Crítica de DARK TRANQUILLITY - Atoma

Vuelven la decadencia y las sensaciones nebulosas de manos de DARK TRANQUILLITY y su nuevo opus, “Atoma”. En el disco, quizá más “gótico” y atmosférico que sus inmediatos predecesores, la melancolía sirve como contrapeso a la cólera inherente al grupo de Death Metal Melódico.

“Atoma” es un disco al que cuesta hincar el diente, aunque a poco que lo mastiquemos pacientemente sacaremos deliciosos bocados. Prueba de ello es el inicial “Encircled”, pegadizo en su estribillo acompañado de guitarras. A destacar también los fríos sonidos sintetizados de Martin Brändström, omnipresentes durante todo el trabajo. También brilla “Atoma”, un tema que podría haber encajado sin problemas en “Damage Done”, introducido por el carismático frontman Mikael Stanne. Por cierto, el cantante alterna en la mayoría de cortes su voz clara con su registro agresivo.


Pero si hay un corte que maravilla desde el primer instante, ese es “Forward Momentum”. Delicadísimo y misterioso, con un riff que cede el paso al teclado como elemento conductor de la melodía. Cuenta además con un fondo rítmico poderoso, salpicado por un breve solo de Niklas Sundin. Muchos y buenos ingredientes.

En “Neutrality” la pesadumbre inicial se aparta como una cortina para sacar la vena más rabiosa de DARK TRANQUILLITY. Por otra parte, la pausada “Force Of Hand”, de las más prescindibles, corta el ritmo persiguiendo una mayor atmósfera. Sigue ese camino, aunque con mayor intensidad, “Faithless By Default”, pero luego la banda asesta una nueva y necesaria estocada con una briosa “The Pitiless”. En “Our Proof Of Life”, la gélida electrónica se funde con una guitarra más cálida, sin brillar demasiado. Pasa lo contrario con la dinámica “Clearing Skies”, canción vibrante que, por el empuje de sus riffs y a pesar de no salir de la pesadumbre tan típica del grupo, arroja un sentimiento más positivo.

Encaramos el final con un tema de arranque puramente de Death Metal Melódico como el enérgico “When The World Screams”. Le siguen un desesperado “Merciless Fate”, con una electrónica pegadiza, y “Caves And Embers”, un punto y final tristón.


Por otra parte, las pistas extra del disco, “The Absolute” y “Time Out Of Place” -más espectacular en su lobreguez-, nos enseñan el lado más intimista de los suecos. Canciones ambientales y alejadas del Metal que no aportan mucho al conjunto. No obstante, nos dan otro punto de vista sobre su música y resultan amenas dentro de su tono apacible. Incluso con un buen riff podrían haber entrado perfectamente en el tracklisting normal.

En resumen, “Atoma”, posiblemente con un punto más relajado de lo habitual, es una obra que hay que digerir lentamente. Hay que dar espacio a las escuchas para exprimir mejor su amargo jugo y las ácidas canciones individuales que atesora. Pese a reformular sobre conceptos recientes, es otro sólido álbum a tener en cuenta en la extensa discografía de DARK TRANQUILLITY.

 

Enrique Herrero

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