Crónica de THE BLACK DAHLIA MURDER y BENIGHTED en Madrid

Promotor: Madness Live! Prods.

Aunque este invierno madrileño esté siendo tan descafeinado y hayamos tenido días de primavera adelantada, lo cierto es que este jueves 28 de enero era un día desapacible de lluvia meona y frío incómodo. Puede que eso echara para atrás a algunos asistentes que dejaran hasta última hora el comprar entrada, pero poco antes de abrir las puertas de la Sala Caracol no habría ni cincuenta personas esperando. Teniendo en cuenta que THE BLACK DAHLIA MURDER es un grupo de larga trayectoria, aunque no hacía mucho tiempo de su última visita y que BENIGHTED se estrenaban en la capital con este concierto, era extraño ver una entrada tan paupérrima. ¿Será que THE BLACK DAHLIA MURDER pese a ser pionero de un género en EE.UU, ha perdido el tren que otros compatriotas lanzan a toda máquina y cuelgan “sold outs” allá donde van? Incluso el público allí presente era bastante heterogéneo, no tan joven como por ejemplo en PERIPHERY. En cualquier caso estaba seguro que THE BLACK DAHLIA MURDER no se dejaría amilanar por la asistencia (que al final fue un poco más de media sala o casi dos terceras partes) y así fue.

THIRTEEN BLED PROMISES

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La noche empezaba con sorpresa para algunos. Hacía pocos días los franceses GOROD que eran los invitados para las fechas españolas de la gira, se caían del cartel por una lesión en la mano de su guitarrista Nicolas. La promotora tuvo que improvisar unos teloneros en Madrid y Barcelona y decidió tirar del listado de bandas de la compañía Blood Fire Death, siendo los sustitutos STAINED BLOOD en Barcelona y THIRTEEN BLED PROMISES en Madrid, que no hacía mucho ya habían sido parte del Madrid Mosh Party de este año. A priori la música de la banda madrileña con dos álbumes completos a sus espaldas, siendo el último el reciente “The Black Legend” era bastante diferente a GOROD. Bebiendo de fuentes como CRYPTOPSY, BEYOND CREATION o FALLUJAH, junto con DEVOURMENT y compañía por esas partes Slam tan pesadas y los propios WORMED madrileños por la temática “alien” de las letras, el grupo prometía arrasar. Y desde el principio lo hicieron en la media hora que estuvieron en el escenario, vendiendo bastante merch antes y después de su actuación.

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Escuchando previamente sus dos trabajos, “Heliopause Fleets” y “The Black Legend”, la evolución sonora es evidente: además de mejor producción, THIRTEEN BLED PROMISES ha añadido una atmósfera mucho más oscura a sus temas, unas transiciones mejor conseguidas y menos partes Slam así porque sí.


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El setlist se centró en el último trabajo y desde el principio su vocalista Turri demostró el vozarrón que se gasta, aunque las guitarras estaban un pelín bajas restando “brillo” a la oscuridad de sus melodías, si bien fue mejorando con el tiempo. Abrieron con la intro pregrabada de su último trabajo, “The Irrevocable Judgment Of The Inner World” y en seguida descargaron la brutal “Species Landfill”, con gran parte del público asistente (que aún no era todo el presente después) dándolo todo en los pogos y bastantes amigos y conocidos de la banda entre ellos. Brutal igualmente y ahora mucho mejor en las guitarras fue “Biblephagy Slender Phytobezoars”, presentada por Turri como el tema del bebé alienígena que es el protagonista del video realizado al efecto por la banda. Es curiosa esta temática, porque mezcla los tópicos típicos de las bandas Brutal Death, con descripciones de viajes a otras dimensiones, abducciones… menos críptico que WORMED, pero en la misma línea y además confiesan que parte de la temática se basa en experiencias propias de Turri. Habrá que preguntarle sobre ello en un futuro.

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La banda desde el principio se notó muy enchufada (aunque la iluminación constante y el humo que ocultaba la escenografía de BENIGHTED les perjudicara en el aspecto visual) y sabedores de la buena oportunidad de estar compartiendo escena con lo que vendría después, y todos ellos (con especial mención al pequeño gran hombre que es Johny detrás de los parches) dieron lo mejor de sí mismos, hasta el punto de que con tanto movimiento a lo Frank Mullen de SUFFOCATION, Turri dejó sin sonido su micro en medio de “A Fully Stabbed Face”, aunque reaccionó pronto cogiendo el del guitarrista. Para finalizar tocaron la extensa y muy conseguida “The Day After Roswell”, donde la oscuridad estuvo más presente y una referencia a su primer trabajo, haciendo un juego de palabras con la frase de los Expediente X de “la verdad está ahí fuera” (“The Truth Is Out Here” se titula el corte), dejando al público con ganas de más (y a mi también). Hay que tenerles muy en cuenta en el futuro.


BENIGHTED

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La velada había comenzado con 15 minutos de retraso sobre lo previsto y así se mantuvo el resto del concierto, no obstante el cambio de escenario para ver a BENIGHTED fue bastante rápido, teniendo en cuenta que aunque el telón de fondo ya lo tenía listo, tenía que cambiar la batería y probar sonido. Además, BENIGHTED era la primera vez que venía a Madrid pese a su larga trayectoria y se notó desde el principio que quiso agradar.

 

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Sin GOROD, se convertían en los únicos franceses de la noche y aunque ya tienen un buen puñado de discos se dedicaron a desgranar sus obras más recientes, “Carnivore Sublime” y el mejor para mi gusto “Asylum Cave”, con una única referencia a “Icon”, el trabajo en el que su estilo actual, con esa mezcla entre Grind y Death que bebe directamente de ABORTED, aunque con más extremismo vocal, terminó por madurarse, alejándose de sus inicios más oscuros. Como apertura, pasadas las 9 de la noche, decidieron usar dos cortes de “Carnivore Sublime”, “Collection Of Dead Portraits” y la magnífica “Experience Your Flesh”, a cuyo videoclip Julien Truchan hizo referencia “acunando” a un falso niño y que gozó de un juego de luces nervioso y muy efectivo.

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Precisamente llamaba la atención el propio Truchan, que junto al bajista Pierre Arnoux, de reciente incorporación, fueron los más motivados del concierto. Truchan salió descalzo al escenario, moviéndose de un lado a otro, también imitando los típicos gestos de Frank Mullen de SUFFOCATION y soltando adrenalina en cada tema golpeándose la rodilla, la cabeza, haciendo headbanging o incitando al público a hacer pogos. Haciéndole caso, el público, con comodidad por la asistencia media, no paró de hacer pogos en toda la noche, e incluso tímidamente stage diving, aunque con peligro de estamparse contra el suelo claro… Por su parte Arnoux parecía que se había tragado el espíritu de Steve Harris de IRON MAIDEN, utilizando el bajo como extensión de su cuerpo, mástil al aire apuntando al público. 

 

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En cuanto al sonido, BENIGHTED partió de donde THIRTEEN BLED PROMISES lo dejó, es decir, sonido claro, con más volumen y la voz de Truchan portentosa, aunque al final de la velada, con tanta energía desprendida, ya empezaba a ser algo deficiente en el tono más agresivo. Una de las más disfrutables fue la primera referencia a “Asylum Cave”, “Let The Blood Spill Between My Broken Teeth”, así como “Carnivore Sublime”, con ese bajo saturante que se vio deslucido por el interludio pregrabado donde la banda solicitó la colaboración del público con palmas.

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La única referencia al pasado vino con “Fritzl” de “Icon”, de nuevo incitando al movimiento del público que no tardó en responder a los ritmos pegadizos del corte, al igual que en la brutal “Defiled Purity” y sobre todo “Swallow”, que recuerda a BROKEN HOPE en las partes más Death.

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Para el final enlazaron dos temas más, la propia “Asylum Cave” con introducción radiofónica incluida y “Jekyll” de “Carnivore Sublime”, que no solía entrar en los set-lists de otros conciertos de la gira, pero que aquí en Madrid decidieron incluir por haber ido a piñón todo el rato (algo más de 40 minutos) y para dejar con ganas de más al personal, que la verdad salió muy satisfecho con los franceses, que para mí estuvieron a la altura de THE BLACK DAHLIA MURDER o incluso por encima en cuanto a entrega y energía. Esperemos que no sea la última vez que vengan.

THE BLACK DAHLIA MURDER

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Llegaba el momento para los cabezas de la noche y la sala parecía que se había llenado un poco más, o al menos la gente se había venido hacia delante. No hacía mucho que se había pasado por Madrid, en la gira de su anterior trabajo “Everblack”, hace menos de dos años, pero THE BLACK DAHLIA MURDER tiene bagaje de conciertos energéticos a sus espaldas y cualquier aficionado al Death Metal melódico “a la americana” debería siempre tenerlos en cuenta. ¿Por qué digo esto? Porque THE BLACK DAHLIA MURDER son los AT THE GATES de EE.UU. El “Slaughter Of The Soul” siempre ha sido su mayor referente (así como lo que después haría THE HAUNTED), y aunque disco a disco ha ido evolucionando y perfeccionando su sonido, la base es la misma que la de los cientos de grupos de Metalcore que no han bebido de las fuentes originales y reproducen este sonido. El por qué esos otros grupos (y sus evoluciones posteriores) son capaces de llenar salas más grandes y THE BLACK DAHLIA MURDER se ha quedado en el underground es un misterio. El propio público heterogéneo (y no como en esos otros grupos, predominantemente casi adolescente) demuestra que es preferible ser cola de león que cabeza de ratón…

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Dejando a un lado reivindicaciones, el cambio de escena debería haber sido a priori rápido, pues toda la escenografía estaba lista y solo tenían que ecualizar. Y aunque no fue un visto y no visto, tampoco nos tuvieron mucho tiempo, si bien no recuperaron el retraso inicial, comenzando a las diez y cuarto de la noche. No pasaba nada porque THE BLACK DAHLIA MURDER tocó todo lo que vino a tocar y durante 70 minutos no se tomaron ni un respiro. Esto genera dos situaciones, igual que con los discos de THE BLACK DAHLIA MURDER: o te gustan o no te gustan. Es de Perogrullo, lo sé, pero su estilo es tan definido y sus señas de identidad tan constantes, que si no te gustan de inicio, no te gustarán al final, e igual al contrario. Por eso esta banda puede que haya perdido el tren de la fama, pero también el público allí congregado lo dio todo a lo largo de toda la noche.

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Nada más abrirse el telón llamaba la atención la escena: el logo gigantesco y dos paneles con detalles de la portada de “Abysmal”, el reciente trabajo del grupo, mostrando escenas de empalamientos en lo más profundo del infierno, daban impresión. El grupo salió sin contemplaciones, tras la intro sinfónica que abre “Receipt”, el primer tema de “Abysmal” y elegido como escaparate del disco.

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Desde la última vez que vi a THE BLACK DAHLIA MURDER que ya hace un tiempo, se han producido cambios en la formación y también en la fisonomía de sus dos miembros eternos, Brian Eschbach como guitarra rítmica, ahora con pelo más corto y menos hiperactivo y Trevor Strnad, también menos activo, pero en su caso con pelo largo y barba más poblada, lo que hace que haya perdido parte de ese aire de friki de los cómics que tenía antes. En cuanto al resto de miembros, no estaba Ryan Knight y en su lugar salió el jovencísimo Brandon Ellis de ARSIS, que casi parece un niño (o niña con el pelo largo) y que se encargó a la perfección de todos los solos y melodías, y por otro lado teníamos a la rítmica de “Everblack” ya integrada, Max Lavelle, el más tapado, en el bajo y Alan Cassidy, que debe tener energía por un tubo para hacer lo que hace detrás de los parches.

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Ya “Receipt” hizo que todo el mundo se viniese arriba, pero si enlazas un corte tan speedico con un clásico como “What A Horrible Night To Have A Curse” de “Nocturnal” (que junto a “Miasma” son los discos más celebrados del grupo), consigues que toda la mitad delantera de Caracol fuera un pogo constante. El sonido era mucho más alto que en el resto de grupos, pero bien ecualizado (quizás algo excesiva la batería, haciendo que se perdiera algo de la melodía) y sus músicos salieron con ganas de darlo todo, en especial Trevor, que no paró de jalear a todo dios y tuvo un gesto muy bonito saliendo a escena con el merchandising de las otras bandas puesto (unos pantalones cortos de BENIGHTED y una camiseta de THIRTEEN BLED PROMISES). Solo él llena todo el escenario, dicho de forma literal también, pues cuando se quitó la camiseta y dejó ver sus virtudes físicas sin complejos, mostrando ese tatuaje de “Heart Burn” en los michelines, me recordó a Gerre de TANKARD.

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Sin descanso siguieron con una referencia a “Ritual”, con “On Stirring Seas Of Salted Blood”, más pesada y groovie y que arrancó al público a corear el final, volviendo a “Abysmal” con “Threat Level No3” y “Vlad, Son Of the Dragon”, dedicada por Trevor al famoso emperador “empalador” y que es puro AT THE GATES, como también lo es “Moonlight Equilibrium” de “Ritual” y “Elder Misanthropy”, primera referencia a su primer disco “Unhallowed” (que ya tiene 13 años de vida), todas ellas haciendo gala de melodías y riffs entrecortados a lo Gotemburgo. El juego de luces era también espectacular. Cada vez que cambiaban de disco el telón que contenía el logo del grupo se teñía del color predominante en la portada de dicho disco, unas veces azul oscuro, otras veces claro, otras veces verde, otras anaranjado, etc…

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Obviamente el trabajo más reiterado fue “Abysmal”, cuyo tema título fue el siguiente en caer (momento en que Trevor se quitó la camiseta), pero a partir de ese momento ya sólo se centrarían en el pasado, dando casi todo el peso a “Nocturnal” y “Miasma”, con algún infiltrado de “Everblack” (la coreable por su estribillo tan facilón “Raped In Hatred By Vines Of Thorn”) y “Deflorate”.

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Fueron los minutos más disfrutables para este que suscribe y el respetable que no se cansaba de moverse con cada corte, empezando por “Funeral Thirst”, apertura de “Unhallowed”, siguiendo con “Everything Went Black” de “Nocturnal” y “A Vulgar Picture”, “I’m Charming”, “Miasma” (donde la sala se vino abajo) y “Statutory Ape”, donde Trevor pidió hacer “el mono” como él hace siempre que toca este tema.

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A lo largo de todo el concierto Trevor no se cansó de jaelar y de agradecer la presencia del público, haciendo corazones con las manos, dirigiendo “el coro” o pidiendo a toda la sala que se metiera en el pogo. Se nota que el grupo sabe qué discos son los más populares entre el público y con esta traca casi final se metieron a todos en el bolsillo. Y digo casi, porque aún faltaba otra referencia a “Nocturnal”, “Deathmask Divine” y sobre todo “I Will Return”, la única referencia a “Deflorate”, que probablemente sea su tema más extenso y que utilizan para cerrar por el buen efecto que deja su parte final tan hímnica.

Cuando un grupo lo da todo ante 1.000 personas, 500 o 200 personas (y estoy seguro que con menos), es de agradecer. THE BLACK DAHLIA MURDER se divierte con lo que hace y eso se nota en su música y en la forma de afrontar sus conciertos. Si no te convencen en estudio, a lo mejor en directo te enganchan, pero desde luego te dejarán exhausto por empatía. Un gran concierto para los que fuimos, y los que no, ellos se lo perdieron.

 

Crónica: Raúl Ureña

Fotos: Laura Ruiz

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