Crónica y fotos de FROZEN CROWN, FELLOWSHIP y LUTHARO en Madrid (sala Revi Live, 2 de mayo de 2025)
Aunque su época dorada pasó hace mucho tiempo, parece que existe un pequeño resurgimiento del Power Metal en la última década más o menos. Las temáticas fantásticas, los mitos y las leyendas vuelven a centrar las letras de grupos que, incluso en algunos casos, añaden disfraces a su propuesta en directo dando mejores o peores resultados a la misma, todo sea dicho. Los italianos FROZEN CROWN parece que es uno de esos jóvenes grupos que empiezan a estar en boca de algunos chavales (y no tan chavales por lo que pude apreciar) como una banda a tener en cuenta dentro del estilo. Sin embargo no eran los únicos ya que gran parte también del atractivo de la gira encabezada por Jade y los suyos era la presencia de FELLOWSHIP y, en mi caso personal, la de los canadienses LUTHARO.
LUTHARO, energía contagiosa

Hacía bastante tiempo que no me ocurría que mi mayor aliciente para ir a un concierto de varios grupos era ver a un telonero. Aún siendo consciente de que LUTHARO iba a tocar entre poco y nada al ser los primeros en la contienda, me apetecía bastante ver cómo defendía la amiga Krista y sus compañeros un disco tan notable como me ha parecido “Chasing Euphoria” en el que combinan, con bastante acierto, bajo mi punto de vista, el Power con elementos de Death Melódico y hasta ramalazos de Thrash.
Ignoro si hubo cambios de última hora en los horarios o algún problema técnico pero quince minutos se demoró la salida del quinteto respecto a los publicados. Lo bueno es que la sala no es una discoteca por lo que no se corría, a priori, el peligro de que las bandas tuviera que recortar repertorios, ya de por sí bastante reducidos. De este modo, a las 18:45 apareció sobre las tablas LUTHARO con “Ruthless Bloodline” como carta de presentación de su último trabajo. El sonido, sin ser horroroso, no me pareció todo lo bueno que la sala puede ofrecer, pero al estar en el foso haciendo fotos, pudiera ser por esta circunstancia. Cuando lo abandoné me reafirmé que no es el mejor que he escuchado en la Revi Live.
Comandados por Krista Shipperbottom y el guitarrista Victor Bucur, únicos miembros desde sus inicios cuando se llamaban INCARNADINE, salieron desde el primer instante a ganarse a los todavía escasos asistentes congregados (y que, incluso siendo pocos, eran más de los que en muchas ocasiones acuden a conciertos en esa sala) con una energía desbordante haciendo uso, a la menor oportunidad, de la tarima improvisada con dos cajones para guardar equipo de FROZEN CROWN. Muy sonrientes en todo momento, se les notó mucho las ganas de agradar y su entusiasmo fue contagioso.
Al tener tan poco tiempo asignado, ni cuarenta minutos estuvieron sobre las tablas, decidieron centrarse en su más reciente obra por lo que “Paradise Or Parasite”, siguiente en caer, continuó con su presentación. Aquí se les fue el sonido de los monitores del escenario (aunque poco tardó en recuperarse) pero, según me dijeron amigos fuera del foso, en la sala no se notó así que nada que lamentar porque ellos siguieron como si no estuviera pasando nada. Breves palabras de la menuda vocalista para presentarse aludiendo a su país de procedencia y arremeter con “Reaper's Call”, una de mis favoritas de su último disco, y hacer la primera concesión a temas de su pasado con el cañero corte que da título a su EP de 2020, “Wings Of Agony”, donde ya apuntaban maneras.
Las incorporaciones más recientes al quinteto respondieron a la perfección y, tanto el baterista Cale Costello como el guitarrista Jeff Wilson, sonaron muy compenetrados con sus compañeros a lo largo del concierto. Por su parte el bajista Chris Pacey y el guitarrista Victor Bucur también apoyaron a Krista con coros y voces aunque, con lo sobrada que la vi, casi ni le hacía falta. Y es que a nadie se le escapa que, además de unas notables composiciones, gran parte del atractivo del grupo recae en la gran voz de la canadiense. No sólo tiene presencia escénica y carisma si no que tan capaz es de volarte la cabeza con sus guturales como de bordar las partes más melódicas sin perder la sonrisa. Me gustó mucho cómo defendió las canciones y se desenvolvió en el escenario.
Buena prueba de lo que digo podrían ser “Time To Rise”, también de mis favoritas (tuve suerte con las elecciones que hicieron de “Chasing Euphoria” porque las que más me gustan sonaron esa tarde) cuya parte final cantó a capela, o la pegadiza y adictiva “Born To Ride” en la que las voces agresivas fueron minoría pero no por ello bajó la intensidad de la actuación. Lástima que ser los primeros en liza les hiciera despedirse a renglón seguido con la tremenda “Lost in A Soul”, única referencia a “Hiraeth”, tras la que recibieron una merecida ovación mientras todos (baterista incluido) se acercaron al frontal del escenario para agradecer nuestra presencia y aplausos.
No estuve en su anterior visita a nuestro país por lo que no puedo comparar pero, sin duda, creo que cuajaron una gran actuación y deberían volver de cabezas de cartel, más pronto que tarde, porque supo a muy poco su descarga. Gran inicio de la velada.
FELLOWSHIP, con bajas

Rapidísimo cambio entre bandas para recibir a los ingleses FELLOWSHIP y su Power Metal Sinfónico. Ya los había escuchado antes de su concierto y, aunque sus composiciones me parecieron interesantes (siempre y cuando te guste algo el estilo, lógicamente, porque de lo contrario debes salir huyendo cuanto más rápido, mejor) la voz de Matthew Corry no terminó de convencerme. Y no porque cante mal, que no es así, sino porque creo que le falta fuerza. Tal vez sea su tono, no lo sé, pero hace que las canciones suenen menos potentes de lo que podrían sonar y me pareció el punto más flojo, entiéndase el adjetivo, del conjunto en estudio. He de decir que, tras su actuación, opino lo mismo de este aspecto ya que no terminó de entrarme tampoco en directo.
Con el telón con la portada de “The Skies Above Eternity” como fondo (un poco más y empiezan a tocar con el de LUTHARO porque no lo había cambiado el personal de la sala cuando comenzó a sonar la intro) arrancaron su actuación con “Glory Days”, un tema de su anterior trabajo “The Saberlight Chronicles”, que tuvo el mismo peso en el repertorio que su última obra para mi sorpresa, dejando con cara de póker a algunos de los asistentes por su indumentaria. Aunque había visto alguna foto de ellos con el atuendo que llevaron esa noche, pensé que lo usaban sólo para vídeos y fotos promocionales. Pero no, formó parte de su puesta en escena y siento decir que no favoreció a mejorar la misma, más bien al contrario. Aunque el hábito no hace al monje, que sus ropas parecieran recién compradas en el Híper Asia de al lado de la sala no ayudaba a tomarles demasiado en serio, en mi opinión. Ni a ellos ni a su música que, realmente, es lo importante.
Más decisivo que su atuendo fue que no contaban ni con su guitarrista Sam Browne ni con su baterista Callum Tuffen. La baja del primero no se suplió con nadie y Brad Wosko se encargó en solitario de este menester, he de decir que de manera más que notable, mientras que el segundo fue sustituido por un músico de sesión cuyo nombre desconozco pero que, al menos, les ayudó a sacar adelante la actuación. De cualquier manera, los teclados tan propios del estilo iban todos grabados (también las partes de este instrumento en el resto de grupos lo estaban pero en ellos era aún más importante que en FROZEN CROWN y, por supuesto, que en LUTHARO) por lo que se presentaron en formato de cuarteto.
Lo que no se puede negar es que a sus seguidores, que algunos había en la sala, los tenían ganados para su causa desde el inicio porque respondieron muy positivamente, incluso cantando la letra, tanto a la pegadiza “Until The Fires Dies”, también perteneciente a su debut, como a los temas de “The Skies Above Eternity”, el disco que presentaban en esta gira y que tomó el relevo llegados a este punto. Para ello, el vocalista nos comentó que les faltaba un miembro por temas de salud mental y que el siguiente tema trataba sobre eso, presentando “Victim”. Posiblemente es la canción que más me gusta de su nuevo disco y creo que les quedó, pese a todo lo comentado, muy bien.
De una canción triste pasaron a una más positiva con “Dawnbreaker”, cerrando este tramo dedicado al último trabajo con la también celebrada “World End Slowly” que, en mi opinión, bajó un poco la intensidad. La gente estaba cada vez más volcada con el grupo mientras ellos sudaban la gota gorda con los focos, sus ropajes y el movimiento de un lado al otro del escenario, o subiéndose a los mismos cajones que LUTHARO, pero creo que contentos con la respuesta que estaban recibiendo de la audiencia por las caras de felicidad que tenían. Les vi disfrutar mucho su concierto y esas buenas sensaciones las trasladaron al foso.
La dupla formada por “The Saint Beyond The River” y “Glint”, que a la postre fue el último tema interpretado, nos devolvió de nuevo a su debut, defendidas con pulcritud por Matthew que aguantó bien la voz a lo largo de los casi tres cuartos de hora que duró su actuación. Pensé que tendrían algo más de tiempo pero, como decía, al finalizar “Glint” comenzó a sonar por la PA de la sala “Memories on the Wind”, a modo de outro, mientras la banda desde el frontal del escenario se despedía de nosotros con gestos de agradecimiento por el calor recibido.
Los británicos tuvieron buen sonido, buena actitud (dentro y fuera del escenario) y un público que, para mi sorpresa, les arropó bastante, pero a mí me faltó “algo” y no terminaron de engancharme. Supongo que el problema es mío y este tipo de música ya no me dice lo mismo que hace treinta años, pero no puedo decir que dieran un mal concierto.
Un corto concierto de FROZEN CROWN
Con poco más atrezo que sus compañeros afrontaban FROZEN CROWN su primera gira europea como cabezas de cartel tras la edición de su quinto disco, “War Hearts”. Sin embargo, los italianos no son unos desconocidos para el público madrileño (ni español) ya que, como bien recordó en una de sus múltiples intervenciones su líder Federico Mondelli, estuvieron tocando en Silikona en 2019 y, posteriormente, les hemos podido ver en diversos festivales o acompañando a KAMELOT como uno de sus teloneros pocos meses atrás. Vamos, que el que no les ha visto en algún momento, es porque no ha querido.
Curiosamente era mi primera vez con el grupo de Giada Etro porque no acudí en su día a la sala de Moratalaz. Seguramente tampoco habría acudido en esta ocasión de no ser por LUTHARO, pero, sea como fuere, por fin iba a comprobar en persona las bondades que muchos decían de los italianos en directo, porque en estudio creo que es un grupo bastante normalito dentro del estilo. Aunque he escuchado sus trabajos, no se puede decir que sea “seguidor” suyo por lo que trataré de ser lo más objetivo posible en mi crónica de su descarga. Suelo ser crítico, tanto con los grupos que me gustan como con los que no, pero también intento ser justo con lo que ofrecen cada uno de ellos exigiéndoles lo que creo que deben aportar por trayectoria y experiencia. Aunque son jóvenes, no se puede negar que son muy prolíficos en estudio porque cinco discos en menos de una década, pandemia incluida, es un gran bagaje a nivel discográfico.
Empezaré por las cosas que creo que son más objetivas. Me resultó curioso el reparto de canciones entre sus discos. Lógicamente su última entrega tuvo una nutrida representación tocando más de la mitad del mismo. Deben estar muy satisfechos con el resultado y así lo defendieron, pero me sorprendió que, obviando su debut “The Fallen King”, del resto de sus discos apenas tocaron una canción exceptuando “Winterbane”, del que sonaron dos. Pero claro, si descontamos el absolutamente prescindible solo de batería de Niso Tomasini, trece fueron el número de canciones interpretadas. No sé qué opinarán sus seguidores, pero un grupo que aspira a seguir creciendo en popularidad, que tiene cinco discos en su haber y que, por fin, se embarca en su primera gira como headliner por Europa toque tan paupérrimo repertorio a mí me resulta chocante. Eso sí, su pequeño pero fiel grupo de incondicionales disfrutó a rabiar por lo que pude apreciar, con algunas más que con otras obviamente, con todo lo que sonó. Tal vez mi nivel de exigencia sea otro.
Escénicamente vi al grupo muy asentado y sabiendo lo que hacía, de eso no tengo dudas. ¿Necesitan tres guitarristas para ejecutar sus canciones? Evidentemente no, porque han tenido dos guitarristas desde los tiempos de la actual “hacha” de Primal Fear, Thalia Bellazecca, pero tan innegable es eso, como el hecho de que el juego que dan Fabiola Bellomo y la más reciente incorporación, Alessia Lanzone, doblando melodías, subiéndose a la tarima o dándose la réplica en algunos solos entre ellas y con Federico es enorme. De hecho la parte femenina instrumental del grupo, sin olvidarnos de Jade como no podía ser de otro modo, acaparó muchísimo más protagonismo del que esperaba. Creo que ellos también son conscientes de eso y lo intentan explotar, legítimamente, a su favor. Nada hay de malo en ello. Incluso vi a la vocalista dar mucho espacio a sus músicos para su lucimiento, y bien que lo aprovecharon, mientras ella se auto relegaba a un segundo plano en varios momentos o incluso abandonaba el escenario. Además, la buena relación que se percibía entre ellos con continuas poses y bromas me hizo pensar que la formación se encuentra en un momento dulce en este aspecto tan importante en el seno de un grupo.
Ya que hablamos de Jade, la verdad es que dio lo que esperaba de ella. Me parece que tiene una buena voz, pero no es una vocalista excepcional, aunque tampoco estoy seguro que sus canciones requieran de más. Cumplió con su labor sin fallos vocales destacables pero tampoco es que me pareciera la frontwoman definitiva. Animó continuamente, eso sí, pero es que la gente estaba tan entregada que aunque no hubiera hecho nada el resultado hubiera sido el mismo. Lo que no negaré es el buen rollo que transmite con su simpatía y sonrisa perenne, por mucho que no saliera (al menos hasta que yo me fui) a hacerse fotos con sus seguidores como hicieron algunos de sus compañeros y el resto de bandas al completo.
¿Y respecto a las canciones? En este aspecto creo que con “War Kings” han dado un pequeño salto de calidad compositiva y temas como el que le da título, con el que arrancaron la actuación, “To Live to Die” o “Steel And Gold”, de las que más me gusta, me parecen mejores que “The Water Dance”, “Far Beyond” o “Neverending”, por buena que fuera la respuesta de la audiencia hacía ella, (eso sí, mi enhorabuena por tocar en directo la instrumental “Artic Gales” que la precede en lugar de llevarla grabada como habrían hecho otros grupos) por citar alguna de las que sonaron esa noche. Creo que en sus seguidores ha calado también bastante porque los nuevos temas recibieron una gran respuesta por su parte.
Por supuesto, entre los que siguen al ahora sexteto desde sus inicios, las canciones de su debut les supieron a gloria. No pensé que “Kings” cayera en los compases iniciales aunque, al menos, tuvieron la decencia de no tocarla dos veces como hicieron en su primera visita a Madrid que, en palabras de Mondelli, es “su casa”, recibiendo los aplausos de la sala. El resto de canciones de “The Fallen King”, es decir, “I Am The Tyrant” y “The Shieldmaiden”, en las que Federico tuvo su cuota de protagonismo vocal más allá de coros puntuales, sirvieron para finiquitar su concierto. Lo cierto es que, gusten más o menos, se nota una clara evolución cuando escuchas las composiciones más recientes y las comparas con las primerizas.
Respecto al resto de canciones nuevas que interpretaron “I Am The Wind” no es para mí de las mejores y me resultó un poco descafeinada, también en vivo. Mejor sensación me causó el más reciente sencillo, “Night Of The Wolf”, muy bien recibido por la audiencia, pero, sin duda, la palma se la llevó el emotivo momento protagonizado por la épica “Ice Dragon”. La dedicaron a todos los presentes y, especialmente, a un seguidor desde los inicios del combo llamado Robert (la compusieron para él) que, desafortunadamente, no había sobrevivido para poder escucharla supongo que victima de alguna enfermedad. Gestos de corazones con las manos y ovación para el fallecido. Además, creo que este tipo de canciones le sientan muy bien al grupo y sonó genial porque, aunque gozaron de un sonido muy bueno, en algunos momentos de las canciones más “poweretas” se percibía cierto batiburrillo. Por supuesto estoy seguro que a años luz de cómo debió sonar en Silikona.
Tras el innecesario solo de Niso y la presentación de los miembros del grupo por parte de su líder, sorprendentemente mucho más protagonista que Giada entre temas a lo largo del concierto por mucho que sea su fundador, “The Call Of The North” representó al disco de mismo nombre antes de que, como decía antes, “I Am The Tyrant” y la imprescindible “The Shieldmaiden” despidieran definitivamente al sexteto tras casi 85 minutos, charlas de Federico incluidas, claro.
No sé si estamos ante la confirmación de FROZEN CROWN como una banda a tener en cuenta en el panorama del Power Metal europeo más reciente o si, por el contrario, tocar en salas de pequeño/mediano aforo (sin llenar, por supuesto) es su techo dado el limitado tirón actual del estilo. El tiempo lo dirá, pero, desde luego, se nota su progresión en estos casi diez años. Si disfrutaste de su concierto, me alegro por ti, pero es bastante probable que yo no repita en su próxima visita porque sigo pensando que 13 canciones de cabeza de cartel no es de recibo.
Más información sobre FROZEN CROWN en su Facebook oficial.
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