SNAKEYES - Ultimate Sin

SNAKEYES pega un puñetazo en la mesa con “Ultimate Sin”. El primer larga duración pergeñado por varios exmiembros de SPHINX (José Pineda, fundador, al bajo, Justi Bala a la guitarra, Carlos Delgado a la batería) y el cantante rumano Cosmin Aionita surge con la intención de ofrecer lo que muchos grupos españoles no pueden, un Metal clásico y recio que pueda hablar de tú a tú con cualquier banda de fuera y a buen seguro lo ha conseguido. Gran parte de esa responsabilidad recae en la voz de Cosmin, que da a “Ultimate Sin” un empaque brutal y el toque internacional que a veces está ausente en el Metal hecho en estas tierras.

De primeras SNAKEYES podría sonar a JUDAS PRIEST, CAGE y PRIMAL FEAR, si bien también hay reminiscencias del “Metal Alemán” e incluso en algunos momentos, y mirando dentro de nuestras fronteras, podría recordar a los bilbaínos VHÄLDEMAR, por la fuerza que desprende su música y quizá por tener en común algunos dejes de la voz, ya que Kai Hansen (GAMMA RAY) también tiene eco -muy de cuando en cuando- en el timbre de Cosmin.


“Ultimate Sin” es por lo tanto Heavy Metal sin complejos ni compasión. Se revela directísimo desde el primer segundo con “Demon In Your Mind”, un tema de gran estribillo y cierto toque a los HELLOWEEN más poderosos en el solo, así como un Cosmin desatado en la honda de Rob Halford o Ralf Scheepers o Sean Peck (CAGE). Las acometidas implacables son la constante de este “Ultimate Sin”, con canciones más o menos rápidas y cambios de ritmo pero sin perder la dureza en ningún momento, porque SNAKEYES no ha realizado concesiones a baladas ni medios tiempos. Brilla además el rugiente bajo de José Pineda, que adquiere un gran y necesario protagonismo a lo largo de todo el álbum.

De esta forma el festival de trallazos continúa con el ritmo aplastante y machacón de “Denied” y mis dos temas favoritos del álbum, los arrasadores “Shadow Warriors” (basado en un videojuego) y “Black And White”, tremendamente adictivo, en los que Cosmin se muestra pletórico en los agudos.

No acaba aquí la fiesta, sino que SNAKEYES sigue disparando proyectiles en forma de intensas canciones: “Blood Of The Damned” -con cierto regusto a los primeros tiempos de HELLOWEEN-, “Rise Of The Triad”, “Time Of Dismay”... todas se quedan en la cabeza.  Para el final queda un pedazo de single como el emblemático tema título, “Ultimate Sin”; “Down With The Devil” -quizá el tema más soso del disco, sin ser por ello malo- y “Snake Pit”, un corte algo macarra que casi se lanza al Southern. Para el final, un crítico “The Cross Is A Lie” cambia el tempo del grupo, ganando mucha pesadez y ofreciendo otro perfil más de su música.


Los temas tienen tanta solidez que prácticamente cualquiera de ellos, sin ser un calco unos de otros, podría servir de carta de presentación a SNAKEYES. Queda claro que la banda tenía la munición repartida en varios polvorines. Habrá quien busque en las canciones una mayor variedad de ideas, o más frescura en estas. Quizá para estas personas “Ultimate Sin” no sea el álbum adecuado, pero si os gusta el Heavy Metal vigoroso, sin etiquetas ni rodeos, no dudéis en dar una oportunidad a SNAKEYES.

 

Enrique Herrero

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