Con mucha ilusión, ALLEGRO FROM MY REQUIEM ha puesto a la venta su primer trabajo, “Chapter I”, y para presentarlo en directo eligió la céntrica sala sala We Rock, en la que convocó a un nutrido grupo de seguidores, algo muy loable ya que ese día se jugaba el derbi futbolístico madrileño.
La legión, porque casi no se puede casi considerar otra cosa, de jóvenes músicos que componen ALLEGRO ofreció por orden y sin saltarse ni las intros, todas las canciones que incluye su debut, eso sí, sazonando todo el conjunto con varias versiones incluidas a modo de sorpresa. El sonido de la We Rock que, siendo francos, no era excesivamente bueno, sobre todo en las primeras filas, afeó bastante el concierto. En cualquier caso no se puede negar que la formación madrileña le pusiera muchas ganas al asunto, como requería una puesta de largo como esta.
Así pues, y con ese sonido que emborronó su actuación, sonaron uno tras otro “Look At Me”, “Lullaby”, “Lost In Paradise”, “Requiem”, “Beyond My Destiny” y “Dark Temptation”. Lo más llamativo en estos primeros compases del concierto fue, inevitablemente, la presencia de tantos músicos sobre las tablas, nada menos que siete. Eso no hace más que proporcionar espectáculo, y aunque las dimensiones del escenario de la We Rock sean reducidas y los integrantes de la banda no puedan moverse demasiado, la sensación de ver tanta gente tocando es muy positiva ya que siempre hay donde dirigir la atención y todo se vuelve más entretenido. Además, dentro de ese estatismo que impone el constreñido espacio, los chicos de ALLEGRO no pararon quietos. Por ejemplo, Javi añadía dramatismo cantando a veces de rodillas, y el guitarrista Tony Master no dejaba de cambiar de posición mientras tocaba. Las vocalistas femeninas, Ekate y Chelo, sí estaban más paradas, pero su condición no es la de típica frontwoman de turno, faceta que, por qué no, el grupo podría tratar de explotar. Mario estaba muy escorado, aunque también tenía momentos en los que se crecía con su bajo.
Además, por si siete intérpretes no fueran suficientes, más gente se subía al escenario para colaborar, como el productor del disco José Garrido (ARWEN), brindando su voz en varios cortes, el bajista Luisma Hernández (SANTELMO) y el guitarrista Jorge Neila, por lo que en ocasiones parecía que una auténtica marabunta de músicos se abalanzaba sobre nosotros.
Una de las versiones escogidas por ALLEGRO FROM MY REQUIEM fue “Heaven’s A Lie” de LACUNA COIL, demostrando el amplio abanico de influencias de la banda. Un espectro quizá demasiado amplio, que va del Power Sinfónico al Metal Progresivo con toques góticos y neoclásicos. Lo que todavía está por ver es si la amalgama de estilos beneficia a su música o, por el contrario, resulta contraproducente. En directo parecía haber una cierta indefinición estilística, aunque si uno se acostumbra al sonido de su disco, la cosa cambia.
De aquí en adelante la banda siguió el transcurso de temas de su debut, precisamente con la canción que le da nombre y “177 Reasons To See You Smile”, para pasar a otra versión, en este caso el “From The Cradle To The Grave” de RAGE que, en mi opinión, no fue muy afortunada, especialmente en el aspecto vocal.
“Nemesis” sirvió de lucimiento para el teclista Michael C., en un corte a lo STRATOVARIUS precisamente por esos teclados muy del estilo de Jens Johansson. Los amigos del público le jalearon con los gritos, cariñosos, de “¡Caaalvo! ¡Caaalvo!”
Y de ahí hacia el final con un primer bis que cerraba con la trilogía final del disco, “Prelude To The Death”, “Crying For Eternity” y “Finalle”. En “Crying For Eternity” fuimos testigos de un emotivo momento, cuando los miembros del grupo felicitaron con un ramo de flores a la cantante Ekate, quien próximamente va a ser madre y va a tomarse una baja temporal del grupo. ¡Enhorabuena también desde Hellpress y que los decibelios no afectasen mucho al futuro bebé!
El final del concierto de ALLEGRO fue un desparrame. Tony habló sobre los orígenes del grupo, aunque desde el fondo de la sala no se escuchaba demasiado bien su speech, y la banda se despidió con otras dos festivas versiones. Por un lado, toda una sorpresa, la instrumental “Bloody Tears” que muchos fanáticos de los videojuegos recordarán como uno de los temas más laureados de las bandas sonoras de la mítica saga Castlevania, y por otro, una espectacular “Take On Me” de AHA con todos los músicos e invitados del concierto sobre el escenario en una apoteosis final, con Michael echándose el teclado a la espalda.
En definitiva, muy entretenido -y quizá un poco largo- show el que nos brindaron ALLEGRO FROM MY REQUIEM, banda que merece mejores condiciones -espacio, sonido- para actuar y que seguro que va madurando su propuesta poco a poco. Ahora es su turno para pulirse, asentarse como formación y conseguir tocar todo lo posible dentro de lo que permitan las vidas personales de sus numerosos miembros. Inventiva no les falta a los madrileños y, desde luego, su puesta en escena es satisfactoria, si bien podrían explotar una vena un poco más guerrera sin perder la elegancia que les caracteriza.
Enrique Herrero
