VOIVOD - Target Earth

Es difícil jugar a ser VOIVOD en el Metal. Nadie puede ser como ellos. Ha sido un espíritu libre, un freelance en la escena durante más de tres décadas. Tanto es así, que estamos ante el típico ejemplo de banda aclamada por sus compañeros de profesión pero que nunca logró elevarse a la primera división del Thrash, género en el que se la ubicó, en especial por sus comienzos, si bien rápidamente entraron en una dimensión distinta.

Esta dimensión resultaba mucho más progresiva e incalificable, no apta para todos los paladares sino para aquellos curiosos que se acercaban a este cuarteto de Québec. Entre sus acólitos estaban dos chicos, Kurt Cobain y Dave Grohl, de una formación de Seattle llamada NIRVANA… Es fantástico cómo el propio Dave llamó al vocalista de VOIVOD, Snake, para participar en una canción de efímero pero interesante proyecto PROBOT.

Si nos ponemos en el otro lado, ser fan de VOIVOD es enfrentarse a lo desconocido. Utilizando un símil acorde con su temática futurista, significa entrar en un mundo por explorar. La marca progresivo pocas veces tuvo mayor sentido. Sea por devoción, sea por obligación, los canadienses han experimentado a lo largo de su dilatada trayectoria. Inicialmente, para alejarse del Thrash (¡ojo! sin olvidarse de él) en sus obras cumbres, “Killing Technology” y “Dimension Hatröss”. Después, te puedes encontrar con desafíos a PINK FLOYD en versión Heavy (“Nothingface”), coqueteos con otros estilos (¿a nadie le suena a Punk Rock o Hardcore melódico una canción como “The Prow” del “Angel Rat”?) y la siempre dura tarea de reemplazara un vocalista en el más oscura pero no menos interesante etapa con Eric Forrest cuando Snake y Blacky dejaron el grupo y se reconvirtieron en trío.


Sin embargo, el desafío que encaraban banda y fans esta vez era aún más grande. Desde la vuelta de Snake, VOIVOD ha editado buenos discos (cada vez mejores desde el homónimo de 2003). La trágica muerte de Piggy, guitarrista fundador y responsable del sonido del combo, la sobrellevaron en estudio porque sus dos últimas entregas, “Katorz” y “Infini”, estaban compuestas con un montón de riff que el bueno de Piggy dejó grabados como legado. Daniel Mongrain “Chewy”, su sustituto, no es un cualquiera y supo reemplazarle en directo. Con experiencias previas en conjuntos tan importantes como MARTYR y QUO VADIS, más sus aportaciones en CRYPTOPSY y GORGUTS, debía afrontar la responsabilidad de ser el motor del nuevo álbum, “Target Earth”. No iba a estar solo porque, además de los clásicos, Snake y el eterno baterista Away, había retornado otro hijo pródigo, Blacky, que juega un papel fundamental con sus líneas de bajo en este disco.

Pues bien, con todos estos ingredientes, es poner en el reproductor el corte homónimo, que abre el trabajo, y darte cuenta que estamos ante un producto 100% VOIVOD. Tanto es así que si ubicáramos temporalmente “Target Earth” encajaría a la perfección desde de “Dimension Hatröss”. Es, seguramente, su obra más cañera desde “Probos” y en eso Chewy tiene gran parte de culpa. Sin imitarle, ha sabido extraer las mejores lecciones de Piggy y adaptar su estilo a lo que se demanda en VOIVOD. El resultado es excepcional para cualquier seguidor del cuarteto. Incluso, el Thrash furibundo cobra vida (con ese toque de Punk crudo que tenía VOIVOD en sus inicios), de nuevo, en “Kluskap O Korn”, que de haber sido escrita a mediados de los ochenta, se habría convertido en una imprescindible para sus seguidores. Que nadie dude de que el afán experimentador sigue ahí porque después de este corte, nos inunda una melodía del folclore griego en “Empathy For The Enemy”, con esos ritmos de guitarra cortados, tan característicos.


Probablemente, el elemento unificador de la propuesta de VOIVOD en “Target Earth” venga de la mano de “Mechanical Mind”, una composición épica que sobrepasa los siete minutos, una especie de pesadilla futurista que nos devuelve a los años de “Nothingface”. Algo más tranquila e introspectiva, pero también recuerdo de esa época, es “Warchaic”, que hubiera salido beneficiada con otro orden de los temas. Con “Resistance” volvemos a los VOIVOD siglo XXI, no tan complejos pero igual de heterodoxos. Quizá sea este el segmento del álbum que resulta menos inspirado porque “Kaleidos” continúa esa línea, si bien “Coros Etranger” es otra rara avis de la que solo ellos pueden presumir, un tema recitado en francés que rompe con otro ritmo que evoca a “Killing Technology”. El contraste más marcial e, incluso, electrónico (seguro que Blacky ha tenido algo que ver por su pasado reciente explorando ese género) de “Artefact” nos acerca al final que llega con la inconclusa “Defiance” que se va desvaneciendo hasta concluir “Target Earth”.

Cuando ahora se habla de los bondades y originalidad de formaciones como NEUROSIS, BARONESS e ISIS (o incluso yendo más atrás en el tiempo, ALICE IN CHAINS) hay que decir sin rubor que VOIVOD, a su manera, exploró antes todos los caminos que estas luminarias perfeccionaron posteriormente. Cada uno se especializó y abrió su propia vía de paso, con éxito, pero el cuarteto canadiense fue pionero en probar soluciones que, actualmente, parecen normales pero a mediados de los ochenta eran calificadas, como mínimo, como extrañas. Obviamente, ninguno de los nombres citados se parecen, musicalmente, a nuestro protagonista, pero estoy convencido que sin VOIVOD, no habrían sonado igual. “Target Earth” nos devuelve a los mejores VOIVOD, a aquellos que nunca se fueron pero no habían logrado redondear un disco completo y rotundo desde hace varios lustros. Imprescindible para sus fans; recomendable para cualquiera que quiera escuchar una lección de “Metal sin fronteras”.

 

Marco-Antonio Romero

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