Cita ineludible para cualquier seguidor de la música progresiva la que tuvo lugar recién estrenado el mes de marzo con la visita a la capital de Neal Morse y su espectacular banda. Sólo con eso ya hubiera sido motivo más que suficiente para acercarse a la céntrica sala, más conocida como discoteca que como sala de conciertos pero, tal y como anda el patio, no queda más remedio que ubicar conciertos en sitios que normalmente son discotecas puras y duras. En fin…
Como decía, sólo por ver a Neal Morse ya merecía la pena asistir al concierto pero, además, en su banda se anunciaba a bombo y platillo que contaría con la presencia del ex baterista de DREAM THEATER, Mike Portnoy, con todo lo que esto significa. Y no quedaba ahí todo porque como invitados de lujo estaban los suecos THE FLOWER KINGS, que volvían a visitarnos por segunda vez en poco más de seis meses, por lo que los seguidores de la superbanda TRANSATLANTIC también estaban de enhorabuena ya que se prometía un bis especial basado en temas de este titánico proyecto aprovechando que se contaban con tres cuartos de la formación que lo compone. Con estos mimbres es difícil que no salga una buena cesta.
Con algo de antelación sobre la hora prevista de apertura llegué a la sala y mi sorpresa fue mayúscula al ver una inmensa cola de personas que daba la vuelta a la manzana. Está claro que la expectación de la gira era alta y estoy seguro que ninguno de los presentes salió decepcionado con lo que estos once músicos que pasaron por el escenario ofrecieron. También me sorprendió lo bien que sonó la But, sitio que jamás había pisado hasta entonces, y lo adecuada que me pareció para eventos de más aforo que Arena, por ejemplo. Los mayores “peros” fueron lo bajo que está el escenario y las columnas de los laterales, pero ya sabemos que la perfección en Madrid, en lo que a salas de conciertos se refiere, no existe.
Con el grueso del público ya dentro y con algo de antelación sobre el horario previsto salió la banda liderada por Roine Stolt con nada más y nada menos que “Numbers”, corte que también abre su último disco hasta la fecha, y que volvió a presentar ante el público madrileño. Nada mejor que arrancar con un tema de más de veinticinco minutos en el que desarrollan todo su poderío, tanto vocal como instrumental, estos cinco músicos para dejar claro de qué iba a ir la velada.
Al igual que sucedió cuando vinieron de cabezas de cartel el septiembre pasado, cada músico permaneció bastante estático en su posición si exceptuamos a Hasse Fröberg, que fue sin duda el más dinámico del combo sueco. Esta vez las pintas no eran monos naranja pero desde luego, eran igual de “imposibles” que de costumbre.
Por si no habíamos tenido suficiente con la duración del primer tema, “The Truth Will Set You Free” nos volvió a sumergir en el universo de THE FLOWER KINGS durante media hora en la que, como supondréis, hubo de todo. Partes lentas, jazzísticas, otras más movidas, algunas más evocadoras pero todas ellas muy vibrantes y que mantuvieron la atención del público (o de gran parte de él porque de todo habría) durante la media hora que duró.
Por fin escuchamos la voz de Stolt que nos dirigió unas breves palabras para continuar su repertorio con la emotiva “Rising The Imperial”, que cerró la escueta presentación de “Banks Of Eden”, para finalizar su concierto con dos de los mejores temas que poseen y que, como no podía ser de otro modo, fueron los más celebrados por sus seguidores. “Last Minute On Earth” con la voz solista a cargo de Hasse, que estuvo magistral y, poniendo el broche de oro a sus casi 80 minutos aproximadamente de actuación, la excelsa “In The Eyes Of THe World” de su magnífico “Stardust We Are”.
Aunque los ojos se fijan casi siempre en Roine y Hasse no quisiera dejar pasar la oportunidad de resaltar la brillantez de sus compañeros con un Tomas Bodin con aires “hippiescos” sensacional a los teclados y una base rítmica de lujo compuesta por Jonas Reingold, que también hacía coros si era menester, y un totalmente asentado en el grupo Felix Lehrmann tras los parches. Lo dicho, gran concierto que supo a poco pero debían dejar paso al headliner de la noche.
Llegó la hora de presenciar la descarga del californiano convertido al cristianismo y su banda, entre la que destacaba, como comentaba anteriormente, la presencia del que fuera fundador de DREAM THEATER, Mike Portnoy. Esto, indudablemente, era un gran aliciente para todos pero la verdad es que me resultó curioso cómo se anunciaba su presencia casi al mismo nivel que la del propio Neal. Supongo que se trató de una maniobra publicitaria para atraer a indecisos y, desde luego, dio su fruto porque había muchos seguidores del controvertido baterista en la sala que, incluso, portaban pancartas.
Sea como fuere, Neal Morse dio, bajo mi punto de vista, uno de los más entretenidos y brillantes conciertos de Rock Progresivo que he visto. Desde que salió saludando bajo los acordes de “Momentum” hasta que se despidió junto al resto de compañeros de gira con “Stranger In Your Soul” todo fue como la seda (exceptuando un pequeño problema técnico que produjo un acople en el tramo final) y se vio a un gran músico entregado a la causa de hacernos pasar un rato inolvidable con su voz, con su teclado, con la guitarra... Y en mi caso, así fue.
La primera parte del show se centró en descargar algunos de los temas de su último trabajo discográfico y una selección de temas de algunos de sus discos en solitario, aunque obvió muchos de ellos y recaló en “The Question Mark” dejando una pincelada de “One” a través de “Author Of Confusion”.
Con un juego de luces espectacular y un sonido prácticamente perfecto ya sólo faltaba que la labor de los músicos fuera impecable. Y así fue como todos esperábamos. La sobriedad y eficacia de su inseparable compañero Randy George al bajo, que se mantuvo en un segundo plano, chocaba con el continuo afán de protagonismo de la otra parte de la base rítmica. Si, de Mike Portnoy. No voy a decir que me sobraba su presencia, ni mucho menos, pero resultaba demasiado pesado en su continuo afán por llamar la atención, aunque es cierto aportaba cierta vistosidad a la actuación con su concepto de showman continuo, aunque fuera tras su kit que, en esta ocasión, era algo menos mastodóntico. Además Neal es un tipo inteligente y le dio esa dosis de protagonismo que su ego necesita, así que todos contentos.
Del resto de músicos que le acompañan pues qué decir, todos son unas máquinas, sin excepción. Desde el guitarra solista Adson Sodré que bordó todos y cada uno de los solos hasta los poli instrumentistas Eric Gillette, que se encargó con solvencia de coros, guitarra y teclados, y el veterano Bill Hubauer, que hizo lo propio con el teclado, el saxo, el violín y los coros. Y lo cierto es que lo hicieron de maravilla, y no sólo instrumentalmente sino también vocalmente, como quedó reflejado en la parte de “Author Of Confussion” donde cantaron a capella todos ellos junto a Neal. Espectacular.
La parte central del concierto la dedicó a interpretar la “Question Mark Suite” que comenzó con la parte inicial de la brutal “The Temple Of The Living God”, en la que dejó que el público le acompañara cantando el estribillo, seguida por “Another World” y la segunda parte de “Sweet Elation” y de la balada “12”, con unos coros alucinantes. La gente estaba completamente entregada y se veía que el grupo lo pasaba en grande, cosa fundamental para poder transmitir esa energía a los que no estamos en el escenario. Remataron la faena, antes de encarar la parte final, con la enigmática “Entrance”, dejando unas caras de felicidad dignas de ver.
El honor de cerrar esta primera parte del concierto de Neal correspondió a dos temas de “Momentum”, que para eso lo venían a presentar. El primero, la celebradísima “Thoughts Part 5” donde el compendio de voces de todos sonó espléndido y dio voz al conjunto más variado de ritmos de la velada, mientras que el punto y seguido lo pondría la larguísima “World Without End” tal y como lo hace en “Momentum”, abandonando tras de ella el escenario unos instantes. Inmejorable final.
Pero ahí no iba a quedar la cosa porque faltaba la guinda del pastel. Volvió a escena Neal Morse acompañado únicamente por su piano y la guitarra de Roine Stolt para interpretar el prometido repertorio de TRANSATLANTIC que comenzó a modo de dueto con la preciosa balada “Bridge Across Forever”. Tras ella aparecieron, poco a poco, el resto de músicos. Primero Portnoy y Jonas Reingold se sumaron a la fiesta interpretando “All Of The Above” junto a la banda de Neal para continuar la fiesta con temas de “The Whirlwind”. El primero de ellos, y dado que se trataba de un set reducido, fue la segunda mitad de “Overture”, que enlazaron con “A Man Can Feel” y “Rose Colored Glass” como representantes de dicho álbum.
Para el final se dejaron una soberbia interpretación de “Stranger In Your Soul” en la que participaron el resto de músicos que faltaban por salir a escena, hasta completarse ambas formaciones sobre las tablas. Demasiado virtuosismo junto se escuchaba a mí alrededor. La gente aplaudió a rabiar al terminar mientras ellos saludaban, Portnoy regalaba baquetas y todos mostraban una sonrisa de oreja a oreja tras unas tres horas y media de música en la que hubo de todo pero eso sí, bajo el denominador común de la calidad y el buen hacer.
No sé si este año viviremos algún concierto parecido pero el millar de almas que presenciamos el concierto seguro que no lo olvidaremos. Neal, misión cumplida.
David Ortego
