Crónicas de Conciertos de Metal

MR. BIG se despide en Madrid con un concierto técnicamente impecable pero mejorable por la voz de Eric Martin

Crónica del concierto de MR. BIG y Jared James Nichols en Madrid (28 de marzo de 2024, sala La Riviera)

Cuando en 2014 redacté la crónica del concierto de MR. BIG presentando “…The Stories We Could Tell”, también para esta misma web casualmente, pensé que sería la última vez que escribiría sobre uno de mis grupos favoritos de Hard Rock de todos los tiempos. El motivo no era otro que el anuncio de que Pat Torpey, su baterista de toda la vida, tenía la enfermedad de Parkinson y no era ya capaz de tocar al nivel necesario para afrontar los temas. Aún con todo, pudimos verle tirar de coraje (por no usar una expresión más castiza) y, con una sonrisa, cantar junto a sus compañeros como solía hacer y acompañar a su sustituto, Matt Starr, en algunos momentos del concierto con un pequeño kit de percusión. Hasta llegó a tocar en solitario alguna canción puntual para asombro de todos.

La banda siguió grabando más música (con su baterista involucrado en “la sombra”) y volvieron a salir de gira con el notable “Defying Gravity” contando, contra todo pronóstico, otra vez con la presencia de Torpey en sus descargas. La tremenda ovación cuando su amigo Eric Martin le presentó fue atronadora en Madrid (seguro que en todas las ciudades por las que pasaron sucedió igual) y uno de los momentos más emotivos que he vivido en un concierto. Pelos como escarpias cuando volvió a tirar de fuerza interior, o no sé de qué (ya estaba físicamente muy mermado por su enfermedad), para ocupar SU lugar y sentarse tras el kit de batería emocionándonos con “Just Take My Heart”. Imposible olvidar ese momento, sobre todo teniendo en cuenta que menos de tres meses después falleció.

Este desgraciado acontecimiento hizo plantearse a Eric Martin la continuidad de la banda. De hecho se tomaron un descanso (sumando otro más a los que se habían tomado ya a lo largo de su historia) porque el vocalista no se sentía a gusto sin tener a Pat en el escenario, tocase mucho o poco. Eso sí, ellos querían terminar de otra forma, y no por la trágica desaparición de su baterista, y el concepto sumamente rentable de la gira de despedida estaba ahí, acechando. Finalmente llegamos a 2023 cuando lo inevitable (y predecible por otra parte) sucedió y anunciaron su “The BIG Finish Tour” para poner el punto y final a una de las mejores bandas así, en general, que para mí ha dado la música. El público respondió agotando todo el papel y aprovechar la última oportunidad de disfrutar en directo de estos increíbles músicos juntos en un escenario.


Jared James Nichols encendió la mecha

Concierto de Jared James Nichols en Madrid

MR. BIG ha actuado en ocasiones sin teloneros pero en su despedida, para el periplo en UK y Europa, han contado con el guitarrista Jared James Nichols como aliciente adicional. El enorme (en todos los sentidos) guitarrista de Blues-Rock tenía en sus manos la gran oportunidad de presentarse ante audiencias mucho mayores a las que, al menos en nuestro país, está acostumbrado. Le he visto en escenarios más reducidos, donde se desenvuelve con escandalosa solvencia, y me quedaba la duda de cómo lo haría en un espacio mayor como el de La Riviera.

Por mi experiencia le calificaría, sin dudarlo, como un “animal de escenario” por lo que la duda se despejó en el mismo momento en el que, ataviado con un sombrero tejano, atacó las primeras notas de “Easy Come, Easy Go”, primer tema de su actuación y primera carta de presentación de su último trabajo llamado como él y como el Power Trío que lidera.


Sin mucho tiempo que perder, porque tampoco lo tenía, siguió presentando más temas de este disco, prácticamente todo el protagonismo recayó en él, como “Down the Drain”, uno de los mejores, en mi opinión, del mismo donde combina la parte más melódica de su voz con la típicamente desgarrada del estribillo, o la blusera “Hard Wired”, haciendo gala de su particular técnica de tocar la guitarra sin púa al estilo Richie Kotzen y en la que tanto el bajista Brian Weaver como el baterista Ryan Rice apoyaron a los coros.


Su single editado en 2020, “Threw Me To The Wolves”, fue la primera concesión a material propio fuera de su disco homónimo y, en su parte central, Ryan tuvo un pequeño momento de lucimiento personal a los parches y Jared alargó el tema introduciendo un breve fragmento del “Miss You” de los ROLLING STONES. La verdad es que todo fluyó con pasmosa facilidad y les quedó francamente bien. Poco a poco se estaban ganando a un público que, en su mayoría, creo que era la primera vez que veía al guitarrista de Wisconsin pero que supo apreciar el buen hacer del trío durante los tres cuartos de hora que duró su actuación.

Con “Skin´n Bones” volvimos a su último trabajo cuya última representante fue la escueta y pegadiza “Good Time Girl” pero, antes de eso, atacaron la movida “Bad Roots”, otro de los sencillos editado durante la pandemia. Sin tiempo para mucho más nos sorprendió con una gran versión del “War Pigs” de BLACK SABBATH (lo cierto es que bordó las partes de Iommi a pesar de no usar púa) con la que terminó de encandilar al respetable que coreó las estrofas a petición del americano.


Es verdad que en el tiempo que duró esta canción podría haber tocado tres propias pero creo que acertó porque obtuvo una increíble ovación a su término mientras nos emplazaba, como acostumbra a hacer siempre, a pasar un rato con él después en el puesto de merchan. Más que correcta actuación la suya.

El adiós de MR. BIG

Una gira mundial no es cualquier cosa y, para unos músicos que tienen ya cierta edad, desde luego tiene que ser un reto importante afrontarla tocando día sí, día no (cuando no son incluso días consecutivos), conciertos que rondan las dos horas. Billy Sheehan es el mayor de todos pero ha hecho un pacto con el diablo y por él no pasa el tiempo a sus 71 años recién cumplidos. Paul Gilbert y la nueva incorporación a la batería, Nick D'Virgilio, no llegan a los 60 por lo que son los “jóvenes” del cuarteto. El problema es que Eric Martin tiene 62 años y no es lo mismo cantar un rato con AVANTASIA, o hacer shows acústicos de 70 minutos, que cantar 22 canciones muchas noches a la semana durante varios meses. No todos los vocalistas son Glenn Hughes…

Apenas llevaba el grupo tres conciertos de esta parte de la gira, cuando el vocalista anunció por redes que su voz estaba tocada y contaría con su amigo Michele Luppi (que encima tenía un tributo a MR. BIG mucho antes de ser teclista y también voz de apoyo del señor Coverdale) para ayudarle a sacar adelante los conciertos. Está claro que la cancelación no era una opción factible para ellos (hay demasiado en juego obviamente) pero lo que inicialmente iba a ser para un par de actuaciones en Inglaterra esperando su mejoría vocal, se convirtió en permanente. No negaré mi decepción pero, haciendo honor a la verdad, en vídeos de la gira americana se podía comprobar que la voz de Eric ya estaba bajo mínimos y las canciones de MR. BIG no es que sean fáciles de cantar precisamente.

Independientemente de lo que opine de esta jugada por parte del grupo (desde luego más digna y honesta que llevar partes vocales grabadas como hacen otros artistas sin pudor alguno) me entristeció que la última vez que les viera fuera en estas condiciones. Es lo que hay y lo tomas o lo dejas. Eso sí, igual que digo que la voz de Martin no estuvo a la altura en ningún momento para nuestra desgracia, su actitud sí que lo estuvo y trató de cantar todo lo posible (con mayor o menor acierto según el momento y la canción) mientras ejercía de maestro de ceremonias derrochando su simpatía y carisma habituales. En ese aspecto cumplió y es justo reconocérselo.

Con puntualidad se apagaron las luces y el “Blitzkrieg Bop” de los RAMONES sirvió de preámbulo a la salida de Sheehan, Gilbert, D´Virgilio y Luppi, apareciendo en último lugar un sonriente Martin mientras sonaban los primeros compases de “Addicted to That Rush” y La Riviera estallaba con fervor. Gran sonido ya desde el inicio, y que no nos abandonó en las casi dos horas (hora y cincuenta minutos para ser exactos) que estuvieron en escena afortunadamente, dejándonos disfrutar de unos músicos que son de otro planeta y de unos coros simplemente insuperables. Emotivo recuerdo a su “hermano” Pat Torpey por parte de Eric antes de pedirle a Nick que iniciara el icónico ritmo de batería que anunciaba “Take Cover”, de su disco “Hey Man”, completando el trío de temas de apertura con “Price You Gotta Pay”, que ha sustituido a “Undertow” de “What If…” desde hace algunos conciertos, ya incluso antes de cruzar el charco.

"Lean Into It"

Tras ellas, llegaba el momento esperado por la gran mayoría de los presentes. La interpretación íntegra de su fabuloso segundo trabajo, “Lean Into It”. Que nadie me malinterprete, porque adoro ese disco como el que más, pero no termino de entender que en una gira de despedida toquen un trabajo entero (por muy bueno que sea, que indudablemente lo es) relegando a la ausencia total más de la mitad de su discografía. Está claro que su primera época es la favorita de todos sus seguidores, yo incluido. También veo lógico que de los discos sin Paul Gilbert, cuando Kotzen se encargó de las seis cuerdas, no recuperen nada, pero sí considero que sus tres últimos discos eran merecedores de una representación, aunque fuera meramente testimonial, en una gira como la que nos ocupa. Una lástima, en mi opinión, dejarles fuera por completo.

Sea como fuere, delirio absoluto con “Daddy, Brother, Lover, Little Boy (The Electric Drill Song)”, donde sacaron el taladro eléctrico para tocar el solo como siempre, en la que ya vimos que Luppi era más que una voz de apoyo porque Eric sufrió mucho y el italiano cantó por debajo todas las partes, como en la mayor parte de la actuación, por si acaso. Los coros estratosféricos del resto del grupo, y de una sala entregada, tapaban en parte esas carencias pero es que “Alive And Kickin'” evidenció como pocas lo maltrecha que estaba la otrora preciosa y característica voz del americano.

Nueva lección de lo que es hacer coros en directo para otro de los grandes clásicos del disco como es la genial “Green-Tinted Sixties Mind”. Por todos es sabido lo buenos cantantes que son Billy Sheehan y Paul Gilbert pero a ellos se les ha unido el fichaje para esta gira de Nick D´Virgilio. El baterista y cantante de SPOCKS BEARD (entre otros grupos) no sólo clavó prácticamente con el mismo feeling que Torpey todas sus partes instrumentales sino que cantó en una tesitura muy parecida a la del fallecido, por lo que considero un tremendo acierto su incorporación ya que su aportación fue inestimable. Lástima que en muchos de los momentos en los que cantaban los cuatro en los discos, en directo nos faltara la voz principal.

Hasta ahora habíamos escuchado canciones que son prácticamente fijas en sus repertorios desde que las grabaron pero el mayor aliciente, en mi opinión, del hecho de tocar entero “Lean Into It” era escuchar canciones nunca interpretadas. Tal fue el caso de “My Kinda Woman”, que además fue la primera que compusieron juntos, pero también sonaron lógicamente temas que no suelen ser fijas como “A Little Too Loose”, iniciada por el bajista con su profunda y grave voz y cantada a dúo entre él y Eric, o “Voodoo Kiss”, que siendo honestos bajó mucho la temperatura de la sala porque es de las más flojas del disco.

En el apartado de canciones que hacía más de treinta años que no tocaban (desde la gira del disco en cuestión básicamente) tendríamos “Never Say Never”, con tímida respuesta también del respetable, o la primera versión que sonó esa noche en forma de “CDDF-Lucky This Time” de Jeff Paris. En ella Billy se colgó su bajo de doble mástil, que le acompañaría hasta la penúltima canción del disco, y en la que Martin cantó más de lo esperado con resultado más o menos afortunado según seamos, de nuevo, más o menos exigentes con el vocalista. Pese a todo me encantó escucharla, para qué mentir, al igual que con la habitual y emotiva “Just Take My Heart” coreada por la sala a pleno pulmón.

Estábamos llegando al final de “Lean Into It” y el inicio a capella de “Road To Ruin”, otra de las que no son habituales, volvió a demostrar lo increíbles cantantes que son todos ellos. Presentación de la banda, aunque ninguno la necesitaba, y tremenda ovación para Billy Sheehan para el que Eric pidió a Nick incluso un redoble de tambor. No era para menos porque lo cierto es que lo de este hombre es, simplemente, alucinante. Como alucinante, pero esperada por otro lado, fue la respuesta de la sala ante el tema que restaba y su balada por excelencia. Suya, y de la historia de la música. Efectivamente, “To Be With You”, con Paul acústica en mano y Billy de nuevo con su bajo normal, fue otro de esos momentos de comunión entre grupo y público con toda la sala cantando y el vocalista tratando de salvarla lo mejor posible, pero con muchísimo apoyo por parte de Luppi.

El virtuosismo de MR. BIG

Curiosamente el italiano abandonó el escenario para la siguiente canción en caer mientras Eric Martin se colgó también una guitarra acústica y, tras una especie de intro flamenca por parte de Paul Gilbert, presentó “Wild World”, la versión de Cat Stevens que han hecho tan suya que estoy seguro que hay muchos oyentes de Rock FM que creen que es de los americanos y no del británico cuando la ponen en la emisora. De hecho siempre es recibida por la audiencia como si de un clásico de MR. BIG se tratara y esa noche no fue la excepción.

Todos los allí reunidos sabemos lo virtuosos que son Paul Gilbert y Billy Sheehan con sus instrumentos. Para mí ya demuestran con creces en las canciones lo tremendamente buenos que son por lo que sus solos no me aportan lo más mínimo y los entiendo como un mero momento de recibir el reconocimiento del público y, seguramente, un balón de oxígeno para los cantantes, en esta gira más que nunca. Esta vez Gilbert, con su inseparable Ibanez, optó por introducir en su solo de más de cinco minutos partes de otras canciones como la melodía del tema “Gonna Fly Now” de la BSO de Rocky, algo también de “Encuentros en la Tercera Fase”, “The Whole World´s Gonna Know” y “Nothing But Love” de los propios MR. BIG (¿por qué no haberlas tocado enteras junto a sus compañeros?) y hasta un brevísimo fragmento del “Technical Difficulties” de los geniales RACER X. Por supuesto recibió la gran ovación de la sala como pasó, igualmente, tras el solo de bajo. Yo los hubiera cambiado por un par de canciones más pero también sé que es imposible que no los hagan.

Entre medias de ambos solos tocaron otras de las fijas en sus conciertos como “Colorado Bulldog”, con el grito inicial del bajista y con metedura de pata a la hora de entrar a cantar tras el puente final de todos. Pequeño fallo sin mayor trascendencia que se tomaron con humor y me hizo esbozar una sonrisa al comprobar que son humanos, y como tales también se equivocan en contadísimas excepciones, y no seres de otro planeta como sus habilidades parecen demostrar una y otra vez.

Afrontábamos la recta final del concierto y llegaba otro de los momentos más esperados por un servidor con la recuperada versión de Talas, “Shy Boy”, para la que, de nuevo, Luppi dejó solos a los cuatro músicos. La canción nos dejó la estampa de Eric Martin sentado al borde del escenario mientras Sheehan y Gilbert hacían de las suyas con sus instrumentos. Locura de tema y locura de ejecución, grito final por parte del bajista incluido. Tremenda. Sin respiro la enlazaron con “30 Days In the Hole”, versión de Humble Pie en la que el bajista ayudó mucho en las tareas vocales a su compañero sumando a los coros del resto, Michele incluido. Eric Martin estaba en la “reserva” pero intentó darlo todo en estos compases finales.

Llegaba el momento divertido de la velada con la versión de THE OLYMPICS, “Good Lovin'”, en la que el grupo intercambió sus instrumentos dejando claro que hacen lo que les da la gana y siempre con excelencia. De este modo Paul se encargó de la batería, Nick de la guitarra, Eric del bajo y Billy tomó la voz cantante. Les quedó genial y Paul Gilbert hasta se atrevió a hacer un pequeño solo de batería para cerrar el tema dejándonos sorprendidos a más de uno por sus habilidades. Qué fuerte lo de este tipo.

El colofón a la última actuación de MR. BIG en la capital lo puso otra versión, en mi opinión innecesaria y poco apropiada para cerrar su concierto. En este caso la elegida fue “Baba O'Riley” de The Who con Paul Gilbert imitando el característico molinillo que hacía con el brazo Pete Townsend y Sheehan clavando las partes de otro de los mejores bajistas de Rock de la historia. Tras ella recibieron una cerradísima ovación mientras se despedían de nosotros y el propio Sheehan nos dedicaba unas sentidas palabras de agradecimiento.

No sé si, como todo apunta, será la última vez que veamos a MR. BIG en un escenario porque están a punto de sacar nuevo disco pero, y aun con todo lo relacionado con el estado vocal de Eric, se les va a echar mucho de menos porque, como decía un amigo mío al terminar, “no se puede tocar mejor que esta gente”. Si esta es la última vez que les veo juntos sobre un escenario sólo puedo darles las gracias por todos los grandes momentos que me han dado sus canciones y que, seguro, me los seguirán dando. Hasta siempre Sr. Grande.


Promotora: Madness Live!

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Etiquetas: hard rockmr big

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