THE DEVIN TOWNSEND PROJECT - Ghost

Empecemos por lo obvio. Ni el más recalcitrante de sus detractores podrá negar que Devin Townsend es un genio. Desde que Steve Vai nos lo descubriera al mundo (y él se presentara con STRAPPIN YOUNG LAD), durante los tres últimos lustros ha sido de los artistas más prolíficos dentro del mundo del Metal y, en general, una amplia mayoría de sus ediciones (sean en bandas establecidas, álbumes ocasionales o producciones) han sido loadas por la prensa elevándole a un estatus que, actualmente, sólo gente como Mikael Akerfeldt de OPETH o Steven Wilson de PORCUPINE TREE poseen. A diferencia de estos, Townsend es un tipo con aún más inquietudes y que no puede permanecer unos meses sin grabar algo. Lo último en salir de su cerebro es este DEVIN TOWNSEND PROJECT, una tetralogía que tuvo su inicio con “Ki” y “Addicted”, y que ahora completa lanzado, paralelamente, “Deconstruction” y “Ghost”.

Estos dos discos representan el ying y el yang del proyecto. Son propuestas antitéticas, una desprovista que cualquier halo progresivo y presentándose como minimalista, música en esencia; la otra adoptando toda la magnificencia y pomposidad del músico, además de un importante componente de agresividad. No son comparables con sus predecesores porque si bien “Ki” era bastante tranquilo, por momentos Townsend aceleraba las composiciones y les dotaba de un aire metalero. Por su parte, “Addicted” es de las cosas más accesibles (entiéndase el término) que ha sacado Devin en toda su carrera. Con inestimables colaboraciones como la de la gran Anneke Van Giersbergen (ex THE GATHERING), da igual que los temas sean cañeros o poppies, los estribillos están destinados a que el oyente quede atrapado con facilidad. “Ghost” y “Deconstruction” nada tienen que ver.


Sé que esto puede acarrearme muchas críticas pero aquí estamos para comentar lo que pensamos sobre aquello de lo que nos toca hablar. Por lo tanto, mi opinión, resumida, es que me da exactamente igual que Devin Townsend sea un dios, un hombre infalible y todo lo que queráis. Si para justificar lo que ha hecho en “Ghost” tenemos que recurrir a cosas como “es que no se puede apreciar sin escuchar el resto de la tetralogía”, “tú eres un cerrado, hay que ser aperturista en la música”, “nos demuestra su genialidad en otro estilo radicalmente distinto y solo los elegidos podrán apreciarlo”, etc., mala historia. ¡Excusas! Si el 99% de las bandas de Metal se marcaran un “Ghost”, ya estarían tardando en salir en Youtube las reflexiones del Hitler de “El hundimiento” al respecto, a imagen y semejanza de lo que ocurrió con el bochorno de MORBID ANGEL que, de manera brillante, destripaba en su blog mi compañero Juanma Rubio.

“Ghost” es un viaje etéreo por el mundo del New Age experimental. ¿Cuántos metaleros siguen este estilo? Errr… pues a mí no me disgusta. Por hablar de nombres comunes, me he desplazado fuera de mi ciudad para ver a la gran LORENNA MCKENNITT, he alucinado con DEAD CAN DANCE en Madrid y en mi colección de discos, ENYA ocupa un lugar, si no privilegiado, sí recurrente. Pues bien, “Ghost” no le llega ni a la suela del zapato a ninguno de los artistas mencionados. Para mí, es un trabajo sin chispa y no me vale lo comentado de que no se entiende sin el resto o, en particular, sin “Deconstruction”. Para oír a las ranas croar, me voy a la charca que hay junto al pueblo de mi padre. Para colmo, Devin Townsend no se conforma con “regalarnos” unas cuantas canciones sino que las alarga hasta la extenuación, nada más que setenta minutos que se hacen tediosos hasta para el más fanático seguidor de su héroe.

Del conjunto de la obra, por destacar algo, me quedo con la innecesariamente extensa pero interesante “Texada”, con una notable labor de flauta cortesía de Kat Epple que se asemeja a una búsqueda en un camino solitario para llegar a un lugar mejor o “Heart Baby”, con una acústica muy bonita acompañada de teclados ensoñadores y coros influidos (para bien) por discos como “The Memory Of Trees” de ENYA. En el plano contrario, Townsend naufraga en la inicial y Folkie “Fly”, intentando crear un ambiente en basa a la repetición de frases, sin conseguirlo. Ni tan siquiera las voces femeninas, con presencia constante, de Katrina (una amiga de Devin que sustituye a Anneke) aportan diversidad al álbum.


No obstante, lo de “Fly” es menor si lo comparamos con otras proezas como la alabada “Feather”. Tras un inicio prometedor, de lo mejorcito de “Ghost”, Devin desvaría y se pierde durante once minutos en un viaje a ninguna parte que algunos lo llamarán New Age y yo lo llamo contrato de patrocinio con Butterfly Pillow. Por otro lado, el tema título es la joya de la corona. Por aquí sí que no paso. En otras composiciones podría reconocer que “es mi problema” pero la canción “Ghost” es infumable, un pastiche Pop envuelto en supuestas atmósferas impostadas que deja a COLDPLAY como cracks absolutos de la escena (nótese el modo irónico). “Blackberry” sigue esta línea pero, al menos, no es tan sonrojante.

El resto de “Ghost”, sobre todo su parte final, es más introspectivo, siendo significativo comprobar cómo pasan “Moonsoon”, “Seams” o “Infinite Ocean” mientras te dedicas a hacer otras actividades porque escuchar el disco en exclusividad es sinónimo de antídoto con el insomnio. Completa la entrega “As You Were” que es un compendio de todo lo que oímos la hora anterior. Empieza bien pero cuando entran las gaviotas definitivamente tiro la toalla. La prueba del algodón es que mientras lo escuchaba en la aplicación Itunes ha terminado “Ghost” y lo siguiente que había, tras DEVIN TOWNSEND PROJECT, era “All Will Be Revealed” una mediocridad de DIAMOND HEAD. Me supo a gloria bendita. Está todo dicho. Para quien “entienda” este disco, enhorabuena. Yo no me considero tan avanzado para comprender lo que Townsend ha querido mostrar. Definitivamente, en la escala evolutiva, Devin va dos o tres pasos delante de mí como ser humano. Me quedé en neandertal y mis discos de MANILLA ROAD.

 

Marco-Antonio Romero

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