Conciertos de DIRKSCHNEIDER y RAVEN - 18 de octubre de 2017, Madrid (sala La Rivera)
Hacía poco más de año y medio que el mítico vocalista Udo Dirkschneider desembarcó en Madrid con motivo de la gira de clásicos de ACCEPT que, de aquí a un tiempo atrás, lleva interpretando sobre los escenarios. Dicha gira, llamada por aquel entonces "Back To The Roots", pareció entusiasmar a los fieles de la banda alemana en la que, en su día, militara el vocalista teutón.
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero en lo referido a la “nueva” acepción de UDO, ahora renombrado como DIRKSCHNEIDER, podrían ser buenas hasta terceras y cuartas partes, dada la inmensa cantidad de joyas que atesora la discografía de ACCEPT. El quinteto encabezado por el vocalista de marras hizo parada en Madrid el pasado miércoles dentro del marco de la llamada "Back To The Roots Part II", gira en la que la banda ha cambiado llamativamente el setlist con respecto al ofrecido tan solo un año antes, adecuándolo hacia los seguidores de ACCEPT más exigentes y adentrados en la música del grupo germano de Heavy Metal. Veamos qué dio de sí la jornada.
RAVEN
Ni un alma se veía en los aledaños a La Riviera en torno a las 19:00, momento en el que nos adentramos en la sala, lo cual me generó muchas dudas acerca de la más que posible deplorable asistencia que iba a tener el evento, pensamiento que se acrecentó al ver las lonas laterales de la sala cubriendo parte de la misma. Los encargados de ir caldeando el ambiente fueron RAVEN, una banda que, a estas alturas, poca presentación necesita. Los hermanos Gallagher son toda una institución dentro de la NWOBHM y el mejor ejemplo de que ir cumpliendo años no ha de estar reñido con las ganas de seguir imprimiéndole todo el cachondeo posible a tu música y de dejarte la piel en el escenario.
Hacía algo más de diez años que no me topaba con ellos en directo, concretamente desde el Rockzinante Excalibur Metal Fest, un festival furtivo que se llevó a cabo en Alcalá de Henares donde también participaron artistas como DORO, SAVAGE CIRCUS, DESTRUCTION, TONY MARTIN o el propio UDO entre otros.
Ni un solo segundo por encima de las 19:30, y ante unas escasas 200 personas, salió el tridente más gamberro del Heavy Metal a hacer de las suyas. “Destroy All Monsters” y “Hell Patrol” fueron las encargadas de abrir fuego con un sonido saturadísimo en el que, a pesar de que todos los instrumentos se identificaran bien, el volumen y el bombardeo de graves resultaba un tanto molesto. El asunto mejoró al aterrizar “All For One”, el primer clasicazo de la banda, antes del cual John Gallagher le preguntó al respetable “si estábamos todos juntos”, apelando a la unidad metalera. Muchos puños en alto acompañaron los cientos de gestos de los hermanos, que no pararon ni un instante de gesticular, hacer guiños al público, sudar la gota gorda y bromear, especialmente John, el vocalista principal y bajista, con amplia libertad para moverse al tener incorporado un micrófono al cuerpo.
“Hung, Drawn & Quartered” y “Rock Until You Drop”, siendo esta última muy aplaudida en su arranque, nos metieron de lleno en el bolo. A estas alturas, el sonido ya cumplía con creces y la congregación de gente rozaba fácilmente las 300 personas, todas ubicadas desde la barra principal de la sala en adelante, lo que propició que la sensación de vacío se paliara un poco.
“Tank Treads (The Blood Runs Red)”, la acelerada y atolondrada “Faster Than Speed Of Light” y el inevitable “On An On”, muy coreado por buena parte del público en su estribillo, fueron los siguientes temas en dejarse caer. Los hermanos seguían a lo suyo, sin darse ni un solo respiro, intercambiando sus posiciones en el escenario y creando algún que otro momento divertido, como uno en el que Mark le dio una pequeña y jocosa patada en el culo a su hermano, evidenciando que todo queda en familia.
“Break The Chain” nos hizo recordar ese infalible estribillo que en su día se sacaron los Gallagher de la manga, haciendo que de nuevo emergieran los puños al aire en La Riviera. La traca final estuvo compuesta por un fragmento del “Rock Bottom” de UFO y la animada y festiva “Crash Bang Wallop”, dotada de ese toque punkarra y directo que, en sus inicios, acompañó a muchas bandas de la llamada New Wave británica. Al final de dicho tema, el rubito de los Zipi y Zape metaleros, esto es, Mark, acabó tirado por los suelos con su guitarra.
Pasan los años y esta gente se halla llamando a las puertas de los sesenta, pero hay algo que es inmutable: su actitud, su forma de disfrutar en el escenario y de comportarse como unos primerizos veinteañeros y su aptitud a la hora de transmitirnos todo ese buen rollo. ¡RAVEN!
DIRKSCHNEIDER
El espacio otorgado entre actuación y actuación les sirvió a algunos para hidratarse, o rehidratarse según el caso, y a otros, para saludar a los conocidos que les salían al paso. En ese intermedio, la decoración del escenario sufrió algunos cambios. Varios paneles laterales decorados con pintura de camuflaje en sintonía con los habituales atuendos de Udo Dirkschneider, así como un enorme telón de fondo que rezaba el apellido del vocalista, revestían el entablado de La Riviera dándole un aspecto bélico y poderoso, adecuado a la descarga de Heavy Metal que iba a escupir la P.A. de sonido durante cerca de dos horas.
Unos pocos minutos antes de las 21:00 se apagaban las luces del local madrileño y arrancaba la intro que nos daba a entender que, de nuevo, teníamos que dirigir nuestras miradas al escenario. Sven Dirkschneider, hijo del vocalista y compañero suyo de banda desde hace un par de años, se posicionaba tras los parches, mientras que los guitarristas Andrey Smirnov y Bill Hudson hacían lo propio colocándose de un modo estático a sendos lados de la batería.
El veterano bajista Fitty Wienhold, el cual lleva dos décadas junto a Udo, salía de un lateral golpeando bruscamente su bajo para marcar la batuta en el inicio de “The Beast Inside”, un tema un tanto atípico para abrir un concierto en el combo encabezado por el vocalista, aunque, como iremos viendo, no fue una noche precisamente previsible en lo que a elección de temas se refiere. Udo se incorporaba unos pocos segundos después saliendo del lateral opuesto y recibiendo una sonora ovación.
“Aiming High” y Bulletproof”, muy acompañada de aplausos al principio, le dieron sin parón alguno continuidad a un concierto que, de inicio, ofrecía un sonido espectacular. Potente, nítido y preciso. Udo, como viene siendo habitual en él, se adueñaba de unos pocos metros cuadrados en el centro de la pista para erigirse como director de orquesta, mientras que los movimientos y gestos más dinámicos corrían a cargo de los guitarristas, siendo Bill Hudson, al cual ya había visto con CIRCLE II CIRCLE hará unos tres años, el más envalentonado de ambos.
La pegadiza y funcional “Slaves To Metal”, en la que Udo aprovechó para saludar en castellano al público, “Another Second To Be” y “Protectors Of Terror” prosiguieron dándole forma a un show que tenía todas las papeletas para mandarnos a nuestras casas con una sonrisa de oreja a oreja. Los puños en alto, los movimientos de melenas y los contorneos de la gente al son de esos riffs tan característicos adheridos a la música de ACCEPT se sucedían en el foso, aunque había quien parecía extrañado por lo que, hasta el momento, estaba escuchando, y no es para menos, teniendo en cuenta que el grueso del set list se hallaría en discos como “Objection Overruled” e incluso “Death Row”, lo cual, sobre todo en el caso del primero de ellos, sería una arriesgada aunque buena elección.
A nivel personal, creo que ACCEPT, junto a MOTÖRHEAD, es la banda de Rock Duro y Heavy Metal de larga trayectoria con la discografía más limpia y con menos altibajos que te puedas encontrar. De ahí que el hecho de que Udo haya recurrido en esta segunda gira de clásicos de los alemanes a discos, en teoría, menores de la banda, me parece digno de aplaudir, ya que la calidad almacenada en “Objection Overruled”, el que fuera disco de retorno de Udo Dirkschneider a ACCEPT, no debería dar pie a muchas discusiones.
Tras este combo de canciones, se le hizo hueco a la etapa primigenia de ACCEPT con temas como “Fight It Back” y el medio tiempo “Can’t Stand The Night”, a la que se sumó “Amamos La Vida”, balada en la que se quedó un par de minutos solo el guitarrista Billy Hudson sobre un fondo de luces rojas y que, una vez más, nos trajo el recuerdo de esos extraños e inseguros años noventa para el Metal de corte más clásico.
Llegados a este punto, al ecuador del concierto, quien estuviese esperando piezas como
“London Leatherboys”, “Midnight Mover”, “Son Of A Bitch”, “Head Over Heals”, “Breaker” e incluso “Restless And Wild” podría estar llevándose una sonora decepción si no fuera porque la banda, una vez más, estaba sonando a rabiar. Diría, aprovechando el comentario anterior, que la actual formación es la mejor que he visto acompañando al voceras de pelo canoso y ropa militar, y eso que no son pocas las veces que he acudido a ver a la banda en directo.
“Stone Evil” y “Hard Attack” emergieron cuando íbamos acercándonos a las diez de la noche sin que la banda mostrara síntoma de debilidad alguna. La voz de Dirkschneider seguía intacta a como la hemos conocido y el resto de componentes se mostraba muy activo. De hecho, tanta entrega hizo que el bueno de Fitty se lesionara o, al menos, tuviera algún tipo de molestia en uno de sus dedos durante el tramo final del show, vistos los gestos de dolor que eventualmente se pronunciaban en su cara mientras se miraba el dedo en cuestión.
“Stone Evil”, la rocanrolera “Hard Attack”, en la que Udo nos preguntó al comienzo si lo estábamos pasando bien, “Love Child” y “Objection Overruled” siguieron haciendo las delicias del respetable, un público bastante fiel que acabó claudicando ante una nueva muestra de profesionalidad del quinteto y dejando de lado las preferencias del veterano músico a la hora de apartar algunas canciones de su repertorio para darle cabida a otras menos habituales.
Udo, Fitty y Sven se retiraron momentáneamente del escenario, instante que Andrey Smirnov y Bill Hudson aprovecharon para dejar constancia de su buen hacer a las cuerdas. El duelo de guitarras fue empalmado, curiosamente, con “X-T-C”, y recalco lo de curioso porque hablamos de un tema perteneciente al “Eat The Heat”, disco registrado a finales de los ochenta con David Reece como vocalista tras la salida de Udo de ACCEPT. Además, se trata de un disco un tanto experimental y muy adentrado en el terreno del Hard Rock, con lo que fue curioso, como poco, escuchar este tema con la garganta agrietada y enfurecida del viejo Udo. Tras este, cayó “Russian Roulette”, con la que muchos coreamos aquello de “war gameeeees, killed in aaaction; war gameeees, for satisfaaaction”. Toque de campana y nueva retirada del escenario, en el que se volvieron a apagar las luces durante unos pocos minutos para darle entrada a los bises.
Los reconocibles acordes del histórico “Princess Of The Dawn” volvieron a levantar al público, mientras que el estribillo de “Metal Heart” fue vociferado por muchos con fuerza e inquina, a la altura del himno que es. Al inicio de “Fast As A Shark”, Dirkschneider se apoyó de nuevo en la gente, moviendo las manos a la par que canturreábamos el consabido comienzo de canción hasta que el susodicho rompió la armonía con el grito agudo que daría paso al tema en cuestión. Tras este, “Balls To The Wall”, ese corte de tinte político que tan emblemático se hizo en su día en la discografía de ACCEPT, echó el cierre, siendo excesivamente alargado, con frecuentes subidas y bajadas de intensidad, lo cual, a mi parecer, acaba desfigurando un poco el concepto del tema.
Cerca de dos horas de Heavy Metal de alta graduación y de profesionalidad, mucha profesionalidad. Eso es lo que nos deparó la visita de Udo y sus huestes a la capital. Como él mismo dijo durante un leve parón del show, “algún día, todo esto acabará”. Razón no le falta al vocalista rechoncho y de aspecto bonachón, por lo que shows como este, sabiendo que el tiempo corre en su contra, hace que los galones de Udo Dirkschneider brillen más que nunca. Se lo ha ganado y con creces.
Fotos: Gema Redondo
Promotora: Madness Live!