Conciertos de ATTIC y REDIMONI - 12 de agosto de 2018, Barcelona (sala Razzmatazz 3)
El pasado domingo en Barcelona tuvimos una cita con el mundo del ocultismo, del terror y del satanismo de la mano de los alemanes ATTIC. Dicho concierto fue la última parada de la gira española que han realizado junto a los thrashers barceloneses REDIMONI y que antes de llegar a la Ciudad Condal recorrió ciudades como Zaragoza, Portugalete y Madrid.
REDIMONI
REDIMONI subió al escenario con mucha puntualidad ante una sala un tanto desangelada cuando tan solo pasaban quince minutos de las ocho. A pesar de tener el rol de banda telonera, los catalanes gozaron de un set largo y en sus cincuenta minutos de actuación ocurrió de todo, incluso llegaron a ver como la sala se fue llenando progresivamente hasta llegar a lucir un aspecto más que acogedor.
Su repertorio arrancó con “Infernal”, seguida de “To The Gallows”, “Crawling Ghouls” y “Sha Mat” donde dejaron patente que REDIMONI es una banda con solera, llevan años pateándose salas y eso se nota. Sonaron potentes de inicio y visualmente también resaltaron sus atuendos de fraile e incluso la máscara que lucía su vocalista.
Sin apenas respiro continuaron su show con “Cast Into The Valley Of Hinnon” y “The Ultimate Victory”. Ciertamente los juegos vocales entre el guitarrista y el frontman fueron muy acertados, dotando la actuación de un gran dinamismo.
Como si de un torbellino se tratase, nos azotaron sin descanso con “Journey To The Netherworld”, “Pragmatic Sorcery” y “Sovereign Of The Great Beyond”. Acto seguido aprovecharon para coger un poco de aire y dirigirse al público agradeciendo que hubiesen ido a apoyar el evento. Después del breve discurso continuaron metiendo caña de la mano de la poderosa “Metal Heart” y “Facing Pazuzu”, inspirada en la película de “El Exorcista”. Dicha temática vino como anillo al dedo ya que sin duda la del domingo fue una noche oscura y llena de misterio.
Una vez más, sin apenas descanso, arrasaron con “Set Fire To Their Lands” y “Defenestration” que sirvieron para caldear el ambiente y poder afrontar el último tramo de su espectáculo con decisión de la mano de la aceleradísima “Nail Maniac” y la potente “Seven Plagues Unleashed”, para poner el punto final con “Desperta Ferro”, el que suele ser su habitual broche de oro de sus actuaciones y con el que abandonaron el escenario entre aplausos. Tan solo eché de menos un poco más de movilidad de algunos de sus miembros sobre el escenario.
ATTIC
Tras REDIMONI, ATTIC tarcó media hora en hacer el cambio de escenario y es que lo de los alemanes requiere tiempo y dedicación ya que convierten el escenario en un auténtico altar para ofrecer su ritual oculto. Los propios miembros de la banda estuvieron decorándolo con velas, candelabros, una mesa justo delante de la batería donde parecían colocar las mismísimas ofrendas a Satán y muchísimo incienso quemando que pronto impregno la sala entera.
Tras todo el ritual de montaje se bajaron del escenario y dejaron sonando una intro. Unas vallas de madera con velas en el suelo separaban el escenario del público. La ambientación era perfecta con los candelabros luciendo a ambos de la batería, cuando de repente entre el humo del incienso saltó la banda a escena, seguida de Meister Cagliostro, que apareció encapuchado y con un gran crucifijo en mano, dando comienzo al show con “Sanctimonious” y clavando el crucifijo invertido justo en el medio del altar.
El frontman dejó patente que tiene bien empapadas las discografías de MERCYFUL FATE y KING DIAMOND y es que tanto la banda como Meister Cagliostro son unos clones absolutos de los daneses y si os soy sincero esto fue uno de los motivos por los cuales no les había hecho mucho caso en estudio. Podríamos englobar a la formación alemana junto a bandas del calibre de los ya desaparecidos IN SOLITUDE o PORTRAIT para que os hagáis una idea.
“A Serpent In The Pulpit” y “The Invocation” continuaron con un show en el que rápidamente dieron muestras de que iban a interactuar poco con el público. Desgranaron sus temas sin apenas descanso, serios, contundentes con esas melodías angustiosas que tan bien sientan a la banda. Uno de los grandes momentos de la noche llegó con “Join The Coven” junto a “Satan’s Bride” de su disco debut que hizo que el público se viniera arriba con los solos infernales del inicio de la primera de ellas.
La elaborada “Die Engelmacherin” y sus casi ocho minutos de duración bajaron un poco la intensidad frenética del concierto y es que la mayoría de los temas de ATTIC son veloces y a piñón fijo. Dicha velocidad perdida la retomaron con “The Hound Of Heaven”, incluida en su más reciente trabajo de estudio datado del 2017. Mientras que el contrapunto lento y majestuoso vino de la mano de una “Dark Hosanna” llena de sentimiento. A esas alturas de concierto pudimos dar por comprobado sobradamente que los alemanes en vivo ganan enteros respecto a sus discos en estudio. Quizá el que se parezcan tanto a las bandas míticas que comentábamos más arriba les lastre, pero una vez vistos en directo puedo asegurar que ganaron un nuevo seguidor.
La oscura “Born From Sin” supuso el final del concierto, pero sin hacerse demasiado de rogar todavía hubo tiempo para un bis final que arrancó de la mano de la gran “Funeral In The Woods”, con un Meister Cagliostro que se cambió de vestimenta y apareció sobre el escenario con una chaqueta de piel con parches de MERCYFUL FATE y PAGAN ALTAR en su espalda.
El vocalista aprovechó para dirigirse de nuevo a sus seguidores para comentar que esta era la segunda vez que la banda actuaba en Barcelona y que no esperaba un recibimiento tan caluroso, así que aprovechó para presentar “There Is No God”, la cual se convirtió en una gran declaración de intenciones para el grupo.
El final de la actuación vino de la mano de la ampulosa y agónica “The Headless Horseman”; justo después de este tema, los alemanes recibieron una gran ovación de los seguidores que se habían acercado a la sala Razzmatazz 3.
El show demostró que ATTIC puede tener un futuro prometedor por delante si saben jugar bien sus cartas. Inventar algo hoy en día en este género es complicado, pero es indudable que la banda sabe bien cómo crear una gran atmósfera oscura en la sala donde actúan y que los presentes no puedan dejar de mirar el escenario ni un solo segundo. Este ambiente sienta genial a sus composiciones y hace que alcancen una nueva dimensión en vivo.
De lo que sí me quejaré una vez más, ya que si no lo digo reviento, es de la duración del concierto. Sin llegar a ser el bochorno de DEVILDRIVER días atrás, una hora y cuarto me parece un poco justo de tiempo para una banda joven y con dos discos en el mercado. Si es que hasta alguna versión de alguna banda mítica les hubiese venido como anillo al dedo para completar el set. Está claro que ATTIC tiene cosas que pulir y mucho trabajo por delante, pero aquí y ahora rompo una lanza por los alemanes, quienes nos brindaron un espectáculo de lo más entretenido en una calurosa noche del mes de agosto.
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