SLASH - Apocalyptic Love

“Apocalyptic Love” es el segundo trabajo en solitario de SLASH, el tipo de la chistera, los tejanos ajustados, el pitillo en la boca y la erizada melena que cubre su rostro; una imagen que permanece impasible ante el paso del tiempo desde hace numerosos años.

El emblemático guitarrista editó un primer trabajo hace tres años en el que contó con numerosas colaboraciones para registrar las voces del mismo, no todas ellas adentradas en el mundillo del Rock, todo sea dicho. Una de esas voces, y quizá la que más cuajó con las ideas del ex GUNS & ROSES, fue la de Myles Kennedy, cantante de ALTER BRIDGE. La comunión y el buen entendimiento entre ambos músicos quedó patente en la posterior gira de presentación del debut en solitario del guitarrista, dado que Kennedy fue el vocalista que encabezó la formación durante dicho tour.

Ahora, esos lazos se muestran más firmes y sólidos en “Apocalyptic Love”, trabajo en el que Kennedy ha registrado todas y cada una de las voces que hallamos en el álbum. Esto, por una parte, dice mucho de la confianza de Slash en su nuevo socio y de la seriedad y convicción de su apuesta, pero, por otro lado, el disco resulta arriesgado, y más si contamos con la premisa de que este no es un disco de Hard Rock al uso, sino más bien de Rock con mayúsculas.


En este trabajo, el inquieto guitarrista, no tan virtuoso como muchos le presuponen pero siempre efectivo, resultón y con marcado carácter, se muestra más abierto que nunca. A decir verdad, y si lo pensamos fríamente, aunque Slash tenga que llevar de por vida la etiqueta del creador de la melodía del “Sweet Child O’ Mine” para ellas y la de macarra con actitud que deslumbró en los genuinos GUNS & ROSES para ellos, el tipo en cuestión siempre ha sido de esos reconocidos artistas catalogados con la imagen de “músico del mundo” y buen conocedor y gustoso del show business a gran escala (¿quién no recuerda esas míticas portadas de revistas de Rock e incluso de Pop del susodicho acompañado de Marta Sánchez a principios de los noventa o sus colaboraciones con Michael Jackson?).

Pues es aquí, dentro de toda su discografía, donde más se ha desmarcado de su faceta meramente hard rockera. De ahí que antes mencionase el adjetivo “arriesgado”. Doy por hecho que el clásico fan de GUNS & ROSES no se sentirá del todo satisfecho con lo que pueda hallar en este larga duración. Ídem con SLASH SNAKEPIT, la aventura noventera del músico de origen londinense. Quizá, la dinámica de este disco sí pueda tener mayor sintonía con VELVET REVOLVER y, cómo no, con la ópera prima del guitarrista en solitario.

En este lanzamiento hallamos Rock & Roll garajero, Sleazy angelino de la primera etapa, no del que ya entró en ebullición a finales de los 80, Modern Rock, algo de Punk Rock de vertiente escandinava, diversos guiños a la etapa setentera de bandas como KISS e incluso algún leve ramalazo al tan vigente  Power Pop. En fin, en su conjunto, todo un cúmulo de posibilidades que demuestran que SLASH es un músico con mayúsculas y que su colega Myles Kennedy es un brillante cantante, capaz de afrontar con solvencia y categoría cada uno de los subestilos mencionados anteriormente.


Sobre las canciones que hallamos en el disco, demasiadas, me gustaría destacar “Apocalyptic Love”, la cual abre el trabajo siendo una pieza movidita en la que destaca la exquisita melodía vocal de Kennedy. A su vez, tremendamente dinámica y alocada resulta “One Last Thrill”, una canción directa, sucia, punkarra y visceral que nos recuerda a MICHAEL MONROE. “No More Heroes” nos traslada al universo de formaciones como PEARL JAM o ALTER BRIDGE, teniendo en su haber como punto fuerte un pegadizo y convincente estribillo.

Por otra parte, también es llamativo “Anastasia”, un tema que empieza de un modo sigiloso y que desemboca en un riff de guitarra similar al del “Paradise City” de GUNS & ROSES y en unos punteos entre estrofa y estrofa sencillos pero efectivos. Finalmente, entra como un torbellino “Hard And Fast”, un tema acelerado, como reza el título del mismo, y deudor del espíritu más rudo y movidito del guitarrista de origen londinense. Adrenalina pura y dura.

En su conjunto, SLASH se ha desprendido de esas cadenas que le unían a la idiosincrasia del universo canalla y macarra de GUNS & ROSES y se ha desmarcado con un disco muy personal, quizá demasiado abierto de miras para algunos y el disco que siempre quiso hacer para otros. Un álbum de Rock que a mi parecer refleja tanto las raíces del músico como sus actuales influencias e inquietudes.

El disco brilla con luz propia, pero no solo hay un camino de rosas en la nueva andadura de SLASH. A ojo, podrían sobrarle fácilmente cuatro o cinco canciones a este excesivamente prolongado trabajo. Y, a su vez, cualquiera que haya seguido la trayectoria del músico, en especial su etapa en los GUNS, podría añorar como yo algún deje más incendiario y algo de acidez y de descontrol, lo que es y será siempre el alma del genuino y corrosivo “Appetite For Destruction”.

Jorge Osoro

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