El puro salvajismo de HERRATIK
Muchas veces necesitamos escuchar ciertos tipos de música por el puro placer de disfrutar de su salvajismo, para liberar las tensiones del día a día y embriagarnos de riffs asesinos y garrulismo desbocado. Es decir, un sonido sin más pretensiones que las de enfurecer y divertir al mismo tiempo. Eso es lo que consigue HERRATIK con "Compromise Gone". Thrash-Death para encolerizar y poner en pie de guerra al personal, ni más ni menos.
Y vaya si lo consiguen estos australianos. Tras una excelente portada encontramos diez arrolladores temas concentrados en unos densos 31 minutos que van a hacer que te cabrees (en el buen sentido) y que te den ganas de ejercitar tus cervicales con violento headbanging. La premisa y el resultado son básicos, y eso es lo que gusta de HERRATIK.
La marcial "Intro" nos lleva a las trincheras, donde esperaremos las ráfagas de riffs y los trozos de metralla de "Enough", el incesante bombardeo de "Bottom Feeder", en los que escuchamos la tralla sin parar y podemos hasta sorprendernos cuando se desatan los solos y las rachas más melódicas, que las hay, y muy acertadas, como en el caso de "Enough", con unos resultados alucinantes cercanos al Power Metal melódico.
En "End Of Compromise", HERRATIK suena casi a unos BOLT THROWER en clave Thrash-Punk, demostrando que la banda tiene un toque macarra muy acusado. También destacan un espeso "Closed Book... Opened Wrist", que juega con voces distorsionadas; "Talk So Much... Say Nothing" y su trepidante y aceleradísimo final; el bajo inicial de un tema con aires Punk, con parecido a IMPALED NAZARENE, "Filth In Numbers"; el palpitante corte thrasher "Good Things Come To Those... Who Hate"; el pegadizo, por sus guitarras, "The Fall"; y otro tema que inevitablemente hará que crujan tus vértebras, "The Zone".
Lo que falla en "Compromise Gone" es la producción, un tanto crujiente y sucia, pero realmente no le hace falta mejor sonido a los de Sydney. Tampoco hay que esperar grandes alardes compositivos, aunque hay algunos detalles de sobrada calidad -resultan llamativas sus partes más heavies, incrustadas entre la espesura sónica cuando menos lo esperas-, puesto que no inventan nada ni necesitan abrir nuevas vías. A HERRATIK le basta y le sobra con pegar, indiscriminadamente, puñetazos directos a la mandíbula.
Enrique Herrero