RUNNING WILD - Resilient

Tras un regreso que solo se puede calificar de decepción, RUNNING WILD, o mejor dicho Rolf Kasparek, ha vuelto a sus andadas con "Resilient": disco facilón y a correr. Si en "Shadowmaker" se intuía la pérdida de nivel simplemente con ver la portada (y que luego se confirmaba al escucharlo) aquí ocurre lo mismo.

Esto no es más que una repetición de patrones de la versión más rockera de la banda, sin un atisbo de originalidad o frescura. Suelo abogar por el inmovilismo dentro de cada grupo, pero siempre que sea partiendo de una buena base, y lo que hacen los alemanes (o el alemán, para ser más preciso) es reproducir la versión menos atractiva de su grupo.

Canciones como "Soldiers Of Fortune", "The Drift" y "Bloody Island" sí aportan esa esencia más pirata (y la mejor cara de todo el trabajo) que presentó RUNNING WILD desde mediados de los 80 hasta finales de los 90, pero en el cómputo total "Resilient" sigue por debajo del que considero es el último álbum realmente digno de llevar su nombre, como fue "Rogues En Vogue". Es muy significativo del estado de forma actual, porque aquel álbum ya supuso cierta bajada en el listón de calidad.



"Soldiers Of Fortune"

Bastante encanto tiene también "Desert Rose", con buenas melodías, incluídas las vocales, en toda la canción, y especialmente en el estribillo, pero lo que reina en "Resilient" es la desesperación. En resumen, sería una sucesiva cadena de temas no demasiado inspirados, dominados por riffs de base Rock que suenan bien, pero resultan monótonos, cansinos y muy vistos. Pasan los minutos y es complicado quedarse con algo. Podría salvar también "Adventure Highway" dentro de las canciones de segunda fila por tener un buen riff y ser pegadiza, pero poco más rascaría de este álbum.

Daría igual que en vez de Peter Jordan hubiera otro segundo guitarrista, porque su aportación acabaría siendo nula: nadie va a meter mano ahí excepto su desesperante dictador. Del bajista y del batería (si es que lo ha habido) que participaron en el álbum no sé nada, y además ni importa, son pegotes añadidos que no pueden hacer nada excepto lo que se les diga que hagan. A buen seguro haría falta alguien que aportase un mejor criterio que el seguido en los últimos años, con una visión clásica de lo que era y debería seguir siendo RUNNING WILD, pero daría exactamente lo mismo: el mandamás no le iba a permitir actuar. Se depende pues de un ego (irremplazable, para nuestra desgracia) con las ideas venidas a menos. Sin él RUNNING WILD no existe, pero con él el concepto de banda de leyenda se diluye a cada paso. Vendidos nos hayamos ante este escenario, en las manos de un loco.


La situación es desquiciante y no parece que vaya a mejorar ni siquiera a largo plazo. Después del voto de confianza que se le otorgó al "grupo" antes del lanzamiento de "Shadowmaker" y que se quemó ipso facto tras la publicación del mismo, el horizonte es negro, negrísimo, para los fans que se han emocionado tantas veces con la otrora gloriosa música de RUNNING WILD. Menudo panorama.

Lo más triste de todo esto es que cada vez que sale un álbum nuevo, se intenta vender por parte de Rock'n'Rolf como el espaldarazo definitivo para que haya giras y una actividad real de RUNNING WILD como banda, pero ni eso acontece. La farsa se repite una y otra vez hasta alcanzar el completo hastío de los seguidores de toda la vida. Ese es el peor lastre de los alemanes, el no actuar en directo con asiduidad acentúa su distanciamiento con los que estamos fuera y nos hace, de algún modo, ser más duros con la valoración de sus trabajos discográficos.

En conclusión, "Resilient" es un conjunto de temas aprovechables en su justa medida, salvo algunas honrosas excepciones por encima de las expectativas. El disco servirá para mantener el estado de RUNNING WILD como músicos en activo, pero que no aporta (más bien resta) al conjunto de su carrera. Los mejores años quedaron tan atrás que casi ni me alcanza la vista.

 

Carlos Herrero

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