ETHERSENS - Your Wandering Ghost

Tras un largo paréntesis de más de cinco años y diversos cambios en su formación, los avantgarde metaleros ETHERSENS vuelven a la palestra con su Metal oscuro, atmosférico, intenso y desgarrado. No es este un plato para todos los gustos, vaya por delante, pero es justo decir que en lo que hacen dan sobradas muestras de solvencia y convicción.

Y es que hay que creer mucho en tu música para abrir “Your Wandering Ghost”, su nuevo disco, con un tema como “Two For One Mind”, un corte siniestro, largo, lento, semi-acústico y minimalista que a más de uno le puede llevar o a saltar de tema o, directamente, quitar el disco del reproductor. Pero merece la pena esperar hasta casi cuatro minutos para que estalle la tempestad sonora desatada a golpe de guitarra abrasiva, batería desbocada y voces profundas y bien entonadas.Es entonces cuando comprobamos que estos franceses de Toulouse tienen bastante que ofrecer en este su segundo disco, fruto de la madurez y la lucha de un grupo que cree en sí mismo y en la música que practica.


El disco continúa con “Same Goodbye”, un angustioso corte donde la batería suena distante, fría y cortante y las guitarras se minimizan hasta lo anecdótico, desgranando acordes de distorsión rota y la voz de Laurent Mora, el nuevo fichaje de la banda, entona letras que hablan de desamor, frustración y tristeza.

Mucho más vigor muestra el grupo en el arranque de “This Is Where You and I Part Ways”, aunque enseguida vuelven a relajar su ritmo y a arroparse de sonidos hipnóticos de guitarras semi-acústicas y efectos de ecos distantes. Pero una vez más vuelven al tono inicial y pisan el pedal acelerando y endureciendo la canción con grandes acordes y ritmos acelerados. Eso sí, siguiendo la moda de los grupos del género, no oiréis ningún solo de guitarra ni nada que se le parezca. No es que sea obligatorio, pero creo que renunciar a uno de los momentos cumbre de toda canción de Metal que se precie es algo que hace ya tiempo que dejó de estar de moda.

El tono dramático y oscuro de “Livin´ Memory” vuelve a llenarnos de una inquietud que se acentúa con el ritmo sincopado de la batería de Stéphane Nestiri, un músico talentoso que llena de inspiración los amplios huecos que dejan sus compañeros entre acorde y acorde. Igualmente inquietante y lúgubre es “Mourning Light”, un corte largo y opresivo que empieza a agotar la paciencia de aquellos que buscamos algo de variedad en los discos. Insisto en que nadie niega la calidad de lo que hacen, pero el esquema de arranque pausado, pasaje acelerado y abrupto, vuelta al pasaje lento del comienzo y final abrupto y atropellado acaba resultando algo predecible y cansino.


El comienzo brutal de “Reflect” enseguida se ve frenado por esos arpegios de guitarras distorsionadas y, una vez más, explota en una orgía de timbales, platos y doble bombo desenfrenado. Está claro que uno de los baluartes del grupo es este gran batería que es Stéphane Nestiri. Tal vez sea en “Waking Disaster” donde mejor podamos apreciar la gran pegada y las habilidades de Nestiri para arremeter con el doble bombo con tanta soltura como con los timbales en redobles siempre destacados. Conviene escuchar con atención los múltiples efectos que adornan los temas porque no hay un segundo en el que no tengamos una guitarra acústica desgranando bellos arpegios de fondo o un arreglo de guitarra distorsionada en bucle incrementando la tensión dramática y cimentando la explosión de rabia contenida que caracteriza los temas de este grupo.

Nada es lo que parece y cuando crees que el tema se desboca de manera salvaje, se vuelve a remansar para, a renglón seguido, volver a explotar. Todo dramatismo y épica en tono gris oscuro; casi negro. En “To Live is To Forget”, el grupo continúa con esa peculiar distorsión herrumbrosa con que adornan su sonido de guitarras y con un tenebrismo inquietante en el que se combinan voces claras con otras más guturales aunque siempre bien entonadas.

Como decía estamos ante el segundo trabajo de una banda que se ha lanzado por la peligrosa senda de ser diferente, difícil y fijarse en el lado poco amable de la vida. Su convicción y calidad les pueden ser de mucha ayuda, pero reconozco que no son plato del gusto de muchos. O al menos no del mío.

 

Carlos Fernández

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