HORSE LATITUDES - Awakening

HORSE LATITUDES: La latitud de los caballos, una zona del Atlántico a unos 30 grados norte y sur del Ecuador donde el viento deja de soplar de repente y donde los primeros aventureros que viajaban al Nuevo Mundo quedaban atrapados en la calma chicha, en espera de un viento propulsor que a veces tardaba semanas en llegar. Cuando la situación se volvía completamente desesperada no quedaba más remedio que sacrificar a los caballos. Para aligerar peso y aprovechar cualquier caprichoso guiño de Eolo. O para subsistir gracias a la carne de unos animales cuyos relinchos desesperados seguían oyendo los marineros durante el resto de sus vidas: la latitud de los caballos. Si es que no se contaban entre los desafortunados que descubrían que todo era en vano y que el único descanso pasaba por dejarse arrastrar por el imán de las profundidades: la latitud de los caballos.

HORSE LATITUDES: La historia es terrible pero hermosa y el nombre es excelente, más para un grupo como este. Atípico, árido, malsano. Los proyectos de Doom Metal innovadores, radicales o llanamente retadores provocan huidas al galope o un interés especialmente ávido. Y yo, con los cinco sentidos estimulados, pertenezco a la segunda categoría, tan cierto como que este es el típico grupo gestado para susurrar estados de trance a unos y provocar una somnolencia imposible en otros. Para los más sensibles a la miseria espiritual que viaja en el corazón del Doom Metal, este es un grupo al que seguir de cerca, otra rara avis en un universo lleno de ellas. Una que provoca pesadillas inclementes: la latitud de los caballos.

“Awakening” son seis canciones y 47 minutos y es el segundo disco de un grupo finlandés en formato trío: batería y cantante y dos bajistas. Sin guitarras porque hasta ellas resultan superfluas en un sonido que busca su propio núcleo, de una monumentalidad desnuda que se asienta sobre los pétreos y asfixiantemente graves riffs de bajo. Un viaje a la sintaxis del Doom Metal en el que acompañan las lecciones de la esfinge convertida ya en leyenda que fue REVEREND BIZARRE. Compatriotas, compañeros espirituales. Y si bien este tipo de aventuras casi chamanísticas tienden a ser triunfos deslumbrantes o fracasos estrepitosos, el caso de HORSE LATITUDE se mantiene en un tono saludable y ganador pero no extraordinario. “Awakening” hipnotiza, hiere y genera una tensión enfermiza. Consigue exactamente lo que pretende sin ser deslumbrante.


Quizá falten destellos de verdadera grandeza en un estilo compositivo ciclópeo que larga sin pestañear canciones mastodónticas. Un estilo que quiere escribir sus propias reglas a partir del catecismo básico del Doom. Muchas veces puro Funeral Doom, hay coqueteos Drone pero también un regusto clásico que nunca le aleja demasiado de BLACK SABBATH o PENTAGRAM. Resulta sabroso, en un disco tan sintetizado en lo sensorial, encontrar en canciones como “Profane Awakening” o “Decline Of The Ages” el influjo de CANDLEMASS. Brotes verdes en una inmisericorde peregrinación que se extiende en círculos a través de riffs de otra era y un grosor maldito y unos estertores vocales que mejoran cuando expresan más sufrimiento y que a veces semejan un reflejo retorcido de Albert Witchfinder, Aaron Stainthorpe o incluso Peter Steele. Hasta cierto punto sorprendente.

“Awakening” es una revisión de los surcos más profundos del Doom en versión enfermiza y expansiva, un desgarro solemne que celebra lo abigarrado que puede llegar a ser lo mínimo. Es un disco cruel, con una pulsión cavernosa y lenta hasta lo enervante, el ritmo de placas tectónicas moviéndose, el castañeo de los dientes del universo en un osario antediluviano y miserable. Cada nota languidece en una caída infinita y en espiral en un disco construido más en torno a trances que a partir de canciones y con crescendos que son jirones de piel desgarradas. Un disco desértico, tétrico, un monstruo que regurgita espasmos desquiciados por sustracción: la nada llena de contenido. Así que es puro Doom Metal y pura desesperación sin un solo atisbo de luz al fondo: la latitud de los caballos.

Doom fanático con dos bajos y una batería. Y sin guitarras. Esta definición ya habrá desalentado a muchos así que este disco es una recomendación para el resto, los que se sientan atraídos por lo que propone y expone este trío finlandés. Basta con imaginar un océano liso como un maldito espejo y un cielo que cuece rayos de sol sin un ápice de viento; Hombres hacinados y desesperados en la cubierta crujiente de un barco a la espera de buenas noticias. Y estas nunca llegan, tozudas, mientras se acaban el sustento y la esperanza. Así suena “Awakening” y eso es HORSE LATITUDES: la latitud de los caballos.


 

Juanma Rubio

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