ALTER BRIDGE - AB III

La Real Academia de la Lengua define prejuicio como la opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. No cabe una acepción del término más adecuada para referirse a mi relación inicial con ALTER BRIDGE. Recuerdo cuando quise adentrarme en su música, más por curiosidad que por otra cosa. Alguien me dijo: “Estos son como CREED pero en plan Nu Metal”. Por supuesto, todas las alarmas se me encendieron ya que CREED siempre me han producido un profundo rechazo, casi tanto como el estilo mencionado. Por lo tanto, la combinación, a priori, no podía ser más desfavorable.

Sin embargo, no sé por qué y tampoco tengo noción de cómo, mi vida terminó topándose con “Blackbird”, la segunda obra del cuarteto de Orlando. Probablemente, me tiré a la piscina viendo a buen precio el álbum en alguna tienda de la red. Fue ponerlo en el reproductor y volar. Me quedé sorprendido porque nada de lo que me habían contado se correspondía con la realidad. Solo una cosa: la personalidad de CREED se determina por su vocalista, Scoyt Stapp; la de ALTER BRIDGE la marca el gran Myles Kennedy, en mi opinión uno de los mejores cantantes de la actualidad. Ahora bien, de la definición inicial, ni rastro. "Blackbird" es, directamente, uno de los discos con los que más he alucinado en la última década y me sirvió para ahondar en la corta trayectoria de la banda y hacerme con “One Day Remains”, otro gran trabajo, si bien un peldaño inferior.


Por ello, y una vez comprobadas sus habilidades en directo, estaba expectante ante su inminente entrega. Sencillamente titulada “AB III”, nos encontramos ante catorce composiciones que siguen la línea marcada por sus predecesoras pero con un ligero afán de evolucionar que considero fundamental de cara a no quemar su propuesta. Estamos ante un álbum que si bien no puede ser calificado como conceptual, sí que las letras versan en torno a la fe y la espiritualidad de las personas, mas no exactamente ligadas con una religión concreta. En ocasiones, son introspectivas y es complicado seguirlas, dejando cierto margen a la interpretación del oyente (como debe ser) pero, en general, es un aspecto interesante que suelen cuidar bastante los de Florida.

Las canciones de ALTER BRIDGE suelen ser de dos tipos, con variaciones en torno a este patrón definido. Esto es un arma de doble filo porque si te gustan, caerás rendido; si no, puedo llegar a entender que alguien considere aburrida su propuesta. La primera estructura es la del single cañero, es decir, “Metalingus”, “Come To Life” o, ahora, “Isolation”, todo un hit que te entra en cuanto lo escuchas por primera vez. Son cortes en donde la guitarra de Mark Tremonti (¿se valorará algún día a este crack?) se fusiona a la perfección con la base rítmica de Brian Marshall y Scott Phillips para crear un sonido machacón pero, a la vez, envolvente, que te atrapa sin quererlo. En “AB III” podríamos poner como ejemplo “I know it hurts”, la inicial y poderosa “Slip to the void” o “Coeur D´Alene”.

Por otro lado, están los medios tiempos y baladas. Ahí es donde, para mí, este grupo sobresale por encima del resto. En “Blackbird” teníamos el tema que le daba nombre y la memorable “Comin´ Home” (¿el tema más adictivo que he oído en mucho tiempo? Quizá); pues bien, ahora ese papel lo juegan la preciosa “Wonderful Life”, “Breathe Again” o “All Hope Is Gone”, entre otras. En este punto es necesario destacar la magnificencia del dúo Tremonti – Kennedy. Mark, además de apoyar en las segundas voces, se luce y mete diversos elementos con sus seis cuerdas que quedan al servicio del brutal sentido de la melodía que tiene Myles. A lo mejor estoy obnubilado con el tipo pero, en serio, lo de Kennedy es de otro mundo. Su voz es cálida pero, paralelamente, no es limpia o suave, tiene un matiz oscuro y una pasión que mezclada con la música (también en esa tendencia para un grupo teóricamente comercial) les hace parecer unos BLACK SABBATH del siglo XXI. ¡Ojo! Entiéndaseme la expresión y no se tome como blasfemia porque musicalmente son muy distintos. Me refiero a la fuerza e intensidad que desprenden.


Por último, hay que referirse a un par de composiciones que, tal vez, muestren el camino a seguir porque si algo se puede achacar a ALTER BRIDGE es que los tres álbumes presentan bastantes similitudes. Esto está bien, a mí no me gustaría que ahora se dedicaran al Black Metal, igualmente que no me sentiría cómodo si IMMORTAL se pasaran al Post Grunge, pero en una banda con una personalidad tan acentuada puede implicar un desgaste rápido que derive en el tedio. Por supuesto, actualmente esto no ocurre pero como acción preventiva de cara al futuro inmediato podría ser positivo, al menos, que se lo plantearan. No obstante, estando bien, “Ghost Of Days Gone By”, el tema que más se sale de la tónica general, no entraría dentro de mis destacados. Es una canción positiva, en contrapartida a la mayoría, con un aire Post Rock que casa bien con las voces. También “Words Darker Than Their Wings” nos muestra a un Mark Tremonti tan protagonista como Kennedy en el apartado vocal. Aunque es habitual el que compartan labores, nunca Mark había sido tan preponderante. Musicalmente, es muy ALTER BRIDGE, pero son las voces las que confieren ese carácter diferencial. Magnífico corte.

Como se puede observar en toda la crítica, “AB III” me ha convencido. Tenían, para mí, imposible superar “Blackbird” y no lo han hecho, pero no era lo que se les exigía. El seguidor de ALTER BRIDGE demandaba un disco de calidad y eso lo han logrado, con creces. Como antes mencionaba, la única incertidumbre que me queda es si podrán aguantar en esta línea tan unívoca o, si por el contrario, el apartarse de la senda podría significar que perdieran el rumbo. Ecuación complicada de resolver, sin duda. Sí que podemos, mientras estas diatribas quedan en el alero, disfrutar del momento actual del cuarteto, de su brillante presente y de este “AB III”. En su esencia, grandes.

Marco-Antonio Romero

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