HUMAN FORTRESS - Raided Land

Si algo no se puede decir de HUMAN FORTRESS es que hayan tenido una existencia tranquila: grandes parones entre discos, cambios de formación, coqueteos con el metal moderno y fans cabreados… vamos, que no se han aburrido precisamente. Del notable “Defenders Of The Crown” al defenestrado por muchos “Eternal Empire” pasaron cinco años, y ahora otros cinco hasta este “Raided Land”, contando con el solvente Gus Monsanto a las voces (ex ADAGIO, ex REVOLUTION REINASSANCE) y con una especie de vuelta parcial a las raíces dejando de lado cualquier coqueteo con sonidos modernos.

Hablo de una vuelta parcial a las raíces porque el que espere otro “Defenders Of The Crown” ya se puede ir olvidando. “Raided Land” es un disco con unas cuantas buenas canciones, encuadrable sin ambages en el género Power Metal, pero con ese aire “maduro” que muchos grupos del estilo han adoptado últimamente. Es decir, mucho medio tiempo, baterías con multitud de variaciones y apenas concesión al doble bombo acelerado que en muchas ocasiones a lo largo del álbum las propias canciones (y el oyente) están pidiendo a gritos. Como punto álgido, varios pasajes en los que la canción acelera y cuando se siente que por fin está todo en su sitio la batería cambia y empieza a meter adornos más propios del Metal Progresivo; conclusión, uno se para y piensa: señor, váyase usted a freír espárragos. Si quieren ser un grupo de Power Metal, hagan Power Metal, y si no, como si tocan la zambomba, me alegraré por ustedes, pero ya vale de “madurez”, es esnobismo sin más. Evidentemente detalles, pasajes, o incluso canciones completas que puedan sonar distintas y aporten variedad siempre son bienvenidas, pero jugar al puedo y no quiero durante casi una hora de disco, desespera. Y esto va por muchos grupos del género, no sólo por HUMAN FORTRESS.


Encarcelando de nuevo en el subconsciente al talibán powermetalero que un servidor lleva dentro, y enfocando con la máxima objetividad posible este “Raided Land”, estamos ante un disco más que correcto, con una producción casi irreprochable (luego explico el casi) y un puñado de canciones que van desde lo inspirado a lo normalito, pero sin ningún punto negro, cosa que se agradece.

Así, tanto el tema homónimo que abre el disco como “Child Of War” y “Wasted Years” nos presentan a unos HUMAN FORTRESS ultramelódicos, con estrofas pegadizas y un Gus Monsanto que desde el principio encaja como un guante en el conjunto. “The Chosen One” empieza de manera prometedora y cumple desembocando en un buen estribillo que me recuerda terriblemente a alguno escuchado hace años a otro grupo, pero mi me memoria ya no es la que era en tiempos púberes. "Shelter" tiene el inicio más enérgico del disco hasta el momento, si bien va perdiendo fuelle a medida que avanza el tema y no es hasta el guiño a su disco más aplaudido, con la segunda parte de “Gladiator Of Rome”, que encontramos por fin una canción con riff llamativo, estribillo acelerado y puro Power Metal sin aditivos ni despistes. Pero el punto álgido se alcanza sin duda con la magnífica “Dark Knight”, directa, contundente, con un Gus Monsanto agresivo y pletórico y unas líneas de voz que se meten en la cabeza desde la primera escucha. Es un medio tiempo pero un perfecto ejemplo de canción bien hecha sin necesidad de artificios.

Tras un preludio instrumental, nos encontramos con la flojita “Pray For Salvation” seguida del irregular medio tiempo “Evil Curse”, la insulsa “Restless Souls” y la contagiosa “Under Siege” que retoma el buen nivel tras ese pequeño bache de canciones poco inspiradas. El álbum se cierra con “Guard The Blind” que, sea o no homenaje a los bardos alemanes, es un colofón más que digno.


No quiero acabar sin mencionar, en el apartado de la producción, lo mal conseguidos que están muchos arreglos de cuerda e instrumentos de viento, con un sonido a plástico importante  especialmente evidente en el inicio de “Wasted Years” o en los intentos de gaita de “Dark Knight”, algo inexplicable hoy en día en un grupo no independiente, teniendo en cuenta los millones de gigas de librerías musicales existentes y la extrema calidad que llegan a ofrecer. No es nada trascendente, pero sí llamativo.

“Raided Land” es, en resumen, un disco notable en general pero con ciertos detalles que, si bien no son decisivos, si que enturbian algo el resultado de un trabajo que podría haber sido superior. En cualquier caso, ningún aficionado al género va a encontrarlo prescindible, eso casi lo puedo asegurar.


R. Caspárez

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