Crítica de DEVILDRIVER - Trust No One

DEVILDRIVER, como todas las bandas, no está libre de sufrir altibajos. La formación liderada por Dez Fafara no seduce en este álbum como lo hizo con sus más inmediatos predecesores, "Winter Kills" y "Beast" (y ni hablar de un discazo como su "The Last Kind Words" de 2007), debido a su irregularidad.

En el corte inicial "Testimony Of Truth", destacan las ideas a las guitarras de Mike Spreitzer y Neal Tiemann, y es cierto que en todo el disco los ritmos impuestos por el batería Austin D'Mond y el bajista Diego "Ashes" Ibarra dan un empaque brutal a todo el conjunto, pero, canción por canción, falta algún elemento más incendiario, de pura orgía de cabreo habitual de la banda, no tan desatada en esta ocasión.

En ese sentido, cortes como "Bad Deeds" -con un mínimo de fuerza en el estribillo y poco más- se hacen aburridos; como por ejemplo "My Night Sky", cuyo comienzo lento y golpeador parece prometer la ansiada explosión, pero queda todo en pólvora mojada, salvándose por un final más próximo al Metal Extremo.


"This Deception" no aporta nada al conjunto, si exceptuamos algún riff atractivo y un solo entretenidillo. Más grueso y violento es "Above It All", pero sin la suficiente pegada para pasar a la historia.

"Daybreak" es harina de otro costal, muy atractivo con esas líneas de guitarras que acompañan a un mejor estribillo, un solo también llamativo y varios cambios de ritmo inspirados.


Además, seguidamente la cosa se anima muchísimo con "Trust No One", la canción que da nombre al disco merecidamente, porque es la mejor del trabajo. Pasa de un inicio misterioso a convertirse en una debacle de adicción total; atención a sus viciosas guitarras, totalmente víricas y difíciles de erradicar de la cabeza. La canción más impetuosa y divertida de esta obra.

"Feeling Ungodly" es menos gratificante que el corte anterior pero mantiene el tipo, y el más denso y pesado "Retribution", sin mayor aliciente deja paso al final "For What Is For", que inesperadamente no está nada mal y plantea una despedida con un tono decadente.

En resumen, DEVILDRIVER tiene álbumes más animados, explosivos y disparatados que este "Trust No One", que puede soportar varias escuchas pero sin maravillar. No pasará a engrosar la lista de mejores trabajos del grupo estadounidense.

Enrique Herrero

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