ANGRA - Secret Garden

El devenir de los últimos años de ANGRA no le ha sentado demasiado bien al grupo. Los problemas de Edu Falaschi en la voz, su marcha y la recomposición de la banda a partir de incorporar un nuevo vocalista (y batería) hicieron perder años preciosos a los brasileños, aunque también es cierto que nunca ha sido una formación que lanzase álbumes nuevos con frecuencia.

En ese devenir de cinco años se publicó el recopilatorio "Best Reached Horizons" para distraer la atención y un DVD en vivo celebrando el aniversario de su primera obra y que se tituló "Angels Cry: 20th Anniversary Tour", con la habitual y escasa hora y veinte minutos de concierto en la que no se interpretó "Angels Cry" al completo (toma aniversario, manda narices). Al menos sirvió de presentación a Fabio Lione (RHAPSODY, LABYRINTH...), aún no miembro de pleno derecho de ANGRA, un vocalista ideal para el estilo de los brasileños, capaz de cantar en tonos altos con suficiente calidad para no desentonar.

Pues bien, en esos cinco años lo único que ha sido capaz de crear ANGRA es este "Secret Garden", un jardín tan limpito y ordenadito como aburrido. Algunos dirán que no es poco, pero yo me he vuelto muy exigente con el paso del tiempo y no puedo asumir un trabajo así. Siguiendo el símil, hablamos de unos jardineros que eran excelsos y se han vuelto planísimos en sus conceptos. El hecho de ser un álbum conceptual, contando la historia de un científico ateo que debe replantearse su esquema de creencias espirituales tras un accidente que conlleva la muerte de su esposa... la cosa ya pintaba rara cuando me enteré. La cara más progresiva de los brasileños se encuentra de lleno en ese extraño hilo argumental, muy habitual en el mundo del Metal Progresivo, y se refleja de lleno en la propia música.


Aprecio además poca presencia de su Folk, esas percusiones, esa música clásica... y sí, también muy poca presencia de Power Metal, que no olvidemos, es la misma raíz sobre la que se cimenta (o cimentaba, viendo lo visto) ANGRA. Velocidad, pedimos más velocidad y gancho. Esa mezcla de fantasía pura que me arrebató el corazón se perdió casi por completo. Todo tiene un enfoque demasiado estandarizado, sin euforia, con escaso espacio para la magia y la genialidad que ofreció el grupo hasta "Aurora Consurgens", último disco donde considero que Loureiro y compañía se salieron.

Ha salido al final un álbum aún más soso que "Aqua", insipidez que en su día achaqué a la época difícil que atravesaba el grupo en aquellos años, pero no, se trata de algo peor, una carencia de frescura que empieza a ser alarmante. La escucha de "Secret Garden" se convierte en una experiencia pesada, dado lo poco dinámico de las composiciones en demasiados momentos, como "Violet Sky", "Final Light", "Upper Levels" o "Crushing Room", en la que han contado con Doro Pesch. El álbum es tan oscuro como su portada, que no presagiaba nada bueno, y cada escucha me anima a escucharlo tumbado en la cama... al menos es relajante y prestando mucha atención puedes ir valorando y rescatando detallitos aquí y allá.

Es que hasta el orden de las canciones dificulta su escucha. "Newborn Me", siendo una buena canción, con un buen estribillo y cargada de la esencia clásica, no es acertada elección como primer tema, con esa parada a base de guitarras acústicas a mitad de la canción. Creo que "Black Hearted Soul" (un trallazo bestial que empuja a "Secret Garden" del "aprobado" al "bien") hubiera sido un pleno acierto, porque es el tema que más me recuerda al grupo del que me enamoré, siendo el corte más "alemán" (en el buen sentido de la palabra) junto a "Perfect Symmetry". Solo por estas dos buenas piezas se puede llegar a tragar la decepción global que supone este disco. Uno de esos cortes más clásicos y rápidos tendría que haber abierto la obra, como ya lo hicieron en anteriores entregas. Debieron ir sobre seguro, a lo fácil, al menos en esto.


También salvaría de la quema generalizada el medio tiempo "Storm Of Emotions" y la emotiva balada "Silent Call", donde sí se aprecia algo de luminosidad entre tanto sopor. Demasiado hay que rebuscar para sacar cuatro o cinco canciones atractivas y por encima de la media, y de estas solo un par de las que hacen vibrar con puro Heavy Metal. Mención aparte merece "Syncronicity II", que me parecía uno de esos destellos de genialidad compositiva hasta que, víctima de mi incultura musical, descubrí que se trataba de una versión obra de Sting y sus colegas en THE POLICE. El recurso al menos les ha funcionado, porque la canción es como poco entretenida, pero resulta muy duro tener que decir que es precisamente una versión casi lo mejor de una obra de un grupo histórico como ANGRA.

Como curiosidad Fabio Lione ha metido algunas estrofas en italiano, pero es Rafael Bittencourt el que se lleva la palma cantando, para nuestra desgracia, y eso que no lo hace nada mal. ¿Entonces por qué me lamento de nuevo? Porque es evidente que hubiera sido más productivo que se centrase con sus seis cuerdas en componer mejores canciones y le hubiera dejado el peso total de las voces al de La Toscana, que para algo has fichado a una estrella del Heavy Metal europeo.

Pensaba que un tipo así cargaría de energía el seno de la banda, pero la esperanza ha sido vana. La aparición de Lione no ha levantado oleaje y se ha visto arrastrado por una marea de calma exagerada. A ver si se les pasa la depresión, se dan un paseo por las playas de Brasil y se les resetea ese ataque de "músico profesional" para volver a la senda más espontánea y creativa, juvenil si me apuráis. Menos producción, menos invitado famosete y más raíces.


En cuanto a los vocalistas invitados, se puede pensar que le ofrecen más variedad, pero en realidad llegan a desesperar por el resultado que han ofrecido, especialmente lo de Simone Simons. Ahí tenemos a la holandesa, que se calza enterita la balada "Secret Garden" (que para más inri le pone título al trabajo) y eso ni parece ANGRA ni nada... un desastre que gustará a los incondicionales de EPICA, pero hará hervir la sangre a los que nos sentimos desprotegidos, carentes del sonido de toda la vida. Se me cae un ídolo al perpetrar algo tan carente de personalidad, tan poco suyo.

Entiendo que el núcleo duro de ANGRA estará más que orgulloso de su nuevo y brillante larga duración, pero tanto tiempo invertido en algo que resulta tan poca cosa me revienta. Esa es la historia de este trabajo, un científico ateo que recupera la fe, y aquí un fan que la pierde.

 

Carlos Herrero

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