NAPALM DEATH - Utilitarian

 

Regresa el cuarteto más abrasivo, combativo y perenne de la música extrema mundial. Adalides del Grindcore, género que empezó como una broma sónica y que ahora cuenta con festivales y cientos de bandas, los de las Midlands muestran que mala hostia, riffs, y brutalidad les queda a espuertas.

Así pues NAPALM DEATH vuelve tras casi tres años de silencio con su disco número quince, “Utilitarian”, 25 años después (un cuarto de siglo nada menos) de su primer lanzamiento y casi 30 de su nacimiento, los de Birmingham suenan finos pero brutos, llenos de tonalidades industroides-ambientales como en la canción que abre el disco, “Circumspect”, aproximándolo a vehículos creativos de los miembros de la banda como MEATHOOK SEED (Mitch Harris) o BLOOD FROM THE SOUL (Embury). “The Wolf I Feed” recuerda los orígenes punkarras de la banda y del Grindcore en general, incluso con una similitud importante a la versión sublime de “Incinerator” de los CRYPTIC SLAUGHTER que ellos mismo ‘ejecutaron’ en su disco de versiones “Leaders Not Followers”.


Lo irónico es que cuanto más parece que se dejan de experimentos como los que acertadamente trufaron la etapa intermedia de su carrera (desde la obra maestra “Fear Emptiness Despair” hasta la vuelta parcial a las raíces de “Enemies Of The Music Business”) siguen sorprendiendo a propios y extraños con experimentos-medleys a lo STRAPPING YOUNG LAD en la canción mencionada o en “Fall On Their Swords”. Nunca se han dejado encasillar y nunca lo harán. Al fin y al cabo de entre sus filas ha salido los más granado y excelso de la música extrema británica. Lee Dorrian (CATHEDRAL), Bill Steer (CARCASS, FIREBIRD), Justin Broadrick (GODFLESH, JESU) Mick Harris (SCORN) y el fallecido Jesse Pintado (TERRORIZER) por mencionar unos pocos. Pecatta minuta.

En cuanto al disco en general, poco se diferencia de anteriores ofertas, si bien hay unos matices que hacen que de nuevo los Brummies (cariñoso apelativo que se usa refiriéndose a los de Birmingham) sigan demostrando que 30 años después y convertidos en una institución, tienen mucho que enseñar. Vocalmente, Barney Greenaway sigue en ese camino indeterminado que se aleja del gruñido Death Metal y se acerca a la barrabasada-ladrido Grind-Crust de la actualidad.

Las letras, cómo no, son puro veneno contestatario como es costumbre. Lejos de afiliarse a una sola causa, el cuarteto ofrece visiones personales de la degeneración cada vez más evidente de la sociedad en “Everyday Pox” (con el saxo marciano de John Zorn recordándonos otro experimento del entonces miembro de NAPALM DEATH, Mick Harris en PAINKILLER), tráfico de armas (“Fall On Their Swords”), expresión de sexo y género (“Gag Reflex”), el medio ambiente (“Order Of Magnitude”) y temática del mundo del hombre corriente (“Collision Course”, “Think Tank Trials”) que muestran los consejos que Barney tiene sobre que hacer con la vida de cada uno: “Tenemos un período muy limitado de existencia, muy fácil de desperdiciar, y finalmente todos merecemos felicidad y satisfacción”. Liberación a través del pensamiento.


Producido en esta ocasión por Russ Russell (DIMMU BORGIR, THE EXPLOITED, LOCK UP, AMORPHIS, NEW MODEL ARMY), desde el comienzo hasta el final más de lo mismo, pero con esa habilidad especial que ha hecho de su música algo intemporal. Riffs inmisericordes que inducen al moshing, violentas combinaciones vocales entre Greenaway y Harris, percusión estilo metrónomo (como la definió su predecesor Mick Harris), y el bajo retumbante y reconocible de Shane Embury. Son 20 los años que llevan juntos con esta formación, y aunque no quede nadie de la banda que comenzó en 1981, el mensaje sigue siendo el mismo y la abrasión empleada también. Ya no podrán sorprendernos como en sus inicios, pero tienen el cielo ganado con su consistente discografía y su insistente visión del ‘Ruido por que sí’. Eso sí, varios coros apocalípticos (“Black Look About Face” o “Leper Colony”), varias voces limpias, el uso del saxo de John Zorn, son unas de las tantas novedades que se ofrecen en esta obra reconocible y digna de reconocer. Para fans del cuarteto, de la música extrema y todos aquellos que sienten que hay algo en la música que no les noqueado con fuerza suficiente.

Y aunque se eche de menos la ejecución brillante de su etapa intermedia y acabe saturando por momentos tanta brutalidad… estos son NAPALM DEATH y lo que hacen es lo que les define. Y eso debería bastar.

 

Pedro Blackearth

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