmos contenidos o la más Hard n´Heavy “What Doesn’t Kill You”. Esta falta de personalidad es al mismo tiempo la seña de identidad de SPIRITUAL BEGGARS recuperadores de un sonido y un espíritu no digo olvidado, pero sí muy tamizado en las producciones modernas. Aquí todo da sensación de directo y las cabalgadas y melodías nos trasladan a los setenta. El toque Stoner está prácticamente perdido en favor de algo mucho más orgánico y clásico.

Ya pasó en “Return To Zero”, pero sobre todo en “Earth Blues”: cuando Amott compone y toca en SPIRITUAL BEGGARS se transforma en un Ritchie Blackmore de la vida, si por ahí tienes a un Per Wiberg que hace lo propio con Jon Lord para qué quieres más. Aún así las estructuras de los temas y ciertos riffs se alejan un poco de esa línea y se tornan más en un Hard clásico (salvo por los teclados). Como es el caso de “Still Hunter” o “Dark Light Child” (no en vano junto a “Hard Road” uno de los singles, siendo ambos los temas más hardrockeros), que son los cortes en donde uno se da cuenta de que Apollo aporta mucho a SPIRITUAL BEGGARS, con una tonalidad más ochentera y melódica cuando debe adoptarla. No hay grandes estribillos ni coros memorables, pero su voz dota de vida a unos cortes que sino se quedarían en meramente guitarreros-rítmicos. Todo ello ayudado por una producción natural y nada saturante, muy del estilo de Dan Swanö aunque no la haya hecho él.


Incluso cortes más calmados donde la sombra de Dio aflora y el ritmo se ralentiza en una mezcla entre BLACK SABBATH y RAINBOW, como “No Man’s Land” o el cierre de “Southern Star”, donde la tonalidad de las guitarras baja la escala y se acerca al sonido fuzz del Stoner, con abundantes dosis de psicodelia y unos teclados muy jazzy por parte de Per Wiberg (y un amago a KING CRIMSON al final), siguen dando sensación de inmediatez. Precisamente le vigor de este disco es su naturalidad y su fluidez, como si de un clásico setentero y psicodélico se tratara los cortes se suceden sin darnos cuenta, dejando partes memorables en nuestra cabeza y otras más secundarias pero igual de disfrutables. El espíritu olvidado en las producciones antiguas es recuperado por Amott en particular y SPIRITUAL BEGGARS en general.

“Sunrise To Sundown” es un disco que va de la luz a la sombra, efectivamente, pero pasando por un viaje de grandes temas y pasajes que se quedan a la primera. En los tres últimos discos SPIRITUAL BEGGARS ha sabido ofrecer lo mejor de su propuesta y este trabajo parece el asentamiento definitivo de la actual formación. Una máquina del tiempo en tres cuartos de hora.

Raúl Ureña Salgado

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