ARCH ENEMY - War Eternal

Aviso: Esta es la crítica de “War Eternal”, el disco nuevo de ARCH ENEMY.

Supongo que ya habrán salido espantados unos cuantos porque este no deja de ser uno de los grupos a los que se ha sacudido como a una estera desde ciertos sectores del espectro metálico con la especial saña que se dedica a aquellos que escalan al mainstream y a lo más parecido al star system que tenemos en la escena actual. Supongo que va en el precio de la fama y el dinero. Ahora bien, me resulta divertido el ejército de admiradores que le surgió a Johan Liiva cuando le sustituyó Angela Gossow y en un par de años ARCH ENEMY pasó de ser el grupo que te gustaba a ti a ser el que le gustaba a casi todo el mundo. No recuerdo ver antes del cambio de milenio a montones de gente con camisetas de ARCH ENEMY ni que el grupo tocara en estadios. Es curioso como intentamos a veces ser más papistas que el Papa, que es un señor que se llama Francisco.

Personalmente, y sin excesiva filia ni fobia, ha seguido durante todos estos años al grupo bastante de cerca y puedo asegurar que no me han quitado por ello mi carnet de amante de GRAVE MIASMA o DEAD CONGREGATION. Incluso afirmo, porque soy un desahogado, que Liiva no me parecía como cantante la última Coca-Cola del desierto ni mucho menos. Y finalmente recuerdo que en ARCH ENEMY están Sharlee D'Angelo, que en 1994 ya estaba en MERCYFUL FATE, y por supuesto Michael Amott, que ha grabado entre otros el “Dark Recollections” de CARNAGE y tanto “Necroticism” como “Heartwork” de CARCASS. Todo es criticable y opinable, por supuesto, y las diferencias de criterio hacen del mundo un lugar más ameno. Como la cerveza. Dicho esto, hay que tener cuidado con las lecciones de autenticidad metálica que damos y hay que medir bien a quién se las damos.


Todavía no he dicho nada de un disco del que hay mucho que decir. Digamos que este es una especie de Mark III de ARCH ENEMY tras la salida de Angela Gossow catorce años después y supongo que en buenos términos porque sigue vinculada al grupo como mánager. La figura de la alemana rubia, en ese sentido una de tantas como bien saben en Mallorca, ha sido durante estos casi tres lustros el epicentro del éxito y de la controversia. Llegó cuando no había tantas mujeres al frente de grupos con voces guturales, reconozcámosle eso y una imagen desde luego impactante y atractiva. En mi opinión, se estrenó haciendo un buen trabajo en uno de los grandes discos de la historia del Melodeath: “Wages Of Sin”, creo que tan bueno o mejor que cualquiera de los trabajos grabados antes con Liiva. Después llegó el pelotazo, el mainstream, las caras hasta en la sopa y el hartazgo que eso inevitablemente provoca en una parte del público metálico. Y en lo musical, altibajos entre discos intachables como “Rise Of The Tyrant” y otros como máximo discretos con “Doomsday Machine” como principal exponente.

En directo, el grupo es una garantía al que la caída en picado de la garganta de Gossow perjudicó en sus últimos años. Antes, en tiempos de “Anthems Of Rebellion”, vi a ARCH ENEMY dar un concierto soberbio en la sala Caracol con ZYKLON de teloneros y una Angela, entonces sí, pletórica.

Alissa White-Gluz debuta con ARCH ENEMY en "War Eternal"

Y sigo sin hablar del nuevo disco… apurada la última taza de la era Gossow con ese “Khaos Legions” al que no saqué demasiado jugo, llegó la hora de tomar decisiones y Michael Amott tiró por la populosa calle del cambio de cromos: una personalidad femenina fuerte por otra. Así llegó Alissa White-Gluz para, de entrada, ser recibida a puerta gayola con críticas por provenir de THE AGONIST o por tener el pelo azul. Cosas.


Amott ha hecho, que es lo que suelen hacer los músicos mientras nosotros le damos vueltas a sus cosas, lo que le ha venido en gana y ha optado por la jugada menos arriesgada. Otra cara bonita, otra imagen potente y, por cierto, una cantante más versátil que Gossow y que se estrena en ARCH ENEMY con un trabajo muy notable en “War Eternal”. A veces calca a la ex, otras estira una personalidad menos gutural y más agresiva. Inyecta al grupo la energía que vive en la savia nueva, sale airosa con holgura y quizá haya tenido ya tiempo de dejar su sello en unas letras que siguen sin ser nada especialmente profundo pero que al menos no tienen esta vez un trillón de referencias a la revolución, la rebelión y sus campos semánticos.

El terremoto Gossow-Gluz oculta otro cambio fundamental y absolutamente acertado: el puesto de segundo guitarrista, que ha bailado demasiado con las idas y venidas del hermanísimo Cristopher Amott, ha caído en las manos de Nick Cordle, no por casualidad una pieza perfecta para el grupo a la vista de su trabajo en ARSIS. Su labor es básica en el fuste guitarrero del disco, su gran sostén a partir de buenas melodías, los mejores solos del grupo en una buena temporada y unos riffs que abren más la puerta que en el pasado reciente a la influencia de los últimos CARCASS.

Para muchos todo seguirá sonando reciclado y previsible, lo sé, pero yo percibo la versión más fresca y energética de ARCH ENEMY en mucho tiempo. Este grupo, como tantos, tiene un estilo ya muy definido y una fórmula de éxito de la que tiene pocas ganas de moverse. Si compras su nuevo disco, sabes lo que compras. Y supongo que algunos habrían aplaudido a rabiar un cambio radical de estilo. Supongo. Ja.

En cuanto a ese estilo, poco se puede debatir. Es ARCH ENEMY con mucha energía metálica y, sí, con ese Melodeath muy clásico y digerible que le convierte casi en un grupo de Heavy Metal al uso con voces guturales. Eso no evita que “War Eternal” tenga alguno de los momentos más vibrantes y potentes que se le recuerdan a un grupo que, supongo que en eso sí convendremos la mayoría, puede montar unos set-list de absoluto primer nivel si se va picando de lo mejor de toda su discografía. Este nuevo disco es un muestrario de canciones rápidas y thrasheras, otras más melódicas y un par de himnos de los que ARCH ENEMY ha facturado con mejor o peor suerte desde los tiempos de “We Will Rise”.


Apenas hay sorpresas pero eso no es esencialmente malo. Si acaso, algunos detalles mejoran canciones previsibles como el groove crujiente de la masticada “On And On” o el gran trabajo de guitarras que salva a la empalagosa “No More Regrets”. El único detalle algo aventurero es una prospección atmosférica que da más importancia a los arreglos de teclados y que explota en canciones que modifican muy ligeramente el perfil del disco como el amago sinfónico de “Time Is Black” y sobre todo Avalanche, que tiene unas melodías que rozan lo gótico y un estribillo en el que doblan, glups, voces limpias de Alissa. Y se trata, en definitiva, de una de las grandes canciones del disco.

Dicho lo anterior, quizá suene contradictorio que el disco me parezca valiente pero en cierto sentido es así. ARCH ENEMY no trata de inventar nada ni se esconde detrás de trucos ni artificios, no hay cambios ni juegos de despiste, sólo un puñado de canciones directas y muy concentradas en el habitual estilo de riffs, melodías, solos y estribillos. En un punto trascendental de su carrera y en plena transformación, ARCH ENEMY muestra su estilo desnudo sin dejar espacio a que se juzgue nada que no sean sus canciones. El sonido, por supuesto, es cristalino y pulido hasta el límite, y la portada seguramente sea la mejor de toda la historia del grupo, que tampoco es un halago superlavito. Pero finalmente todo queda pendiente del juicio a un disco de canciones, accesible y clásico. Y en ese sentido doy mi aprobación a “Never Forgive, Never Forget”, la poderosa "As The Pages Burn", la hímnica “You Will Know My Name”, la citada “Avalanche” y el single “War Eternal”, una canción marca de la casa que pasará a ser infaltable en el repertorio del grupo. O “Stolen Life”, una agradable llamada a los buenos tiempos del Melodeath y la prueba de que se puede seguir haciendo buena música a partir de una fórmula clásica y, sí, ya manida.

En definitiva, y pelando todas las capas de debate como si “War Eternal” fuera una cebolla, queda un buen disco. Desde luego no va a convencer a los que se han ido bajando del barco con el paso de los años y va a encantar a la masa de seguidores habituales. A partir de ahí, creo que se merece una oportunidad de los que se toman a ARCH ENEMY con más naturalidad y sencillamente tengan ganas de encontrarse al grupo con nuevo envoltorio y en formato previsible pero con un puñado de buenas canciones en el zurrón. Después de 2001 y a partir de “Wages Of Sin”, no hago más distinción en la carrera de este grupo que la que hay entre discos mejores y peores. Y este quedará, estoy casi seguro, como uno de los buenos.

Juanma Rubio

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