GOATWHORE - Constricting Rage Of The Merciless

En año de nuevos discos de CROWBAR y EYEHATEGOD, este último brillante, el trono del Metal en Nueva Orleans sigue perteneciendo a GOATWHORE. O eso me parece a mí, que siento devoción por este grupo desde sus inicios en un underground al que llegaron con aire de proyecto para acabar estableciéndose como una de las bandas más trabajadoras de la escena. Después de casi una década en Metal Blade y con la sensación de que no hay día en el que no esté tocando en algún rincón del mundo, creo que no es gratuito afirmar que GOATWHORE ha sudado cada una de las palabras de elogio que escucha y cada una de los discos y entradas que vende. Y sí, además es el grupo de Sammy Duet, ex ACID BATH, y Ben Falgoust, ex SOILENT GREEN.

Acabo de entrevistar al batería, Zack Simmons, y le he dicho que a mí GOATWHORE me suena a un puñado de demonios borrachos pateando los dientes de un ejército de ángeles en retirada. Más o menos. En su anterior “Blood For The Master”, el propio grupo optó por una definición mucho más básica: evil Rock and Roll. En realidad se trata de meter en el saco Speed y Thrash Metal muy bestiales, Death Metal muy básico y Black Metal primitivo y nórdico. Y aliñar la mezcla con un toque de Punk, Rock y ese Sludge marca de la casa Louisiana. Todo con un estilo muy básico y directo y esencias de Metal de siempre pero con el toque moderno y amplificador de la producción de un Erik Rutan que lleva cuatro discos al lado de un grupo cuyo sonido se conoce al dedillo y ha ayudado a perfeccionar hasta el último detalle.


Lo que distingue a GOATWHORE es que es un grupo del que es muy fácil disfrutar: accesible, con una energía endiabladamente contagiosa. Los destellos rockeros, la tonelada de riffs de Sammy Duet, los cambios de ritmo… Es difícil hacer tan bien lo fácil, complejo perfeccionar tanto lo simple. Y no muchos consiguen sonar tan radicales y a la vez tan accesibles, tan oscuros y tan divertidos. Demasiado extremos para el público mainstream y demasiado despreocupados de las convenciones para los puristas quisquillosos del Black o el Death Metal. Con una irreverencia, que es bandera y que parte de su nombre, muy difícil de vender para el gran público y las grandes superficies pero sin obsesión por ser más kvlt o más true que nadie. GOATWHORE es un grupo de Metal. Blasfemo, peligroso, atronador. Y auténtico. Escucha uno de sus discos, si acaso una canción o apenas un par de riffs: hay cosas que no se pueden fingir y GOATWHORE transmite que son de los nuestros de cabo a rabo. Y a lo que han hecho siempre los nuestros se dedican: girar hasta el agotamiento y editar cada dos o tres años un nuevo puñado de buenas canciones.

El nicho del sonido GOATWHORE está perfectamente delimitado tras unos inicios más perversos y primitivos y un disco bisagra / catarsis como “A Haunting Curse”, un catálogo de abrasión que exorcizó los demonios de una etapa de problemas rematada por la devastación del Katrina y puso a GOATWHORE en ruta hacia el sobresaliente “Carving Out The Eyes Of God”, el notable “Blood For The Master” y este “Constricting Rage Of The Merciless” que supera al segundo y se acerca al primero. Sonido macarra, frontal y con una vibración muy cercana a la de la primera destilación del Metal Extremo de los 80, cada vez con más Speed Metal e incluso Metal Clásico pero cargado hasta los dientes de Death y un Black que se marcha a Noruega y trae de vuelta unas melodías frías y de notable presencia. La fórmula es ganadora aunque conocida, la frescura y el instinto de GOATWHORE son los ingredientes que les separa de muchos otros grupos y desde luego de una mediocridad que ven muy lejos.

Quizá “Constricting…” es un disco algo más venenoso que “Blood For The Master”, definido por el propio grupo como el equivalente sónico a entrar borracho en un bar e iniciar una pelea. Esta vez las composiciones se dislocan más en cambios de ritmo, con melodías más ligeras pero también cargas de Black Metal más vertiginoso y misántropo. A GOATWHORE ya no le importa, todo lo contrario, que se le note que ha bebido de JUDAS PRIEST, MOTORHEAD o CARNIVORE tanto como de MORBID ANGEL, CELTIC FROST o IMMORTAL. Sabe lo que quiere hacer, sabe como hacerlo y se lo pasa en grande haciéndolo. Así que del peligro Extremo de “Poisonous Existence In Reawakening” y “Heaven's Crumbling Walls Of Pity” a las andanadas macarras y con efluvios alcohólicos de “Baring Teeth For Revolt” o el single “FBS” y las descargas Black/Thrash de “Unravelling Paradise” y “Externalize This Hidden Savagery”, este disco es una satisfacción plena y garantizada para aquellos que hayan seguido antes a GOATWHORE y sepan qué se van a encontrar. Y una invitación al infierno para cualquiera que quiera escuchar Metal bestial, auténtico, divertido, vicioso y salvaje. Como tiene que ser. Como siempre ha sido. Y como va a seguir siendo gracias a grupos como GOATWHORE.

Juanma Rubio

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