Crítica de DÜNEDAIN - Pandemonium

Cuatro años han pasado hasta tener otro álbum de los abulenses DÜNEDAIN en mis manos. Demasiado tiempo, seguro, pero cada mes, semana, día, hora y segundo de espera sufridos hasta la llegada de “Pandemonium” merecieron la pena.

La propuesta no ha cambiado en demasía: Power Metal y grandes melodías que dejan unos momentos de música maravillosa. No puedo si no reafirmarme en lo que he dicho en anteriores ocasiones, DÜNEDAIN está en la cima compositiva del género en España y debería tener un peso específico mucho mayor en la escena, pero ya sabemos que hay una máxima en el Heavy Metal (y en la música, cultura o vida en general) y es que la calidad nunca ha sido sinónimo de éxito.

Siempre hay injusticias y desigualdades entre el nivel de una banda y la repercusión y respuesta que acaba recibiendo a cambio. Los de Ávila, de momento, están en este conjunto de músicos de alto nivel que no reciben de vuelta el equivalente a su valor específico, y bien harían los organizadores de grandes festivales de este país meterlos en sus carteles, mejor tarde que nunca el reconocer su calidad. “Pandemonium” vale como muestra suficiente para saber que se pueden subir a esos escenarios sin complejo alguno, pero por si hiciera falta DÜNEDAIN tiene un bagaje espectacular a sus espaldas desde hace ya muchos años.


Retomando esta reseña a un nivel más elemental y dejando apartadas las amargas quejas, debo señalar que desconocía la ausencia en el álbum de un miembro tan importante como el del bajista Jacin, y eso que aconteció ya hace unos años, su marcha se produjo en 2013. El reemplazo ha sido Jesús Izko de NUDO, pero siempre se echará en falta su carismática voz, antaño compartida con al guitarrista Tony Delgado, que sigue al frente de la formación.

Lo cierto es que Tony y Jacin tenían muy buena química en directo y sus dos voces cuadraban a la perfección con el estilo de DÜNEDAIN, pero con el tiempo fueron buscando descargarse de esa tarea para centrarse principalmente en tocar su instrumento y mejorar sus prestaciones en vivo. El momento de la “liberación vocal” llegó en 2015, con la inclusión del cantante Carlos Sanz “Nano”, miembro de los desconocidos vallisoletanos MELQART. Escuchando esta grabación, parece un acierto pleno viendo su excelente nivel, grandísima voz la suya.


Siguen al pie del cañón Miguel Arias Cid “Maldito” a la batería y Mariano Sánchez como segundo guitarrista, miembros ambos desde 1996, y por lo tanto manteniéndose el núcleo duro de DÜNEDAIN junto a Tony. Entre estos tres, más Nano e Izko, se han cuadrado uno de los mejores álbumes españoles de 2016. La magia de canciones como “Tu Sueño”, “El Beso”, “Melancolía”, “Legado”, “Bola De Cristal”, “Vuela”, “Conquistar El Cielo”, “Hechizo”… es palpable, con esas letras y melodías que van de la mano y tocan la fibra más sensible de tu ser. Hasta “Eón” logra provocar ese efecto, y hablamos de una canción instrumental. Debo parar de citar temas porque, sinceramente, este trabajo no tiene nada de desperdicio y puedo recrearme en todas y cada una de las canciones, todas con un grado de inspiración extremo, un éxito de principio a fin que veremos en nuestros escenarios en los próximos meses.

La sonoridad es la que ya pudimos ver en sus anteriores trabajos, así como la producción, muy limpia y de manual para el género. Las composiciones se basan, como era de esperar, en la línea de Heavy Power Metal europeo, pegadizo y jugando con pasajes de distinta intensidad y ritmos en un equilibrio sublime. Como extra tenemos en algunas piezas pequeños arreglos Folk, dándole unos matices que enriquecen el resultado global.

De todos modos, cualquier análisis que haga sobre temas estilísticos resultaría muy pobre respecto a las sensaciones que deja este álbum en cada escucha, que priman por encima de elementos técnicos, de composición o de ejecución. Lo que realmente increíble de esta banda es su capacidad, una y otra vez, disco tras disco, para gestar música capaz de avivar los recuerdos más escondidos, las experiencias personales y sentimientos que ocultamos y nos guardamos en los abismos de nuestro alma, y aun así hacernos disfrutar. Ahí reside la grandeza de la trayectoria de DÜNEDAIN en general, y la de “Pandemonium” en particular.

Carlos Herrero

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