Crítica de TRILLIUM - "Tectonic"

Tras siete años de silencio discográfico como banda, regresa TRILLIUM con "Tectonic", su segundo álbum bajo el brazo y capitaneados por la extraordinaria voz de la carismática Amanda Somerville.

Más en forma que nunca y tras una reciente maternidad de gemelos, el matrimonio del guitarrista Sander Gommans (Ex AFTER FOREVER) y Amanda Somerville regresa con fuerza al ruedo musical, tras muchos años de colaboraciones exitosas entre las que se encuentran formaciones musicales de primera fila, tales como AVANTASIA, KAMELOT, HDK, EPICA, SERENITY o el dueto musical de Somerville con Michael Kiske. No es para menos, en el caso de Amanda, tratándose de toda una profesional de la música y el canto conocida por su labor como vocal coaching.

Con todo, este nuevo disco de TRILLIUM ha sido más que esperado por los fans de la rubia vocalista, quien conociendo su posición de notoriedad en la actualidad, no ha dudado en otorgar un sutil cambio al logo de portada del disco incluyendo su nombre bajo éste, algo que en su primer álbum de 2011 "Alloy" no aparecía.

Y es que está claro que la experiencia es un grado, en este caso unos cuantos, que confieren ese plus o caché del cual sólo algunos elegidos gozan (recordemos que TRILLIUM posee – con éste- tan sólo dos discos en el mercado) y eso se nota, ya que este "Tectonic" desprende un protagonismo total y absoluto de la voz de Amanda como solista, sin apenas coros, y con un patrón sinfónico que se repite en la mayoría de estos diez temas que forman el plástico: base o arranque de piano, notas ligeras de sintetizadores, toque de instrumento de cuerda, riffs cortos y solos de guitarra magistrales al medio-final de cada corte, que envuelven la potente voz de la señora Somerville.

Ya desde el primer corte "Time to Shine" nos deja claro que su voz está hecha para brillar, en un tema de arranques algo Power Metal que enseguida deriva en poderoso estribillo con gancho y una base de sintetizadores que lo convierten en uno de los más pegadizos del álbum. Le sigue "Stand Up", donde se repite este esquema de Metal Sinfónico descrito unas líneas más arriba, aunque en este caso sí vemos una ligera aparición de coros que da algo más de empaque a la canción.

Uno de los comienzos más agresivos lo encontramos en "Full Speed Ahead". Este tema posee el registro de voz más bajo de Amanda, siendo aquí bastante obvio el hecho de gozar de una asombrosa capacidad vocal cambiante. Está llena de diversos matices, que danzan entre los tonos más graves y otros algo más agudos o sugerentes, como sucede en "Hit Me": un corte compuesto para disfrutar de su voz en todos los aspectos, y quizá uno de los más "vendibles" y con sabor a single del disco.

Pero en "Tectonic" también hay sitio para la oscuridad más sutil y la calma cristalina. Así ocurre en "Nocturna", cuyo pacífico arranque va expandiéndose como un océano bajo unas melodías que parecen acunar la canción. También sucede en el tema final del álbum, "Eternal Spring", basado en un piano que da forma a una delicada balada, en la que la voz luce como un rayo de luz sobre una ligerísima base violines con un grácil sabor a ópera.

"Tectonic" vuelve a mostrar la riqueza vocal de Amanda Somerville

Si tuviera que destacar alguna de las piezas del disco, sería sin duda "Cliché Freak Show", la única canción que posee un sonido mucho más maléfico y pícaro del disco, lo que le confiere un toque más divertido, casi de cabaret, alejándose de las melodías angelicales que se despliegan en muchos de los temas.

La cuestión es si realmente esta espera ha merecido la pena y si son temas únicamente aptos para oídos ya curtidos en la voz de Somerville. Es decir, si podría ir dirigido más allá de los fans de Amanda y los grupos en los cuales ha colaborado -véase el estilo de los mencionados en los primeros párrafos de la crítica - o si por el contrario, salir de ese circuito sería tarea difícil para este trabajo. La calidad está ahí, eso es indudable, pero la respuesta depende de vuestros oídos.

Discográfica: Frontiers