Crítica de GRAND MAGUS - Sword Songs

Con una regularidad y puntualidad casi británicas, la banda de JB Christoffersson, GRAND MAGUS, no ha parado de sacar discos desde que bajo los auspicios de Lee Dorrian en su sello Rise Above debutaran allá por los albores del nuevo milenio. Como casi todo en este sello eso suponía tener los mimbres en una forma muy particular de ver el Heavy, la de los herederos de BLACK SABBATH y compañía. Y efectivamente eso era el debut de GRAND MAGUS, todo teñido de una épica cuasi vikinga pagana que les convertía en la banda ideal para lanzar el puño al alto y tararear sus himnos. Desde entonces, y tras el paso por una de las mejores etapas de SPIRITUAL BEGGARS, JB ha ido a ritmo de disco cada dos años y “Sword Songs” supone ya el octavo en poco más de tres lustros. Esto sólo puede significar tres cosas: inspiración inagotable, estancamiento o agotamiento.

Lamentablemente “Sword Songs” empieza a estar entre el segundo y el tercer estado. Desde “Iron Will” que para mi gusto fue la culminación en cuanto a épica y composición, cada nuevo disco suponía un poco menos de inspiración que el anterior. En este “Sword Songs” ya estamos en el límite del aprobado alto y o se produce un cambio de actitud o esto ya no tendrá remedio. Si tuviese que resumir este nuevo disco de GRAND MAGUS (el tercero ya con Ludwig Witt, el batería de SPIRITUAL BEGGARS) serían dos o tres temas curiosos y el resto nada nuevo tirando a normalito. O lo que es lo mismo, JB y compañía han sacado su tarjeta de fichaje, la han metido en la máquina, han cumplido su horario de trabajo y han vuelto a fichar. No es por sonido, pues la producción centrada en el riff y en el poderío rítmico y potenciando las melodías épicas sigue intacta. Tampoco es la fórmula: siguen anclados en el Heavy con aires Doom heredero de BLACK SABBATH y la épica ochentera y la voz de JB sigue siendo adecuada para el estilo (no en vano siempre digo que el mejor disco de SPIRITUAL BEGGARS se facturó con este hombre tras el micro, “Demons”). Es simplemente que compositivamente hablando no hay mucho destacable.

El trabajo tiene un inicio contundente y adecuado: “Freja’s Choice” es un corte poderoso, con buenas melodías dobladas y un ritmo muy pesado, no es un tema glorioso, pero sí que gusta y te pone en alerta sobre posibles nuevas joyas. Sin embargo el siguiente corte y primer adelanto del trabajo en su momento, “Varangian”, pese a derrochar épica, desilusiona porque no deja más poso que un estribillo muy apto para el directo, repitiendo una y otra vez los mismos elementos en el resto. Mucho mejor (y aquí está el otro corte notable) es “Forged in Iron - Crowned in Steel”, un tema largo (el más extenso del disco) y muy bien construido que tiene una fuerza contenida creciente en forma de Heavy de vieja escuela y que consigue ser tarareado una y otra vez (lo que lo convertirá en esencial en directo, como se podrá comprobar junto a AMON AMARTH y TESTAMENT en noviembre. Y para de contar. Desde ese momento el disco no pasa del “está bien, pero tampoco creo que vuelva a escucharlo muchas veces”…


“Born For Battle” ya parece que es un refrito de lo anterior (estribillo de dos o tres palabras, riff sencillo que se repite y solo final melódico…), “Master Of The Land” y “Last One To Fall” intentan apretar un poquito más el puño y tras el interludio acústico (puro relleno) de “Hugr”, “Everyday There's a Battle to Fight” tira de épica total con un aire mucho más Doom que tiene su aquel aunque tampoco sea un tema brillante. Hasta aquí lo que sería el disco “normal”, es decir escasos 35 minutos de los que se saca en claro sólo un par de temas buenos. La edición limitada incluye además otros dos cortes, “In For The Kill”, insistiendo en el riff más Heavy y en el tiempo algo más veloz y una versión de DEEP PURPLE de “Stormbringer” que no está mal en boca de JB y que suena contundente, con algún que otro efecto de teclado setentero muy fiel a la versión original por ahí que no te esperas y que no está mal pese a no ser una de las influencias principales de GRAND MAGUS.

Como decía al principio, “Sword Songs” marca el límite del “otro más, no está mal” y empieza a acercarse demasiado a la mediocridad de las fábricas de churros discográficos. GRAND MAGUS debería echar el freno de mano un rato y abrir las ventanillas para oxigenarse. Lejos quedan ya sus mejores años, pero sin querer que los igualen, sí que deberían de estar más a la altura de sus propias circunstancias y no limitarse a sacar discos porque lo diga el contrato. Todavía están a tiempo.

Raúl Ureña Salgado

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