Crónica de ANATHEMA y ASTRA en Madrid

Todo el mundo ha tenido, en alguna ocasión, la sensación de estar viviendo algo completamente distinto al resto de la gente, es decir, disfrutar de cosas que nadie parece entender, o viceversa. Seguramente seas tú el equivocado pero las percepciones de cada uno son tan diversas que nadie es quién para juzgar la situación. En la música, y en los conciertos, lógicamente también sucede. Como cualquier representación artística, el receptor puede navegar en un cúmulo de imágenes o sonidos que le provocarán una reacción. Que coincida o no con la mayoría, es secundario pero significativo.

Esto es lo que me había pasado con ANATHEMA en un par de ocasiones. Amo a los de Liverpool. Me parecen una banda superior, en el concepto más amplio del término. Sin embargo, sus prestaciones encima de un escenario muy pocas veces me han convencido. De ahí que decidiera tomarme un descanso con sus giras y dejar de acudir al tour de trabajo previo, “We’re Here Because We’re Here”. El objetivo era cogerles con ganas e intentar que el sabor amargo de la decepción tornara en algo dulce porque, a diferencia de otros contemporáneos y pioneros del Doom Death británico, la evolución del quinteto comandado por los hermanos Cavanagh me ha mantenido enganchado, aun reconociendo que su último “Weather Systems” no es de lo más granado de su trayectoria.

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Entrar en la Joy Eslava suele ser un ejercicio de paciencia pero lo que no podía pensar (y eso que accedimos por la cola de prensa, infinitamente más corta) es que las notas de los californianos ASTRA ya estarían sonando en el interior de la sala, minutos antes de la hora convenida para el comienzo. En ningún caso debería ocurrir esto porque aquellos que disfruten de la banda telonera considerarán que les están tomando el pelo, en especial cuando la duración del concierto de los americanos fue minúscula. De acuerdo en que casi todos estaban allí por ANATHEMA pero es injusto para el grupo y para el público.

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Los americanos venían precedidos de excelentes críticas. Aunque no estaba familiarizado con su propuesta, su debut, “The Weirding”, tuvo el aplauso unánime de la prensa dedicada al Rock Progresivo. Asimismo, la continuación, “The Black Chord” ha cosechado alabanzas de distintos medios, si bien no tan exageradas debido, imagino, a que no les han pillado tan de sorpresa como cuando aparecieron estos cinco chicos de San Diego reinterpretando el sonido de los setenta, de luminarias como HAWKWIND, YES o, incluso, KING CRIMSON en los aires psicodélicos. No obstante, no lo iban a tener fácil enfrente de una audiencia no seguidora de este género porque ANATHEMA, de Progresivo no tienen demasiado, solo toques puntuales.


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En cualquier caso, resulta poco comprensible que apenas les permitan mostrar su valía en las tablas. Media hora para un grupo en el que muchas de sus canciones sobrepasan los diez minutos es poco más que un aperitivo. El sonido era bueno y, si bien aún no posee esa experiencia de banda que se come el escenario, tampoco es imprescindible en ASTRA porque sus músicos buscan crear las atmósferas necesarias para que el oyente disfrute en ese viaje en el tiempo, a cuatro décadas atrás. Es difícil, la verdad, porque “The Weirding” y “The Black Chord” son álbumes para degustar en casa, asimilarlos, penetrar en lo que te proponen y, solo después de esto, verles en directo para captar el significado.

Sin todos estos argumentos, su actuación pasó desapercibida. Ya desde la inicial “Cocoon”, el quinteto lo intentaba pero no lograba la comunión con los allí presentes, dedicados a ubicarse lo mejor posible ya que se preveía buena entrada y Joy Eslava tiene demasiados recovecos fuera de la pista que impiden una visión adecuada, máxime cuando aún no había abierto el piso superior. Entre lo poco que interpretó ASTRA, versiones acortadas de los temas que dan título a sus dos trabajos, la interesante “The River Under” y un breve corte instrumental, “Bull Torpis”, con el que se despidieron. Aplausos educados pero no vibrantes en un entorno que, reitero, no era el suyo. Habrá que escudarlos con atención porque todos los indicios apuntan a que su camino será largo y exitoso.

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En el cambio de equipo para que salieran las estrellas de la velada, ANATHEMA, el recinto se iba poblando de tal manera que si no se colgó el cartel de “no hay billetes” poco faltó porque, aun pudiendo acceder a la primera planta, no quedaba un hueco. Aunque a estas alturas no debería sorprender a nadie, no deja de ser curioso cómo ha variado el público que acude a la cita con los británicos. No me refiero a sus inicios, que es normal porque la música nada tiene que ver, sino a giras como la de “Judgement” en la que ya se habían decantado por una propuesta alejada del Doom de sus inicios. Ahora, prácticamente no se ve un metalero, si bien como los hermanos se encargan de resaltar cada vez que pueden, el gran drama de ANATHEMA es no alcanzar el estatus de banda Indie de primer nivel. Tampoco es necesario llegar a RADIOHEAD, porque hablamos de otro estadio, pero sí traspasar las fronteras de las audiencias metaleras que, en el fondo, son quienes les han dado de comer siempre. Que ahora acuda otro tipo de público es anecdótico.

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Los acordes de “A New Machine” de sus adorados PINK FLOYD anunciaban la inminente salida de los británicos que, una década después, han sufrido un cambio de formación. El peculiar teclista Les Smith, otrora Lecter cuando pasó fugazmente por CRADLE OF FILTH, ha abandonado el grupo, desconozco la razón, siendo sustituido, al menos en directo, por el portugués Daniel Cardoso, con una amplia y variada trayectoria, destacando HEAVENWOOD, SIRIUS o hasta los Grinders HOLOCAUSTO CANIBAL. Un tipo con experiencia que no tiene un papel esencial en escena pero sí llena con sus teclados ese espacio que, inevitablemente, necesitan los Cavanagh para alcanzar todos los matices con sus canciones.

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En una pequeña encuesta entre amigos y conocidos los días previos al show, me chocó comprobar cómo varios no han quedado satisfechos con “Weather Systems”. Personalmente, no me parece una de sus obras fundamentales, pero en estilo y calidad no veo tantas diferencias con “We´re Here Because We’re Here”. Lo que sí debe tener claro uno cuando acude a las giras de ANATHEMA es que el grueso de su repertorio estará centrado en las recientes entregas. Obviamente no me refiero a pensar que pueda caer algo de “Serenades” o “The Silent Enigma” sino a asumir que las referencias a “Alternative 4”, por ejemplo, serán puntuales. De ahí que resultara elección lógica comenzar la descarga con las dos partes “Untouchable”.

Con un sonido notable y un juego de luces intimista pero absolutamente insuficiente para que los fotógrafos pudieran realizar su labor plena, la primera impresión que me dio es comprobar cómo ha calado “Weather Systems” entre los seguidores actuales de ANATHEMA. En seis meses, sus fans conocen bastante bien cada letra, cada pasaje, y quizá por la renovación de público de la que hablábamos antes, no se nota diferencia en la recepción de estos cortes con relación a los teóricos clásicos. Tras el previsible inicio, el concierto se estructuró por segmentos correspondiendo, tras “Intouchable Part 1”, “Part 2”, el turno a “We’re Here Because We’re Here”, con la fantástica “Thin Air” donde Lee Douglas cobra protagonismo y es que cada vez que la hermana del batería John sale, destaca. Ella permanece en un lado del escenario pero su voz impregna de belleza toda la sala.

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Con todo, no me gustaría olvidarme de algo que considero esencial para el salto de calidad de ANATHEMA en directo: Vinny Cavanagh. Recuerdo cómo iba muchísimas veces fuera de tono y nunca era capaz de alcanzar, ni de lejos, la emotividad que sí se reflejaba en estudio. Supongo que un descontrol escénico y la influencia del alcohol pesaban en sus prestaciones. Pues bien, Vincent hizo una actuación soberbia y, por fin, me logró trasmitir lo mismo que cuando escucho los discos en casa. Así, es una gozada escuchar “Dreaming Light” o “Everything” que, de otra forma, serían insulsas y no obtendrían el seguimiento que tuvieron.

La primera parada en su glorioso pasado llegaba con las referencias a “Judgement”. Conozco a los de Liverpool desde que empezaron pero, en mi opinión, ese álbum es especial, una obra maestra de inicio a fin. “Deep” no puede faltar en ninguna de sus actuaciones y así lo demuestra el público coreando las estrofas y el estribillo. La sorpresa nos la dieron al recuperar dos cortes no habituales, algo que Vinny se encargó de apuntar, como “Emotional Winter” y “Wings Of Hope”, un placer deleitarse con esas composiciones sobresalientes. Aquí es donde se nota el relevo estilístico porque no fueron tan bien recibidas por los asistentes como cabría prever por su condición de alicientes.

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En esta distribución que ANATHEMA hizo de su repertorio, entramos en otra fase en que se concentró en presentar “Weather Systems”, mezclando con canciones de su predecesor. Para aquellos que nos gustan estos discos pero no nos vuelven locos quizá fueran los momentos más arduos, si bien para la gran mayoría resultaron igual de placenteros que el resto. “A Simple Mistake”, por ejemplo, me resulta un tanto insulto, todo lo contrario que la dupla “The Lightning Song” - “The Storm Before The Calm”, en especial esta última que en estudio pasa un tanto desapercibida pero con clímax en directo realmente apreciable. Pienso que, en general, los temas de “Weather Systems” ganaron esa noche con respecto a lo que había oído en el CD. Incluso siendo muchos de ellos intimistas, si se saben adaptar al contexto, sobresalen.

Una vez concluida “Universal”, nos adentramos en el último segmento, el del adiós, concentrado en “A Natural Disaster”. Así, Vinny se subió a su habitual teclado con lo que todos sabíamos que llegaba el momento de “Closer” y sus voces distorsionadas, otra de las referencias imprescindibles en sus conciertos. Mencionar, en este punto, cómo Danny ha ido perdiendo protagonismo vocal con el paso de los años. Precisamente, el tour de este disco, la labor era bastante compartido, con mayor presencia de Vincent pero su hermano cantaba algunos cortes, hecho que ahora no sucede, aportando únicamente coros. Y ya que estábamos en este trabajo, el retorno de Lee Douglas al escenario presagiaba que estábamos ante “su” canción, ese que hace suya y en la que se come a Vinny, “A Natural Disaster”. Como siempre, impresionante, tanto como “Flying”, últimamente elegida para cerrar sus descargas y que es un monumento a la elegancia y clase cortesía de los de Liverpool.

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Después de una hora y cuarenta y cinco minutos, la comunión entre ANATHEMA y sus seguidores era un hecho. Siempre habrá algún inconformista pero el concierto, objetivamente, era intachable. Otra cosa es que, personalmente, hubiera escogido otro set list, tirando más de temas antiguos, pero ese es mi problema porque el sexteto estuvo impecable en ejecución y feeling. No obstante, aún quedaban los bises en donde nos tenían reservada alguna sorpresa. Retornaron entre vítores con “Internal Landscapes”, tal vez demasiado introspectiva para volver a escena. Quizá en medio del show hubiera quedado mejor que en esta posición que debería estar reservada a canciones como “Empty”, si bien este noche, como normalmente, sonó un poco fuera de tempo. No suele caer “Empty” en todas las actuaciones de esta gira, como tampoco el guiño a METALLICA con la primera mitad de “Orion”, la instrumental de “Master Of Puppets”. Ya nos habíamos librado de “Comfortably Numb” pero tuvieron que hacer otra versión, aunque fuera un trozo. Superflua pero no cambia la sensación positiva global.

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Tanto fue así que Vincent comentó que la magia de esta velada no se repetía todos los días por lo que iban a tocar un tema que solo en fechas muy selectas del tour estaban interpretando: la maravillosa “One Last Goodbye”. Creo que se equivocan porque esa composición es tan memorable que debería ser fija en el repertorio, pero fue un punto más para que la gente recuerde este concierto de ANATHEMA como especial, sobre todo para una chica de las primeras filas que se puso a llorar como una Magdalena y, al concluir el tema, Danny se le acercó para darle un abrazo en un bonito gesto. La conclusión llegó con otra de esas increíbles y emotivas canciones marca de la casa, “Fragile Dreams”, aunque nunca entenderé por qué no empiezan con su introducción “Shroud Of False”. Me parecen indisociables. Sea como fuera, tras dos horas y diez minutos se despidieron con una ovación clamorosa, compartiendo sonrisas y agradecimientos. El haber estado “descansando” de ANATHEMA en directo durante un tiempo me hizo apreciar en su justa medida lo que sucedió en la Joy Eslava. Una gran actuación.

 

Crónica: Marco-Antonio Romero
Fotos: David Ortego

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