THOMAS GILES - Pulse

Tommy Rogers, cantante y teclista de BETWEEN THE BURIED AND ME, el más prometedor grupo de Death Progresivo salido de Estados Unidos en los últimos tiempos, asalta el mercado con “Pulse”, su primer intento en solitario con el auspicio de Metal Blade y la certeza de atraer la atención de muchos oídos inquietos. Y es que lo hecho por Tommy (que ha adoptado el “alias” de THOMAS GILES) en su grupo nodriza es altamente atractivo como para poder esperar, por lo menos, variedad, innovación y, sobre todo, sorpresas.

Compuesto, arreglado, interpretado y grabado por el mismo THOMAS, “Pulse” es un desafiante viaje sonoro en el que el mestizaje es absoluto aunque sí que es cierto que el tono intimista y la experimentación son las claves de bóveda de un proyecto que tal vez no agrade a los fans más aguerridos de BETWEEN THE BURIED AND ME. Porque aquí Tommy (o sea, THOMAS) se ha sentido libre de hacer exactamente lo que le ha dado la gana y por eso es capaz de mezclarlo todo con un criterio en el que la melodía, el ambiente y las sensaciones predominan sobre la técnica o el alarde exhibicionista que a veces lastra la composición de los grupos Progresivos. Así, sorprende el arranque casi “Chill Out” de “Sleep Shake”, un ejemplo de introspección sonora que mezcla sabiamente sonidos orgánicos con la electrónica más vanguardista. La voz de THOMAS es más sosegada y matizada que lo que suele hacer en su grupo principal aunque a lo largo de los temas tendremos ejemplos de su prodigiosa brutalidad vocal y los colchones de teclados endulzan el sonido de manera letárgica haciendo que la composición tenga aires melancólicos. Más dinámica es “Reverb Island”, con esos acordes de guitarra acústica a lo COLDPLAY. No se asuste nadie con la mención que acabo de hacer: esto es lo que hay en “Pulse”, una mezcla de sonidos que van desde RADIOHEAD, BJÖRK y THE VERVE hasta la vanguardia de STEREOLAB o SPIRITUALIZED. La guitarra eléctrica hace esporádicas incursiones aquí y allí imprimiendo un vigoroso impulso a la composición allí donde THOMAS GILES considera que es necesario, pero no es este un disco de grandes guitarras.


El retorno a la tranquilidad intimista viene de la mano de la bellísima “Mr. Bird”, un ejercicio de piano y voces tan bien ensambladas que pone la piel de gallina. El falsete de THOMAS no desagrada y la delicadeza del sonido envuelve al oyente en una suerte de estado de hipnosis que se verá súbitamente roto por la violencia electrónica de “Catch & Release”, un tema que bien podría sonar en una pista de Techno-Dance por los sonidos programados, los “loops” sonoros y la agresividad vocal. En estas tesituras THOMAS GILES te recordará a COMBICHRIST, aquellos epatantes teloneros de RAMMSTEIN que dejaron a más de uno con la boca abierta en su reciente gira española. Más Progresivo es el tono de temas como “Hamilton Anxiety Scale”, donde las influencias de grupos como su propio grupo principal se entrevén de manera notoria merced a las colosales guitarras eléctricas, a los interludios jazzisticos y a esos pasajes remansados plenos de piano y voces armonizadas. La versatilidad interpretativa de THOMAS se constata una vez más en la delicada “Scared”, un tema semi-acústico en el que podemos constatar de nuevo que “Pulse” es todo un ejercicio de sinceridad musical y una manera de desnudar el lado más personal de un músico verdaderamente prodigioso. Y de nuevo a la batalla. Tras ese remanso de paz nos asaltan de nuevo los demonios de THOMAS GILES en forma de composición épico-siniestra titulada “Reject Falicon”. El engañoso inicio acústico da paso a un marasmo de ritmos electrónicos que incitan al trance hipnótico. Toda una rareza que solo puede permitirse quien tiene pleno control de todo el proceso creativo e interpretativo.

Abordando el final del disco nos encontramos con “Medic”,el tema más brutal de “Pulse”, demostrándose así que el alter-ego de Tommy Rogers tampoco se ha olvidado de sus orígenes. Los seguidores de BETWEEN THE BURIED AND ME comprobarán una vez más que Tommy es uno de los vocalistas más brutales del panorama actual y, a la vez, uno de los más versátiles. El crescendo final, no llega a ser Death, pero se parece bastante. La montaña rusa musical que es “Pulse” vuelve a un pequeño momento de paz con la bella “Suspend The Death Watch”, un tema con guitarras acústicas, teclados envolventes y voces sugerentes que vienen a confirmar que este disco puede ser cualquier cosa menos aburrido. El pasaje de voces obsesivas y teclados siniestros sirve de contrapunto al tono más melancólico de una canción compuesta para ser oída en una fría y lluviosa tarde de invierno. “Armchair Travel” sigue demostrando que THOMAS GILES es un proyecto verdaderamente personal, lleno de sentimiento y autenticidad. La compleja personalidad de Tommy Rogers aborda temas tan variados y a la vez comunes como la vida, el amor, la muerte, la decepción y la rabia. Uno de los mejores temas del disco es, precisamente, el que lo cierra: “Hipoxia”. Por variedad instrumental y compositiva podría ser considerada como una pequeña “Opera-Rock” que arranca con acordes de guitarra acústica, arpa y voz lánguida, pero que poco a poco se va cargando de capas y capas de teclados y percusiones que la ennoblecen hasta llegar a embelesar por su precisismo sonoro. Un gran broche para un disco que tiene que ser degustado a sorbos y en ocasiones muy concretas porque está hecho para hacerte sentir y pensar. Vamos, que no es para irse de fiesta, pero os aseguro que tiene su momento y su lugar. Busca el tuyo y disfruta de “Pulse” como de un lienzo en blanco donde poder escribir tus propios pensamientos.

Carlos Fernández

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