Crónica del concierto de ROTTING CHRIST, BORKNAGAR y SETH en Madrid (sala Changó)
El pasado 19 de octubre la oscuridad se cernió sobre la capital madrileña. Y no, no estoy hablando del tiempo, sino del espectacular concierto al que asistimos gracias a la espléndida actuación de los franceses SETH, los noruegos BORKNAGAR y los griegos ROTTING CHRIST. Como si de una conjunción de astros se tratase, la espiritualidad, la misa negra y la mitología unieron sus cuerpos y trasladaron a todos los asistentes a la sala Changó (lugar de reunión de esta particular congregación) a una especie de éxtasis místico del que a buen seguro costó regresar.
Las seis de la tarde era la hora fijada para que la peculiar catedral donde iba a celebrarse el ritual abriera sus puertas. Para entonces, una fila de unas cien personas (algo más, algo menos, aunque lo cierto es que cuando llegamos al recinto cuarenta y cinco minutos antes de la apertura, ya había unas cuarenta personas esperando) esperaba con ansias entrar y coger posición para disfrutar del espectáculo. Se oían voces de gente que esperaba conseguir todavía alguna entrada, pero amigos… craso error.
Y es que desde hacía unas semanas se había colgado el cartel de sold out, y, en consecuencia, la expectación era máxima y eso se notaba en las caras de los asistentes, que estaban deseando entrar para dejarse llevar por las melodías de las tres bandas encima del escenario. No en vano, algunos, por lo que pudimos saber, llevaban desde las diez de la mañana por la zona.
Pues bien, solamente cinco minutos más tarde de lo previsto las puertas se abrieron y los fieles, en tropel, entramos a la sala para poder coger posiciones. El evento se desarrolló prácticamente con puntualidad inglesa, aunque es cierto que al final dejó cierto sabor agridulce a la que esto suscribe. Más tardes descubriréis por qué.
SETH caldea el ambiente en su primera visita a España
Uno de los pioneros del Black Metal francés, y con 25 años de carrera a sus espaldas (tal y como nos dijeron, descontando los años que estuvo fuera de escena), SETH presentaba ante el público español su último larga duración: “La France Des Maudits”. Una vez visto lo que pueden ofrecer, a buen seguro que ganaron nuevos adeptos entre los madrileños. Uno de ellos es la que firma estas líneas.
A lo largo del tiempo que tuvieron sobre el escenario, les dio tiempo a ofrecernos un setlist de siete temas entre los que se encontraban algunos de su anterior álbum, como “La Morsure Du Christ”, cortes nuevos como “Et Que Vive Le Diable!” o algunos clásicos como “Hymne Au Vampire (Acte I)”.
Durante su actuación, y como si de una melodía in crescendo se tratare, la actitud del público fue subiendo progresivamente, entrando en el juego que ofrecían los de Burdeos, quienes mantuvieron una actitud impecable a lo largo de su actuación. De hecho, era común el choque de puños y el encontronazo de cuernos entre los asistentes de las primeras filas y el cantante de SETH, Saint Vincent.
En cuanto al sonido, y como suele ocurrir con bandas de Black Metal, en ocasiones, y sobre todo en los tonos más agudos, se distorsionaba demasiado y se oía a veces una gran bola de ruido. No obstante, es verdad que en los tempos más lentos era perfecto. Igualmente, hemos de hacer una mención aparte al juego de luces. Ni un foco frontal. Todo contras y luces rojas o azules… lo que impidió que se pudiera mostrar a los lectores de HELLPRESS la descarga de energía que tienen estos franceses, así como su puesta en escena, con un Saint Vincent ataviado con una capa de cardenal de color rojo, y con una estola a juego, que en ocasiones sacaba un cuchillo en forma de zigzag que blandía hacia nosotros o hacia su cuello.
Un concierto que fue de menos a más, y ello gracias a la gran actitud desplegada por SETH sobre el escenario, chapurreando a medias español, a medias inglés, y que sirvió de introducción al éxtasis que, poco más tarde, iba a vivir la audiencia.
BORKNAGAR, limpios y magníficos en escena
El fervor que había conseguido SETH con su actuación no disminuyó un ápice con la llegada al escenario de los noruegos BORKNAGAR, banda que lleva también unos cuantos añitos en esto de la música (desde el año 1994) y que, pese a una puesta en escena más bien simple, absorbió el alma de los allí congregados, llevándonos por esa mezcla tan peculiar de Folk, Prog y Black Metal que tan bien hace.
El grupo es hipnótico. Es imposible dejar de mirar la profundidad y dulzura de la voz de Lars A. Nedland al piano, o la versatilidad vocal de ICS Vortex y su maestría al bajo; así como la pegada a la batería de Bjørn Dugstad Rønnow. Si a ello le añades las guitarras de Øystein G. Brun y Jostein Thomassen, el resultado es una atmósfera etérea, casi divina, que se te mete en las entrañas y de la que no puedes escapar. De hecho, era echar la vista atrás y ver a todo el público cabeceando, como si de una devoción de fieles se tratase.
Eso sí, no pueden negar que son nórdicos. Y es que se ventilaron diez temas en cosa de menos de una hora, que se pasaron en un suspiro. Hubo tiempo para temas de su nuevo álbum, “Fall”, como “Nordic Anthem”, “Summits” o “Moon”; pero también para cortes de su anterior disco, “True North”, como “Voices”, “The Fire That Burns” o “Up North”; y algunas canciones más clásicas como “”The Rhymes Of The Mountain”, “Winter Thrice”, “Colossus” y “Dauden”. Además, se les notaba esa frialdad noruega, aunque es verdad que ICS Vortex en algunas ocasiones animaba al público a cantar y a corear los temas.
En cuanto al sonido, era brutal el contraste con SETH, puesto que la distorsión se había iluminado, y se notaba una limpieza que se podía tocar con las manos. Si bien a veces la voz de Lars se opacaba un poco con las guitarras en ocasiones, y que ICS Vortex no siempre controlaba sus registros vocales (lo cual, sinceramente, daba igual porque el conjunto era excepcional); la realidad es que el show fue sobresaliente. Era imposible no dejarse llevar por las melodías de la banda, y, desde luego, la gente tenía muchas ganas de ver a BORKNAGAR. Ojalá regrese pronto como cabeza de su propio show completo.
La comunión satánica perfecta llegó de la mano de ROTTING CHRIST
Con los registros espirituales ya en el top, solo quedaba desbarrar un poco y darse al éxtasis y al placer sonoro. Para ello, nada mejor que los griegos ROTTING CHRIST, que celebran con esta gira sus 35 años en esto de la música, que se dice pronto. Desde luego, se les notan las tablas en escena y la comunión con el público. Y es que a eso de las nueve y cuarto de la noche, los hermanos Sakis y Themis Tolis, acompañados de Kostas Heliotis (al bajo) y Kostis Foukarakis (a la guitarra), saltaron al escenario a grito de “Buenas tardes, Madrid”, y el caos se desató.
El público había llegado al culmen. Era el momento de la celebración, de la sangre y del desenfreno. Y vaya si se notó. Desde el principio el respetable comenzó a gritar y a cantar todos los temas que los helenos nos ofrecían. Así cayeron “Aealo”, “Pretty World, Pretty Dies”, “Demonon Vrosis” y “Kata Ton Daimona Eaytoy”, donde la locura se hizo presente entre la multitud. Y es que ahí comenzaron los pogos, los empujones, e incluso un crowdsurfing que a punto estuvo de llevársenos una oreja por delante. El individuo acabó encima del escenario. Eso sí, cuando el pipa correspondiente le pidió que bajara, mucho me temo que acabó besando el suelo.
También hubo tiempo para el nuevo álbum, “Pro Xristou”, con “Like Father, Like Son”, altamente coreada. De seguido llegó “Ἐλθὲ κύριε (Elthe Kyrie)”, y sin descanso sonaron los acordes de la trallera “The Sign Of Evil Existence”, un clásico donde los haya. Y así empezaron a perpetrar “Non Serviam”, “Societas Satanas”, “In Yumen-Xibalba”, “Grandis Spiritus Diavolos” y “The Raven” (que sorprendió a más de un asistente). Finalmente, y tras los gritos de la audiencia coreando el nombre de ROTTING CHRIST, ofrecieron como fin de fiesta “Noctis Era”.
Gozaron de un gran sonido, se les notaba enchufadísimos y con ganas de sentir al público (era frecuente que se acercaran muy al borde del escenario), y desde el principio empezaron moviendo las melenas y desgarrándose las gargantas y dando cera a las guitarras. Con esto, unas buenas luces de fondo y una sala a rebosar, los hermanos Tolis y los suyos se marcaron una actuación de matrícula de honor, demostrando por qué llevan tantos años triunfando sobre las tablas. Están viviendo una segunda juventud (pese a que los años pasan para todos, ojo), y se les nota lo que disfrutan y que les queda cuerda para rato.
Solo hubo una cuestión que me dejó un sabor agridulce. Y fue la breve duración del concierto. Solo trece temas. Sí, muy intensos, muy bien ejecutados y muy bien todo lo que queráis, pero solo trece. Al final, en una hora y cinco o diez minutos el concierto había llegado a su fin. Desde luego, se hizo corto, y, al menos, y siendo cabezas de la gira y con tantos años a sus espaldas, una se esperaba al menos noventa minutos de concierto. Que todos estamos ya mayores, pero ROTTING CHRIST no es una banda de ancianitos que no puedan hacer conciertos más largos.
No obstante, para aquellos que estéis indecisos sobre si ir a los conciertos de Barcelona y Murcia, que aún les quedan por España (cuando publiquemos estas líneas ya se habrá celebrado el de Sevilla), un consejo os damos desde este humilde espacio: acudid, sin duda alguna. El show lo merece.
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