Crítica de THE HUMAN CONDITION - Pathways

Hurgando en el baúl del underground uno se encuentra cosas muy interesantes. En este caso el baúl se encontraba en Inglaterra y la tierra donde se situaba era la del Doom de formas clásicas. Rascando de ahí sale THE HUMAN CONDITION, una formación creada por retales de UNSILENCE, MISERICORDE y THE RIVER y que nace con la idea de hacer música pesada, envolvente y quejumbrosa en el sentido de la vieja escuela. Después de editar digitalmente su debut “Pathways”, la discográfica española Topillo Records se fijó en ellos y sale a la luz en formato CD este fantástico trabajo al que actualmente es difícil encontrarle rival pero que en el pasado y cuando el Reino Unido era un referente en estos sonidos, estaría como pez en el agua. Lástima que la repercusión que pueda tener sea más bien limitada.

“Pathways” nace después de una única demo editada hace un lustro. La música contenida en THE HUMAN CONDITION bebe de los sonidos de PARADISE LOST fundamentalmente, pero cuando su música se centraba en el sonido angustioso de los inicios, no los experimentos posteriores. A eso hay que añadirle la voz de Nathan Harrison, jovencísimo vocalista que tiene en las luminarias del Heavy ochentero su referencia, pero que tiene un registro que dentro de su limpieza derrocha melancolía, una voz muy personal que aporta el elemento diferenciador de THE HUMAN CONDITION. El resto lo conforma una manera de componer muy variada, siempre bajo los vericuetos tortuosos del ritmo doomie, pero con estructuras complejas y solos y rítmicas llamativas. Una música que pretende descender a la naturaleza de la condición humana como su excelente portada trata de transmitir de una manera muy críptica, envuelta en una producción que quizás es algo plana en la batería de Phil Purnell pero que sabe ahondar en el aura tristona de las guitarras y la épica contenida en cada frase.

Como partida tenemos un “The Tempest” que es un buen exponente de lo que nos encontraremos a lo largo de los 55 minutos y siete temas que componen “Pathways”. Inicio arrastrado, con un Nathan que va progresivamente aumentando su intensidad emotiva y un puente instrumental al más puro estilo BLACK SABBATH que es de lo más excitante (que me aspen si no me suena escuchar ecos de Matt Barlow ¿en la voz de Nathan?). Su continuación “The Things I Should Have Said” es aún más ralentizada pero Nathan tiene un protagonismo mayor con más dinámica vocal y líneas melódicas más marcadas, apoyando la épica general que desprende el corte. La música, tanto en estos temas como en todo el disco, atrapa por momentos, se torna envolvente y nos hace cabecear sin darnos cuenta, siendo la perfecta banda sonora para un día de lluvia y Otoño. El sonido grueso de los riffs no está excesivamente distorsionado y eso le da un mayor calado emocional y la producción deja que el bajo adquiera un protagonismo esencial. Todo ello unido a unos solos que no son excesivos pero dentro de su sencillez dicen mucho.


Rítmicamente “Pathways” siempre dentro de lo tortuoso de su devenir es muy variado. Dentro del mismo corte tenemos tempos variopintos, tanto en la estructura raíz, como en los puentes, como en ralentizaciones que no te esperas. Por seguir el orden cronológico es un ejemplo “The Gifts I Gave” o sobre todo “Chrysalis”, el tema más largo del disco que durante 10 minutos pasa por ser la más lenta del plástico, incluso progresivamente se va ralentizando más, hasta que en su parte final cambia de tercio y nos regala un momento muy “Draconian Times”, excitante como pocos. De igual modo el tema cierre del disco, “My Will Has Gone” (otra vez la sombra de Matt Barlow resuena en mi cabeza…), con un bajo distorsionado y unos riffs finales que se quedan a la primera y contrastan con el ritmo ralentizado que sirve de columna vertebral. Toda esta dinámica compositiva hace de “Pathways” un disco muy disfrutable que gana con las escuchas.

Los caminos hacia las raíces de la condición humana están contenidos en este CD. THE HUMAN CONDITION tiene los mimbres y los medios para conseguir en “Pathways” un trabajo de Doom en su sentido más clásico y envolvente, la música de la condena y la melancolía por excelencia. Una suerte que en Topillo Records hayan sabido ver ese potencial y lo hayan editado en formato físico para la posteridad, porque es difícil encontrar la pureza y al mismo tiempo la personalidad en un grupo como en este.

Raúl Ureña Salgado

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