SUBLIRITUM - A Touch Of Death

Durante algo más de 35 minutos, SUBLIRITUM airea un conocimiento del oficio y una profesionalidad a prueba de bombas. Buenos músicos, tipos curtidos (algunos) en bandas de cierta enjundia como BLOODTHORN y de considerable éxito como KEEP OF KALESSIN. Un buen grupo que edita un buen disco cuyo título es “A Touch Of Death” y cuya misión es reverdecer laureles para un grupo formado y forjado hace más de una década, cuando el Black Metal Melódico, por cierto, pasaba un momento más saludable de popularidad. Desde entonces (“Dark Prophecies”, debut en el año 2001), SUBLIRITUM pasó a un evidente segundo plano mientras algunos de sus miembros probaban fortuna, con especial tino Vyl, batería de los citados KEEP OF KALESSIN y de un puñado de proyectos más.

El inmaculado trabajo de SUBLIRITUM no merece críticas insidiosas pero tampoco sería llorado con denuedo, me temo, si de pronto se lo tragara la tierra. Es la espinosa y habitual cuestión de la alquimia compositiva, la genialidad que separa a lo notable de lo sobresaliente, lo más que correcto de lo extraordinario. Tan difícil de alcanzar que o te quedas corto o te excedes y como en el pecado va la penitencia, “A Touch Of Death” es tan válido, profesional y pulcro como poco excitantes (sí fiables, halagüeños) resultan estos adjetivos… Así es este grupo. Impoluto, demasiado impoluto. Virtuoso, demasiado virtuoso. Interesante pero poco más que interesante.


Porque esto es Black Metal pero del tipo Melódico, Sinfónico, a veces casi Progresivo. Esto es noruego pero picotea en diversos nichos compositivos. Esto está tan bien producido que el sonido acaba siendo demasiado amable para tratarse de un disco al fin y al cabo de Metal Extremo. Esto está tan elaborado y bien pensado que acaba estando demasiado pensado y las composiciones adquieren un formalismo que le aleja de la espontaneidad bien entendida. Buenos músicos y buena música. Buenas canciones pero no grandes canciones. Una escucha con su obvio atractivo pero destinada a ser enterrada por las arenas del tiempo, un disco con momentos plausibles pero condenado (si no me equivoco mucho) a acumular polvo durante largos períodos en la estantería.

Lo que hace SUBLIRITUM, y lo hace muy bien aunque de lo dicho se pueda interpretar lo contrario, es coger una base de Black Metal clásico y suficientemente furioso (aunque cristalino) y cargarlo de melodías, atmósfera, épica, teclados, recovecos musicales y cambios de ritmo. Se pasa por el Thrash y por un Metal técnico cercano al Death, se viaja de ritmos maquinales a envolturas pomposas y no se olvidan los riffs, la contundencia metálica y unos solos embellecedores. Ni que decir tiene que casi todo lo dicho espantará a quienes pongan la raya del Black Metal en “Transilvanian Hunger” y “Nattens Madrigal”. Aunque hay algo de SATYRICON, ENSLAVED y hasta EMPEROR, esto se parece más a DIMMU BORGIR, KEEP OF KALESSIN, LIMBONIC ART, OLD MANS CHILD y hasta BAL SAGOTH.

Te seduzca más o menos la propuesta, el resultado es intachable aunque en demasiados momentos mundano. Las composiciones se acometen desde un punto de vista expansivo y parecen ceñidas a un guión demasiado estricto. De esta forma lo que funciona muy bien en unos lugares no lo hace tan bien en otros. Y lo que funciona como recurso satura como elemento integral y ese es el caso de las voces limpias, una versión aún más limitada y previsible de lo que Vortex hizo (en demasía) en DIMMU BORGIR.


Del mismo modo hay canciones a las que les va de maravilla la profusión, los giros y la amplitud de miras. Pero no a todas. Lo que enriquece a “Indulgence” o “Berserk” quizá está de más en “Cease To Be” o “I Am The Beast”, que funcionan mejor en su forma más purista y malencarada, en sus fragmentos más metálicos y crudos. Y así, entre momentos redondos e intentos más o menos fallidos, se construye un disco de poco más de media hora que ni enamora demasiado ni decepciona sobremanera.

“A Touch Of Death” tiene su cuota de interés y su grado de encanto. En un estilo que otros abandonaron hace camino y se atreve con condimentos que hablan bien de la capacidad técnica y de la noble cuna de estos músicos. Consigue conformar una escucha que arranca un buen puñado de gestos de aprobación. Pero… no termina de hervir la sangre; no se llega, unas veces por exceso y otras por defecto, a esa alquimia que hace excepcional la composición e incuestionable el éxito. Sin alcanzar esa cima los buenos discos, aunque lo sean, están condenados casi de forma paradójica a ser sólo eso: buenos discos. Y eso es “A Touch Of Death”, sólo otro buen disco.

 

Juanma Rubio

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