Crónica y fotos de ABSU, LÓSTREGOS y NETÓN en la sala Nazca de Madrid (6 de febrero de 2025)
Si cuando me compré por recomendación de un amigo mi primer disco de ABSU, hace ya unos cuantos años, alguien me hubiera dicho que los vería actuar en mi ciudad lo cierto es que me hubiera reído y tachado de “loco” a quien se le hubiera ocurrido semejante idea. Pero hete aquí, recién iniciado el 2025, que no sólo Proscriptor McGovern iba a pisar mi ciudad si no que, además, haría una minigira recalando en otras dos ciudades de España. Ver para creer.
Haciendo honor a la verdad los más puristas podrían afirmar, sin temor a equivocarse, que la banda que venía no era “exactamente” ABSU. Efectivamente, ni Raymond Dillard Heflin ni Michael Brandon Kelly, núcleo “duro” de los americanos y los que grabaron junto a Russley Randell Givens (Proscriptor para los amigos) “The Sun Of Tiphareth”, la obra cuyo trigésimo aniversario ha dado pie a la “resurrección” del grupo, eran de la partida. Hace mucho tiempo que, tanto el bajista como el guitarrista clásico del combo, decidieron abandonar ABSU, bien por haber perdido el interés en la música que crearon bajo esa denominación en el caso del guitarrista, bien por diferencias musicales en el caso del bajista. Así que sólo restaba Russley para defender y reivindicar el legado de esta banda de culto.
De todas formas, viendo las cosas que suceden actualmente con el tema de las formaciones, tampoco seré yo el que se rasgué las vestiduras porque su vocalista principal (y baterista, aunque ahora no ejerza en directo como tal) desde 1992 decida girar celebrando el aniversario de semejante discazo. Eso sí, para esta gira ha optado por recurrir a los griegos ZEMIAL como banda de músicos acompañantes. Como diría Enrique IV, “París bien vale una misa”, aunque sea negra en nuestro caso.
NETÓN

La noche no empezaba de la mejor manera cuando, a la hora prevista para la salida a escena del primer grupo telonero, los barceloneses NETÓN, aún no se habían abierto las puertas. Esto implicó un retraso de cuarto de hora que, aparentemente, no afectó a la descargas de los grupos porque todos salieron con ese mismo retraso respecto a los horarios publicados. Al menos el cuarteto catalán creo que interpretó el total de canciones que su repertorio, pegado en el escenario, indicaba. Lo que sí creo que afectó fue al tema del sonido, manifiestamente mejorable con el primer grupo y nefasto con los segundos. Pero de eso hablaré luego.
No los había escuchado con anterioridad pero, buscando información sobre NETÓN, les denominan Death/Black Metal. Tras presenciar su actuación, de unos 45 minutos (no tienen material publicado a día de hoy para tocar tanto), la verdad es que no creo que el registro vocal de Tagotis se pueda encuadrar dentro del Death. Lo mismo se debe a los apoyos vocales del bajista Carlos, pero tampoco creo que fueran tan numerosos como para esa denominación. Lo cierto es que me “descolocaron” un poco musicalmente respecto a lo que esperaba encontrarme.
Con dos escudos flanqueando el escenario y una espada en el pie del micrófono iniciaron su actuación, tras una intro, con “La Ira del Endriago”, “Decapitador” y “Numancia” con un sonido bastante malo donde apenas se escuchaba la guitarra de José tapada por el bajo de Carlos, francamente alto en la mezcla. Ninguno de esos tres temas ha sido publicado aún por lo que imagino que formaran parte de un próximo trabajo ya que tan sólo tienen una demo con tres canciones y un EP, recién editado.
Con una sala que seguía prácticamente vacía, y no muy motivada con la actuación del cuarteto (ignoro el por qué de la ausencia esa noche de Vicenzo, su otro guitarrista), prosiguieron interpretando todos los temas que han visto la luz como “Yo Soy la guerra”, “Tierra Quemada” o “A la Sombra de Vaélico”. Tagotis y sus compañeros vivieron la actuación con bastante intensidad, sobre todo el vocalista, pero la temática bélica y de historia ibérica terminó por hacérseme un poco repetitiva. Tampoco ayudó a mejorar mi percepción que algunas partes, más que cantadas, fueran recitadas pero entiendo que de este modo es como quieren expresarse así que nada que decir a este respecto.
“Teutoburgo (El bosque de la muerte)”, el corte dedicado al caudillo lusitano “Viriato” y otro tema nuevo llamado “Boudica”, centrado en la reina de los icenos, pusieron el punto y final a una descarga que, personalmente, no me convenció. Acaban de formarse como banda, aunque algunos de sus miembros tengan bastante bagaje previo (sobre todo su baterista de origen italiano Simone Lugas) por lo que creo que hay margen de mejora para desarrollar su concepto tanto lírico como musical.
LÓSTREGOS

A LÓSTREGOS sí que los conocía y, de hecho, me apetecía muchísimo verles en directo presentar su reciente trabajo “Nai” que, aunque menos brutal que su obra maestra previa “Onde Calan os Corazóns, Ruxen as Pedras”, ha vuelto a dejar claro que el nivel al que está el cuarteto gallego dentro del Pagan Black Metal melódico es altísimo. Si es que hasta que canten en su lengua queda perfecto y les da un toque distinto. Desde mi punto de vista, nada tiene que envidiarle a cualquier grupo de fuera de nuestras fronteras. Es más, están muy por encima de algunos grupos extranjeros del estilo.
Tal y como transcurrió el cambio me dio la impresión de que no habían podido probar sonido previamente, imagino que por falta de tiempo. Esta impresión se confirmó cuando decidieron tocar todos juntos una parte de un tema dejándonos a algunos con la duda de si, realmente, estaban probando o su actuación ya había comenzado. Finalmente dieron el visto bueno y no sé cómo se escucharían ellos por los monitores pero en el foso las guitarras había que intuirlas (y ellos sí tenían dos guitarristas) y el resto era una auténtica bola. Curioso que en una sala donde no suelen sonar mal los grupos, LÓSTREGOS viera lastrado su concierto por uno de los peores sonidos que recuerde ahora mismo allí. Estaba justo delante de la mesa, por lo que no entiendo muy bien qué estaba oyendo la persona encargada de tal menester. O lo mismo había prisa por el citado retraso y daba igual. Lo ignoro, pero fue una verdadera pena no poder disfrutar nada, por este motivo, de su, por otro lado, cortísima descarga.
Con la sala mostrando un aspecto bastante mejor que con NETÓN, abandonaron el escenario unos minutos para pintarse la cara, “I. AUGA - Ondas Serpeantes”, primer corte de “Nai”, fue la elegida para abrir un concierto centrado exclusivamente en él ya que, a excepción de la canción instrumental que le pone fin, los otros cuatro temas que lo componen sonaron en el mismo orden en el que aparecen en el disco. Está claro que apostaron fuerte por su último trabajo aún sabiendo que su tiempo era limitado al ejercer de teloneros. Lo que no sé es si eran realmente conscientes de lo poco que les iban a dejar tocar o se llevaron una sorpresa a tenor de cómo se marcharon de las tablas tras “IV. TERRA - Proclama da Nai”…
La voz del bajista David Rodríguez Ferreiro no se escuchó tan mal (su bajo además estaba bastante alto en la mezcla como sucedió en sus predecesores), en líneas generales, como seguían haciéndolo las guitarras de Jesús y Iago en “II. LVME - Cinza Sacra”. Una lástima, porque las sensacionales melodías del tema quedaron absolutamente deslucidas. Las de este, y las del resto, obviamente. Es que ni siquiera la batería de Alberto sonaba bien. Todo era un despropósito y, llegados a este punto, asumí que no había nada que hacer perdiendo toda esperanza de disfrutar de un concierto al que le tenía muchas ganas. Tampoco sirvieron de nada nuestras miradas y gestos al técnico intentando hacerle ver que estaba siendo un desastre la ecualización.
Al grito de “somos los fillos do Nordés” mi tocayo presentó, como es obvio, “III. AR - Fillos do Nordés”, otro tema que sobrepasa los diez minutos, que demuestra que se puede hacer un tema largo, variado y para nada aburrido o monótono. Todo tiene un sentido en unas composiciones a las que no le sobra ni falta acorde. La profunda voz de Iago es el contrapunto, y complemento perfecto, a la de David y fueron, precisamente suyas las palabras que sirvieron para dar comienzo al que sería, a la postre, el último tema de su actuación. Efectivamente, “IV. TERRA - Proclama da Nai” puso el punto y final a menos de 40 minutos de actuación que, para un servidor, supo a muy poco. Ni el sonido ni la duración de su concierto les hizo justicia. Aunque sé que son largas sus canciones, qué menos que haberles dejado una más.
Ojalá haya otra oportunidad para que vuelvan a la capital a presentar en mejores condiciones “Nai” y, por supuesto, tengan tiempo para repasar algunos de los tremendos temas que forman parte de su discografía que no tuvieron cabida esta noche. Estoy seguro que su nombre, poco a poco, empezará a resonar con fuerza (en realidad ya lo está haciendo desde hace algún tiempo en círculos más o menos “underground”) por la calidad que atesoran. Crucemos los dedos para ambas cosas.
ABSU
Con el sabor agridulce, en realidad mucho más agrio que dulce, de lo presenciado con LÓSTREGOS, una sala prácticamente llena aguardaba expectante la aparición de Proscriptor y sus acompañantes mientras la portada del disco homenajeado era proyectada en la pantalla de la sala. Explosión de júbilo cuando los músicos, seguidos por el vocalista, aparecieron en escena para dar su primer concierto en este formato e interpretar íntegro, y en orden, “The Sun of Tiphareth”. Esto significaba que la increíble “Apzu” fue la elegida para abrir las hostilidades y, para mi sorpresa, el sonido pasó de “desastroso” a “aceptable” mejorando, incluso, con el transcurso de las canciones hasta llegar a “bueno”. Desde luego fue una alegría porque me temía lo peor en este sentido, visto lo visto.
Que el bueno de Russley fuera todo un personaje me lo esperaba. Ataviado con una especie de túnica negra brillante medio raída, unos guantes plateados hasta el codo, cual Astraco en los mundos de Yupi, y un micrófono engalanado con motivos místicos (que dio mucho juego y elevó hasta la saciedad) salió como un torbellino y mucha actitud desde los primeros acordes, cantando de una manera que me sorprendió positivamente. Es verdad que algunos de los agudos “marca de la casa” se quedaron en su Texas natal (el tiempo pasa para todos) pero, en líneas generales, mantuvo un nivel muy digno en todo momento apoyado por el bajista Ulvaar pero, sobre todo, por el baterista y líder de ZEMIAL, Archon Vorskaath. Lástima que prácticamente no se escuchaba al primero, y muy poco al segundo, la mayor parte de las veces que intervinieron.

A nivel instrumental creo que los músicos de ZEMIAL reprodujeron con bastante fidelidad los temas de ABSU. Así, “Feis Mor Tir na n'Og (Across the North Sea to Visnech)”, “Cyntefyn's Fountain” o “A Quest into the 77th Novel” mantuvieron gran parte de la esencia de lo grabado hace tres décadas. Eso sí, no hubo teclados grabados (ni sin grabar, huelga decir) ni voces femeninas en los temas que sí las tienen en el disco, siendo el propio Proscriptor el encargado de cantarlas. En los tiempos que corren donde tenemos que sufrir todo tipo de pregrabados en bandas de cualquier estilo, me chocó que ellos no los tuvieran.
Aenceorg me convenció a las seis cuerdas, tanto en los riffs como en los solos, y el citado Archon tras los parches también. De todas formas, aunque el trabajo del baterista griego fue francamente bueno, eso no quita para que se haga tremendamente raro no ver a Proscriptor tras su kit. Aunque ejerciendo de vocalista se lució más, es evidente, me hubiera gustado verle en su autentica “esencia” tocando la batería y cantando. Es el precio a pagar por esta unión con la banda griega.
Se saltaron la instrumental “Our Lust for Lunar Plains (Nox Luna Inlustris)”, que no sonó ni grabada, siendo sustituida por unas palabras de Proscriptor antes de presentar la adaptación que hizo el propio baterista del “The Coming of War” de Morbid Scream y rubricar el aniversario de “The Sun of Tiphareth” con el tema que da título al disco, dejando un buen sabor de boca. Hubo algunos detalles tal vez mejorables pero creo que a todos nos satisfizo como lo afrontaron en mayor o menor medida.
Lógicamente, y dado que el disco no llega a los tres cuartos de hora, todos esperábamos que tocaran un puñado de temas más de alguno de los otros cinco discos que los estadounidenses tienen en su haber. Parecía obvio que algo de “The Third Storm of Cythrául”, “Tara” o, por qué no, también del disco homónimo podría servir para alargar la duración de su actuación. Pues sí, y no. El corte que abría su tercer disco sí fue interpretado y, además, “...and Shineth unto the Cold Cometh” fue muy bien recibido por una audiencia que tenía ganas de más ABSU. Sin embargo, una fija en las quinielas de muchos como “Manannán” perteneciente a “Tara” fue sustituida por “Never Blow Out the Eastern Candle” del EP “In the Eyes of Ioldánach”.
En principio no habría habido queja si no fuera porque, tras ella, el Sr. McGovern nos preguntó qué nos parecía la unión de ABSU y ZEMIAL para, acto seguido, comentar que iban a tocar algunas canciones de los griegos. Aunque no recuerdo haberlo visto anunciado por ningún sitio (hubiera estado bien conocerlo de antemano para saber a lo que se iba), tampoco me sorprendió que cayera algo del grupo que le acompaña, máxime cuando el propio Proscriptor colabora en sus discos. El problema viene cuando no son un par de temas si no alguno más… Con todos los respetos para Archon, habíamos ido a ver a ABSU y no a ZEMIAL.
Así, comenzaron por el tema que da nombre a su último EP “To Slay with Silent Dagger” y la diferencia en la respuesta del público con respecto a todo lo anterior fue como la noche y el día. No sé si porque nos dejó a todos algo “descolocados”, porque los temas eran peores (esto sin lugar a dudas), o por ambas cosas. El caso es que ni las fugaces “Full Moon Necrophilia” (qué floja me pareció y eso que tiene más de veinte años) y “Under Scythian Command” de su último disco, “Nykta”, que ya tiene casi doce años, calaron en la audiencia de manera significativa.
Tampoco hubo una gran mejoría cuando siguieron echando la vista atrás hasta el siglo pasado con “The Tears That Wet Gethsemane” y “Sleeping Under Tartarus”. Para mí fue un error garrafal, bastante difícil de entender, meter tantos temas de los griegos en un supuesto concierto de ABSU. Aunque la duración fue mayor de lo esperado, para más inri, no hubo lugar para bises ni más temas de los estadounidenses porque con “Breath of the Pestilence”, también de “Nykta”, se despidieron de nosotros abandonando rápidamente el escenario. No se movió nadie por si volvían a salir pero las luces de la sala, y PANTERA a todo volumen, nos invitaron a todos a marcharnos lo más rápido posible de allí, que seguro que había sesión disco o de reggaetón.
Aún con todo, no me arrepiento de haber ido, pero lo que podía haber sido una velada para el recuerdo se quedó simplemente en un concierto con dos partes muy desiguales que, en conjunto, tan sólo puedo calificar como correcto. Creo que el repertorio de ABSU se quedó muy cojo y que el de ZEMIAL se alargó en exceso pero, como decía antes, tal vez ese sea el precio a pagar por haber podido ver a Proscriptor McGovern en directo. Es lo que hay.

Promotora: Manguales Extreme Metal Union
Fotos: Carlos Herrero
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