“Cálida” tarde de domingo la que se respiraba en los aledaños del Manzanares, sobre todo comparándola con algunas de esa misma semana, en la que los vikingos AMON AMARTH atracarían su drakar para presentar en condiciones, tras su paso por el festival de Viveiro el verano pasado, su “nuevo” disco de estudio “Deceiver Of The Gods”.
Un buen puñado de seguidores les esperaban desde temprana hora en la entrada, dejando claro que ni el hecho de ser domingo ni el elevado coste de la entrada, iban a ser inconveniente para disfrutar del buen directo de los suecos. Sin lugar a dudas, están viviendo el momento más dulce de su prolífica carrera. Pero antes de enfrentarnos a las hordas comandadas por Johan Hegg, un par de bandas, con poca similitud estilística con los cabezas de cartel, amenizarían la espera hasta que les llegara el turno a los suecos.
SAVAGE MESSIAH
Con poca gente aún en el interior del recinto saltaron puntuales los ingleses SAVAGE MESSIAH bajo los acordes de la cañera “Iconocaust”, tema que también abre su último disco de estudio “The Fatefull Dark” en el que combinan el Thrash Metal, el Power Metal y el Heavy Metal de toda la vida, predominando uno u otro según el tema en cuestión, con bastante buen gusto.
En los instantes iniciales, desde mi posición (muy cerca del escenario) el sonido no era precisamente brillante y ni el primer corte ni “Cross Of Babylon” o “Hellblazer” sonaron como es debido a pesar de que la voz de Dave Silver se escuchaba bastante bien. Sí sumamos el sonido inicial a los escasos treinta minutos que duró su descarga nunca podremos hablar de un gran concierto. Es lo que tiene abrir para otros…
Sin embargo, apuntaron buenas maneras en “Scavengers Of Mercy”, agudos de David incluidos, con una mejora sónica apreciable, aunque a lo mejor también ayudó que me fuera hacía atrás, y parecieron conectar más con la audiencia que, poco a poco, iba accediendo a la sala.
Buena actitud de todos sus miembros conscientes de la oportunidad que se les brindaba para atraer a algún asistente a su causa mostrando todas sus armas que, bajo mi punto de vista, no son pocas ya que “The Fatefull Dark” me parece un trabajo muy interesante.
Sin demasiado tiempo para más, tocaron otro par de cortes del disco que presentaban, y que copó todo su repertorio, como el que le da título o la variada “Minority Of One”, uno de mis temas favoritos del cuarteto, con la que se marcharon recibiendo los aplausos del respetable, que ya esperaba la salida del siguiente grupo.
HUNTRESS
Mis referencias de HUNTRESS no eran las mejores precisamente pero, como no los había visto en directo aún, decidí darles el beneficio de la duda. Tras presenciar su concierto he de decir que me decepcionaron bastante sobre las tablas a pesar de que empeño no les faltó, especialmente a su vocalista y objeto de todas las miradas, Jill Janus.
Con dos discos en su haber (uno menos que sus predecesores por lo que me sorprendió un poco su posición en el cartel) eligieron “Senocide” de su debut “Spell Eater” para presentarse de nuevo ante el público madrileño. Le dió el relevo “Destroy Your Life” de su última obra “Starbound Beast”, que no me dijo nada y me pareció mediocre.
De nuevo para mi gusto los primeros temas no sonaron bien y, aunque es de alabar el intento de Jill por cubrir toda la amplitud de registros que despliega en estudio, creo que en este caso el que mucho abarca poco aprieta porque flojeó en diversos momentos del show. Sin embargo sí que me gustó su labor de frontwoman, mostrándose dinámica y comunicativa durante toda su actuación.
Aunque sus dos discos hasta la fecha se repartirían el protagonismo de su concierto, como su último trabajo tiene ya un tiempo, también dejaron sitio en su repertorio para un par de temas nuevos. El primero fue “Harsh Times On Planet Stoked” y el segundo “Flesh”. Ambos me dejaron frío, la verdad, y cortaron un poco la dinámica del concierto ante el desconocimiento general pero bueno, querrán ver cómo funcionan en directo.
Con Jill como protagonista (aunque no me resulta tan atractiva como algunos pretenden porque está demasiado delgada en mi opinión) el resto del grupo más bien se dejó llevar interactuando lo justo entre ellos (era Jill la que siempre les buscaba) y cumpliendo con su labor instrumental con corrección. Si acaso, el momento “estrella” para el guitarrista Blake Meahl fue cuando tradujo lo que la rubia vocalista iba diciendo al mejicano (que no al castellano) para presentar el tema que Lemmy les ha compuesto y que, como no, tiene un título muy apropiado para el líder de MOTÖRHEAD, “I Want To Fuck You To Death”.
“Space Eater” y “Starbound Beast” en la parte central del show dieron paso a “Zenith”, el tema que más me gustó de su descarga donde la vocalista se vació en agudos con fortuna desigual según el momento, aunque se agradece el esfuerzo por llegar a esos tonos más altos sin escatimar nada.
Su single (y tema más conocido me atrevería a decir) “Eight Swords” sirvió de colofón al irregular concierto de los californianos que se despidieron entre aplausos de una audiencia que, ahora sí, rezumaba impaciencia por ver a los de Estocolmo sobre las tablas.
AMON AMARTH
Los vikingos se hicieron un poco de rogar mientras sus “pipas” ultimaban los detalles. Cuando AMON AMARTH salió a escena, los casi tres cuartos de sala les recibió como la gran banda que es, mientras la intro de rigor “Amon Amarth” era “disparada” y coreada con fervor por sus fans.
El despliegue de medios en lo que a la puesta en escena se refiere fue bastante escaso para una banda de su estatus. El típico telón de fondo con el motivo del disco que presentaban y unos cuantos cañones de humo en la parte frontal del escenario, acompañados por un juego de luces efectista pero no espectacular variando entre los tonos cálidos y los fríos fue todo lo que pudimos ver a este respecto. Pero la grandeza de este grupo no reside en ese tipo de cosas, sino en la interpretación de sus canciones y cómo afrontan sus directos.
Bastó con escuchar “Father Of The Wolf” y “Deceiver Of The Gods” para poder apreciar la diferencia entre ellos y las bandas teloneras en cuanto a sonido y presencia. Y fue curioso comprobar lo bien recibidos que fueron estos temas nuevos a pesar de que, para muchos, “Deceiver Of The Gods” y, en general, los últimos trabajos del quinteto sean “más de lo mismo”, afirmación con la que estoy de acuerdo pero que no resta valor a lo conseguido durante estos quince años de duro trabajo. Han dado con la fórmula y, como se puedo ver esa noche, sigue funcionando ya que cada vez más gente acude a verles.
Con el público en el bolsillo y Johan Hegg ejerciendo sin problemas vocales reseñables, como el buen frontman que siempre ha demostrado ser, sólo restaba disfrutar de un repertorio bastante equilibrado donde casi todos sus trabajos tuvieron cabida, cosa nada fácil porque ya cuentan con nueve discos y muchos himnos en su discografía que son demandados por los fans.
“Twilight Of The Thunder God” tomó el relevo con “Lie For The Kill” y “Free Will Sacrifice” que no son de mis favoritas, sinceramente, y que iniciaron la marcha atrás en el tiempo que tuvo continuidad con la rápida “Asator”, muy bien recibida por los presentes que se dejaron el cuello con ella.
“For Victory Or Death” nos devolvió a los AMON AMARTH más clásicos en lo que a sonido se refiere ya que “Surtur Rising” me parece un disco con regusto a sus primeras entregas (salvando las distancias) para que, a continuación, los tonos fríos inundaran la sala mientras Johan Hegg presentaba “As Loke Falls”, uno de los mejores cortes para mí de “Deceiver Of The Gods”, que funcionó perfectamente y fue recibida con entusiasmo.
Para la parte central dejaron guiños a sus “viejos” fans con una magistral “Bleed For Ancient Gods” y uno de los temas que no pueden faltar nunca como es “Death In Fire” de su increíble “Versus The World”, donde la audiencia de volvió loca. Además, prueba de lo que comentaba antes de “Surtur Rising”, la lenta y pesada “The Last Stand Of Frej” no desentonó demasiado en este bloque, a pesar de no ser de mis favoritas del disco.
El grupo estaba teniendo la intensidad a la que nos tienen acostumbrados Hegg y compañía pero, tal vez, esta se diluía un poco ante las dimensiones de la sala y el relativo estatismo de los guitarristas (que hacían headbanging y poco más) en un escenario tan grande. El bajista Ted Lundström fue el que más se movió junto a Johan Hegg pero es que la imponente presencia y el carisma del gigante vocalista prácticamente llenaba todo el escenario. Además se mostró cercano, brindando con su cuerno a nuestra salud, comunicativo y muy sonriente al ver la respuesta del entregado público. Sin duda él es el pilar fundamental del grupo sin querer desmerecer al resto.
Otro de los momentos álgidos, inexplicablemente para mí ya que creo que es un tema un tanto “simplón”, fue “Guardians Of Asgard”, pero está claro que estoy equivocado porque la sala se vino abajo y la cantó hasta el apuntador. Tras ella dieron paso a “Shape Shifter”, último representante del disco que presentaban, y a “Cry Of The Black Birds” de “With Oden On Our Side” interpretada con pulcritud mientras encaraban la recta final de la descarga.
La cañera “War Of The Gods” y “Victorious March”, una de las favoritas de cualquier antiguo fan de la banda, de su debut “Once Sent From The Golden Hall” despidieron a los vikingos unos instantes ya que poco tardaron en aparecer de nuevo para interpretar “Twilight Of The Thunder God”, donde Hegg empuñó el martillo de Thor, Mjolnir, dando por concluida la velada con la coreable “The Pursuit Of Vikings”. Considero no es lo suficientemente buena para cerrar sus directos, pero de nuevo debo estar equivocado porque la gente saltaba y coreaba el riff principal como si no hubiera mañana.
Veremos si AMON AMARTH sigue con esta progresión con su nuevo trabajo, que empezarán a grabar en cuanto termine la gira europea, o tienen razón sus detractores y el agotamiento de la fórmula que les ha encumbrado les hace perder adeptos, cosa improbable a día de hoy. De cualquier modo, sin ser el mejor concierto que les he visto a los suecos, creo que está fuera de toda duda la entrega y profesionalidad que atesoran y que les han puesto donde están actualmente.
David Ortego