NIGHTFALL - Cassiopeia

Cassiopeia es una constelación que ya Tolomeo situó, con sus cinco estrellas formando una radiante M, en el horizonte norte y junto a la Osa Mayor. Cassiopeia debe su nombre a la esposa de Cefeo y madre de Andrómeda, cuya belleza mitológica fue exaltada hasta el punto de merecer, por un pecado de arrogancia, el castigo de Zeus. Sobre esa metáfora se construye el nuevo disco de NIGHTFALL, la vanidad inherente al género humano que no es sino una semilla de su decadencia y futura destrucción. Esa inmersión en la mitología y la historia, lo espiritual y lo psicológico desde un punto de vista antropomórfico vuelve a dictar el abismal trasfondo de las historias del grupo de un Efthimis Karadimas en estado de gracia como maestro de ceremonias. Ya el anterior “Astron Black And The Thirty Tyrants” trataba en esencia, recuerdo, de la existencia y la pulsión creadora del hombre a través del tiempo y el espacio.

“Cassiopeia” es el segundo disco de NIGHTFALL con Metal Blade tras su reunión y con la formación casi intacta, casi un récord pese a que sólo han pasado tres años para un grupo cuya inestabilidad ha podido influir decisivamente, especular es gratis, con que no haya alcanzado el reconocimiento de otros coetáneos de la escena griega. Recuerdo para recién llegados: NIGHTFALL marcha desde 1991 y su debut “Parade Into Centuries”, hoy un clásico de culto, abrió brecha de una escena en la que asomaban también, claro, SEPTIC FLESH y ROTTING CHRIST. A lo largo del último cuarto de siglo este grupo ateniense ha editado discos excelentes y otros de más difícil digestión y ha avanzado con la proa dirigida a la inmersión en su propio sonido: Death, Black, Doom, Gothic… Un universo tan mutable como todo lo que diferencia al citado primer disco del veleidoso y en su día cacareado “Lesbian Show”. En su última versión, la de “Astron Black”, NIGHTFALL largaba Metal Extremo Sinfónico de coraza oscura y sonido bombástico.

Aquel fue un gran disco y “Cassiopeia” es aún mejor. No hay cambio radical, tan sólo una introspección en el propio sonido. Más extremo, más recio, más oscuro, más brutal y más sinfónico. NIGHTFALL recupera mucha de la esencia de “Parade Into Centuries” sin grandes aspavientos experimentales pero sin perder tampoco el hilo de los sonidos más contemporáneos de “I Am Jesus” o “Lyssa” ni del sinfonismo desbordante de “Astron Black”. Como en aquel, el medio tiempo es instrumental pero esta vez cede terreno a sacudidas uptempo que hasta dejan unos cuantos blastbeats a la salud de pasajes con mucha esencia old school. Las melodías son el ancla emocional de un disco que es puro NIGHTFALL en una versión de lo más sugerente. Para quienes no conozcan el grupo podríamos perfilar una mezcla de los primeros AMORPHIS, unos SEPTIC FLESH más ligeros o los MOONSPELL más heavies. Todo pasado por el tapiz del Death Melódico que rinde cuentas al clasicismo del primer impulso Goteborg o a la melancolía de la veta finlandesa.


Y todo con una producción (trabajada entre Grecia, Alemania y Estados Unidos) apabullante, que retumba equilibrada y poderosa con una estabilidad perfecta entre guitarras, base de ritmo, voz y teclados. Todo en su punto en un sonido perfecto con el que repuntan excelentes canciones. Es decir: “Cassiopeia” es un disco tremendo. Los teclados y sintetizadores dan una ampulosidad necesaria entre una maraña de Metal Extremo de la que sobresale la carismática garganta de Karadimas y un trabajo soberbio en las guitarras de Hensley y Constantine, de las extraordinarias melodías o los riffs de la vieja escuela a unos solos soberbios que ribetean canciones que mejoran con cada escucha, que se descubren a través de excelentes detalles en un sonido muy homogéneo pero equilibrado: Death desatado, Black sugerido, Doom pétreo, Thrash y Heavy Metal de toda la vida y un aparato atmosférico que alcanza momentos sobrecogedores.

Esto es Metal recio, poderoso, mitológico, señorial e intenso. De tragedias griegas, de las leyendas de los reptiloides de David Icke que gobiernan los designios del hombre (“The Reptile Gods”) o de uno de los cinco mejores libros que ha dado la historia de la ciencia ficción (“Hyperion”). En toda su gloria, el sonido de NIGHTFALL muta del Death Metal correoso al Melodeath más emocional y de ahí a un Black/Doom marcial y poderoso. “The Nightwatch”, “The Sand Reckoner”, “Hubris” o “Astropolis” son construcciones de una arquitectura megalítica, mastodontes de riffs descomunales, atmósferas sobrecogedoras y giros copernicanos pero nunca descoyuntados. Las canciones de apariencia más ligera en cuanto a estructura esconden secretos que se revelan excelsos, del aire imperial de “Oberon & Titania” o “Hyperion” a la maravillosa carga melódica de "The Reptile Gods” o “Stellar Parallax”.

“Cassiopeia” es un disco redondo, tremendo, exquisito y brutal. No sé si derribará para NIGHTFALL puertas que hasta ahora no se le han abierto pero no tengo duda de que se trata de un disco que quedará entre lo más celebrado de la excelente producción de un grupo no siempre lo suficientemente celebrado. Un trabajo de un acabado preciso e impoluto que merece la atención de cualquier aficionado al Metal Extremo cuidado, melódico, sinfónico y de un apabullante poder evocador. Dicho así suena bien. Escuchado es todavía mejor.


 

Juanma Rubio

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