EVIL IMPULSE - Who’s Gonna Kill Who?

EVIL IMPULSE es una banda manchega que, con su primer larga duración, “Who’s Gonna Kill Who”, ofrece una propuesta más novedosa de lo que a priori pudiera parecer. Musicalmente hablando, el quinteto de Ciudad Real colorea sus composiciones con una amplia gama de influencias, pero es principalmente la eficiente ejecución de Antonio, con su explosiva voz, lo que posibilita que nos topemos con un compacto fresco y por momentos original o que, al menos, escapa de la faceta más cotidiana de este tipo de bandas.

El cantante de marras posee una voz rotunda, cavernosa, propia de una garganta que mastica Groove sucio y aceitoso y escupe una bola de ruido correoso en el que quedan al descubierto pequeños grumos de Southern Metal y de Thrash/Death de corte moderno. Digamos que ese tipo de voz, oronda y tosca, que hasta me resulta un cruce entre la de Johan Hegg, de AMON AMARTH, y la de Dez Fafara, de DEVILDRIVER, es la que más presencia tiene en el compacto, aunque también encontramos algunas melodías “suavizadas” en las que el tipo deja aparcados momentáneamente los guturales. Entrecomillo el término porque quien estuviese esperando aquí que empezase a hablar de las típicas melodías edulcoradas de géneros como el Metalcore se equivoca. Más bien nos topamos con un estilo nasal y rudo al más puro estilo Zack Wylde e incluso Phil Anselmo en discos como “Far Beyond Driven” que no desfigura los temas ni los merma de fuerza y mala uva, algo muy importante para los que crean, como en ocasiones me sucede a mí, que esas combinaciones vocales acaban siendo poco fructíferas en la mayoría de los casos y deslucen los temas de las formaciones que pretenden sonar cafres a la par que mansas.

Pues bien, ese podría ser, desde mi punto de vista, una de las claves del exitoso resultado del plástico que tengo entre mis manos. Una clave, claro, pero no la única. “Who’s Gonna Kill Who?”, cuya enrojecida portada haciendo un guiño al clásico de Tobe Hooper “La Matanza De Texas”, refleja muy bien el contenido del disco, posee un sonido que no solo resulta convincente por su calidad, muy internacional y añadiría que americano, sino porque lejos de haber querido buscar un acabado superproducido, con las típicas baterías artificiales y mecánicas y ese resultado que algunos oyentes (no todos) consideran tan perfecto, se han zambullido en un sonido capaz de bombardearte los oídos sin dejar de resultar mugriento, enajenado y embarrado, algo fundamental para cualquier grupo que aúne Groove, Thrash/Death y Southern Metal y quiera salir victorioso de su envite.


Debido a esta olla exprés repleta de condimentos en ebullición, el disco presenta un menú variado en lo que a temas se refiere. “Who’s Gonna Kill Who?”, aunque entra sigiloso, enseguida arrampla con todo como una bocanada de tralla inmisericorde con cierto aroma al Metal cañero gastado durante la década de los noventa y dotado de algunos pasajes panteriles a mitad de tema.

Por su parte, “Fragments” es una canción atiborrada de Groove incendiario, dotada de un ritmo percusivo frenético y de uno de los mejores estribillos del disco. Contundente, encolerizado y muy pero que muy pegadizo. A su vez, “Evilized” se adhiere al Metal extremo en su arranque, pero los guturales y el acelerador pisado a fondo rápidamente se entremezclan con el Metal americano de bandas como BLACK LABEL SOCIETY. Y, por ejemplo, “With The Knives… Between The Teeth”, debido a ese riffeado entrecortado y a las melodías de voz, me recuerda más al Thrash/Death noventero de los norteamericanos TESTAMENT en discos como “Low” o “The Gathering”. Finalmente, “War (Divine Punishment)” es como un rebozado a caballo entre la brutalidad de DEVILDRIVER y el Groove sureño algo menos afilado y belicoso de LAMB OF GOD.


“Who’s Gonna Kill Who” está cerca de ser un disco aplastante. La corpulencia de los temas, creados con cierto sentido de la experimentación al fusionar muchos elementos comentados anteriormente, pero siempre con direccionalidad y con el foco bien ajustado para no perder la visión del lugar al que se quiere llegar, sumada a una buena producción y a una llamativa portada, hacen de este un plástico adictivo, de esos que se pueden escuchar una y otra vez siempre que te gusten las bandas citadas en líneas anteriores y que te vayan este tipo de sonidos. Muy buen y recomendable trabajo.

Jorge Osoro

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