Crónica y fotos del concierto de SKUNK ANANSIE y SO GOOD en Madrid (sala But, 3 de marzo de 2025)
Los que gustamos de los sonidos más clásicos del Heavy Metal ochentero no recordamos la década de los noventa como la mejor para nuestros grupos favoritos del estilo. Las modas estaban cambiando y la música alternativa, con el Grunge a la cabeza, imperaba y copaba de forma casi absoluta las listas de éxitos relegando al ostracismo a muchos de nuestros grupos favoritos. De hecho, cadenas como la MTV, se fueron subiendo a ese barco programando incansablemente los vídeos de los grupos del momento dejando de lado, poco a poco hasta su extinción, programas míticos como, por ejemplo, Headbangers Ball. Sé que a algunos os parecerá ciencia ficción, pero hubo una época en la que podías ver vídeos musicales de Metal en la televisión, aunque fuera vía satélite.
En aquellos años había mucho por descubrir y mis gustos no eran tan amplios, lógicamente, como lo son a día de hoy. Sin embargo, aprovechando que un amigo del colegio tenía en su casa parabólica, me iba muchas veces a su casa para ver cadenas que ponían vídeos musicales continuamente (no “realities” lamentables como sucede actualmente) y programas especiales sobre festivales de Metal o, incluso, de otros estilos. Siempre he sido muy ecléctico en mis gustos y ese universo visual que se abrió ante mí, me resultó francamente excitante y novedoso en aquellos días.
Precisamente, una de esas tardes de verano de calor asfixiante apareció en pantalla el vídeo de un grupo llamado SKUNK ANANSIE. La canción era “I Can Dream” y lo primero que me llamó la atención fue ver a una cantante negra rapada al frente del cuarteto. La imagen era impactante, y diría que hasta perturbadora, porque no había visto nada igual. Más allá de eso, la voz de Skin, me pareció muy interesante pero, sinceramente, no pasé de quedarme con su nombre y poco más ya que mis gustos iban por otros derroteros en ese momento y su meteórico ascenso en popularidad me fue bastante ajeno. No fue hasta que, a punto de entrar en el nuevo milenio, “Charlie Big Potato”, primer sencillo extraído de su tercer trabajo “Post Orgasmic Chill”, volvió a ponerlos en mi camino y empecé a verlos con otros ojos. Está claro que eran, y son, un grupo totalmente reconocible y realmente único en su especie.
Cosas de la vida, han tenido que pasar tres décadas para que haya comprobado, en primera persona, lo que algunos conocidos y crónicas relataban de los directos del grupo inglés. Siempre los pusieron por las nubes, sobre todo, porque la carismática Skin elevaba sus actuaciones hasta la categoría de magistrales pero, como siempre me he fiado poco de los comentarios de la gente, salvo contadas excepciones, mejor asistir a uno de ellos y juzgar por mí mismo. Atención, spoiler, tenían todos razón y mis altas expectativas se vieron superadas con creces.
SO GOOD no dejó a nadie indiferente
Antes de eso, hubo que pasar por el trámite del telonero. Finalmente no fue, tal y como se anunció inicialmente, el artista no binario Grove el encargado de abrir la velada sino otros completos desconocidos para mí, SO GOOD. Han pasado varios días y aún no soy capaz de valorar qué me parecieron los escasos 25 minutos que duró su actuación. Lo que tengo claro es que no dejó indiferente a nadie lo que la artista londinense y sus acompañantes perpetraron en menos de media hora. Creo que, precisamente, es esto lo que buscan con sus letras y su puesta en escena y, sinceramente, lo consiguen con creces te guste o no lo que hagan musicalmente. En ese sentido, objetivo cumplido.
Considero más que evidente que su música va dirigida a un público joven. Ese que, no precisamente, iba, poco a poco, poblando la sala. Porque no nos vamos a engañar pensando en que SKUNK ANANSIE ha conseguido el relevo generacional de otras bandas con una trayectoria similar o superior. El grueso del público creo que estaba más cerca de los cincuenta que de los treinta, al menos la gente que me rodeaba y algunos colegas que fueron.
SO GOOD parece que empieza a tener cierta repercusión entre la chavalería, gracias a Instagram y Tik Tok (cómo no), que ha encontrado en su Brat Pop una nueva forma de reivindicarse. Me debo estar haciendo viejo a marchas forzadas sin darme ni cuenta porque era la primera vez que leía esa etiqueta musical. Intrigado he buscado de qué iba y los “entendidos” en la materia lo definen como una mezcla de estilos que va desde el Punk y el Rap hasta el Pop experimental con unas letras irreverentes que, en conjunto, pretenden mostrar una personalidad propia rechazando el encorsetamiento de la música tradicional. Si te ha pasado como a mí, que no sabes qué demonios significa esto, creo que el resumen sería un batiburrillo que no hay por dónde cogerlo. Al menos yo no fui capaz.
A las 20:15 salieron a escena dos tipos vestidos con una especie de chándal con capucha pintarrajeado con spray de color rosa y verde además de un pasamontañas fucsia. La imagen era, desde luego, impactante, y llegué a pensar que era una especie de dúo a lo WHITE SSTRIPES pues eran baterista y guitarrista los susodichos. Esta impresión me duró los pocos segundos que transcurrieron antes de que dos chicas con pantalón de chándal y sujetador deportivo (a lo Mel C, la Spice Girl “deportista”) irrumpieran micrófono en mano. Pero no quedó ahí la cosa, porque faltaba la vocalista principal, y cabeza pensante del proyecto, ataviada con una chaqueta plateada, con shorts a juego, y una boina francesa con las iniciales “SG”. Un cuadro de Picasso parecía aquello.
Si hacemos caso al papel que usaron a modo de setlist, arrancaron con “Inheritance” (que se puede llamar perfectamente de otro modo porque otros temas no estaban puestos tal y como se llaman realmente) y, desde luego, su puesta en escena me dejó perplejo. No porque a estas alturas de la película me fuera a sorprender ver a unas chicas bailar sensual y provocativamente, como si fuera un videoclip de Maluma, sino porque la mezcla visual de los enmascarados con ellas y la vocalista siguiendo como podía la coreografía (bailaba mucho peor que sus coristas, eso fijo) era algo que no me esperaba para nada.
Alguien debería decirle a SO GOOD que lo de instarnos a sacar el “middle finger” y cantar “Hate” con el dedo corazón como si tuviera rigor mortis está inventado hace mucho tiempo y es irreverente, a día de hoy, hasta cierto punto. Este tema fue el más “Punk” ya que “I Hate It Here”, primer tema que interpretó del único EP que tiene editado hasta la fecha, mezcla el Hip Hop con ese Pop “experimental” y el resultado para mí es extraño, por decirlo de algún modo.
Las caras de estupor de muchos de los asistentes me sirvieron un poco de consuelo al comprobar que no estaba solo ante tan curiosa actuación. Sin embargo, no habíamos visto nada aún porque para presentar su crítica a la masculinidad tóxica en forma de “If I Had A…”, su gran “éxito” al parecer, a su vocalista le pareció provocador y una buena idea preguntarnos que quién tenía una “polla grande”. Nadie movió un músculo hasta que, insistiendo un poco, alguien debió levantar la mano y, ni corta ni perezosa, dijo que ella también tenía una, arrancando con la canción en cuestión. Sin comentarios.
Como los temas eran muy cortos, hubo tiempo para presentarnos hasta un total de nueve ante un público cada vez más numeroso que, seguramente, como me pasaba a mí, no salía de su asombro. Por supuesto, entre ellos no faltó uno de los primeros que compuso, llamado “I Rewrote the F**king Bible”, no creo que haga falta decir contra quién va dirigido, antes de presentar su nuevo sencillo que creo que se llamaba “Hot”. Ni que decir tiene cómo se desmelenaron en él tanto las bailarina/coristas como la vocalista. Todo un espectáculo.
Tras los agradecimientos a SKUNK ANANSIE por llevarlas de teloneras, desde luego buena visibilidad le va a dar esta gira a la inglesa, afrontaron el último tema de su repertorio emplazándonos al puesto de merchandising para saludarlas. Así, “I Will Love You” puso el punto y final a una actuación que, si no fuera porque luego saldrían sus compatriotas, hubiera pensado que me había metido por equivocación en otro concierto. Está claro que no soy su público “objetivo” (dudo que ningún seguidor de Skin y los suyos lo sea, sinceramente) porque no conecté con su propuesta en ningún momento y su ironía no me parece nada sutil. Seguro que sus seguidores, y ella misma, me consideran un “boomer”, así que a otra cosa.
SKUNK ANANSIE, energía a raudales
Con una sala a reventar, la espera hasta que se apagaron las luces se hizo muy larga. De hecho, SKUNK ANANSIE debió salir a las 21:00 y se retrasó un cuarto de hora aumentando la impaciencia y las ganas de sus seguidores de disfrutar de una descarga que arrancó con la declaración de intenciones “This Means War”, provocando el éxtasis en un público entregado desde el primer acorde a su causa.
Tras tocar en La Riviera en sus últimas seis visitas a la capital, que se dice pronto, en esta ocasión el recinto elegido era de un aforo sensiblemente menor. Supongo que el hecho de que en su anterior visita quedaran lejos de vender todos los boletos, hizo al promotor cambiar de sala para asegurarse vender todo el “papel”. Esto implicó que, en Madrid, no pudieran montar todo el atrezo que llevaron en otras ciudades. Sin embargo, he de decir que, si el grupo tiene un directo rebosante de energía, en una sala como la But esta se incrementó hasta límites inimaginables produciéndome la sensación de haber retrocedido tres décadas en el tiempo. Porque esa fue la sensación que tuve, que habíamos retrocedido hasta los años 90.
En esta ocasión no trajeron con ellos a Erika Footman, la corista/teclista que les acompañó en ocasiones pasadas, por lo que defendieron su legado en formato de cuarteto. Esto implicó que algunas partes electrónicas fueran enlatadas pero dado que su música no abusa de este elemento, tampoco fue algo sangrante. Así mismo, Deborah Dyer no se encargó en ningún momento (como ha hecho otras veces) de la guitarra para acompañar a Martin Ivor Kent, “Ace”, dejando al guitarrista solo en ese menester junto a su enorme pedalera. He de decir que, pese a todo, los temas no se resintieron un ápice y sonaron con una rotundidad increíble. Desde luego, el contundente y cristalino sonido que tuvieron ayudó mucho a disfrutar, en todo su esplendor, de lo que el grupo ofreció. Todo se escuchó en su justa medida dejando en manos de los curtidos músicos el resto. Y, desde luego, la ingente cantidad de años y conciertos que llevan a sus espaldas como compañeros de viaje fue sinónimo de compenetración absoluta.
En cuanto al repertorio hubo un poco de todo. Todavía no ha visto la luz el que será el sucesor de “Anarchytecture”, “The Painful Truth”, que lo hará a primeros de mayo. Aún así, no dejaron pasar la oportunidad de interpretar tanto el primer sencillo (ya editado) llamado “An Artist Is An Artist”, como otro par de cortes del mismo titulados “Animal” y “Cheers”, este último usado para abrir los bises y que, personalmente, fue el que más me convenció de los tres. De cualquier forma, con una sala entregada he de decir que la intensidad durante su interpretación no bajó tanto como hubiera cabido esperar ya fuera tanto por desconocimiento general, como por una menor calidad respecto a otros temas que sonaron esa noche.
También dejaron pinceladas, no demasiadas eso sí, de sus discos editados en este milenio tras su reunión en forma de “Love Someone Else”, “I Believe In You” o la dupla perteneciente a “Wonderlustre” formada por “God Loves Only You”, con discurso previo de Skin para introducirla, y “My Ugly Boy”. De todas formas, de manera inteligente, al igual que con las de nuevo cuño, las intercalaron entre algunos de sus mayores éxitos para que el ambiente no decayera y la intensidad nunca se viera mermada. Además, quitando alguna larga intervención puntual (y habitual) de la vocalista reivindicando la lucha contra el fascismo o sobre las religiones, el ritmo que imprimieron al concierto fue muy adecuado tocando, prácticamente sin pausa, muchas de las canciones.
Aunque ese autentico “animal” de escenario, que es Skin, acaparó la mayor parte de las miradas como imaginaba, creo que la solidez instrumental que le aportan sus compañeros le permite lucirse todavía más. Sabe que está en buenas manos. “Ace” estuvo inmenso durante toda la actuación soltando riffs a diestro y siniestro, tomando incluso el borde del escenario en muchos más momentos de los que esperaba. Me habían comentado que apenas se movía y, la verdad, es que creo que lo vivió intensamente y estuvo muy metido en la actuación.
Por su parte, la sección rítmica compuesta por Mark Richardson (el único miembro no original del combo pero que lleva con ellos desde hace tanto tiempo que como si lo fuera, aunque no grabara su debut) y Richard Keith Lewis “Cass” es santo y seña del cuarteto. Se conocen a la perfección y dotan de una base descomunal a las canciones. Además, me gustó lo bien que se tomó el baterista (y sus compañeros) esa pequeña metedura de pata que tuvo al inicio de “An Artist Is An Artist” obligándoles a empezar de nuevo mientras se reía. No son perfectos (como nadie), aunque su concierto rayara la perfección.
Si icónica es la imagen de Deborah, no le va a la zaga la de “Cass”. Sus larguísimas rastas le acompañaban hasta hace bien poco pero en esta gira luce casi rapado y sólo un muñeco detrás de él, con su típico gorro y su peinado, nos recordaban esa imagen. Me extrañó un poco porque en su última visita las llevaba. Sorpresa tremenda me llevé al leer que, hace poco, se le detectó un cáncer y estuvo recibiendo quimioterapia durante la grabación de su último trabajo sin decírselo a nadie. Afortunadamente, parece que lo ha superado y le vi francamente bien físicamente. Lo que no faltó fue su reconocible sonido de bajo, daba igual que fuera el de cuatro que el de cinco cuerdas, protagonista en no pocos momentos de la descarga mientras se mostraba sonriente, quizás consciente de lo afortunado que era por seguir encima de un escenario. Un fuera de serie.
¿Y qué puedo decir de Skin que cualquiera de sus seguidores no sepa? Pues nada, evidentemente. A sus compañeros se les nota más el paso del tiempo pero ella se conserva casi igual que cuando empezó. Ni corta ni perezosa, arrasó con todo desde que puso un pie en el escenario, haciéndose dueña y señora del mismo al instante. Extravagante y provocadora como siempre ha sido y, me da la impresión, siempre será, pero también muy cercana (incontables veces dio la mano a gente de la primera fila) y agradecida a un público que comía de su mano desde que apareció sobre las tablas.
Y todo ello haciendo gala de una voz que sigue manteniendo a un nivel estratosférico dándole lo mismo que fueran gritos desgarrados, voces melódicas o susurros delicados. Me convenció con creces porque, no olvidemos, defendió temas que, en algunos casos, van a cumplir treinta años. Además, no perdió la oportunidad desde casi el inicio del show de darse un baño de masas tirándose al público por primera, pero no última, vez ya en “Charlie Big Potato” (la segunda en caer esa noche), andar por la multitud sujetada por los pies como hizo en “Because Of You” (nos dijo que estábamos muy fuertes por hacerlo posible mientras sonreía) o sentarse al borde del escenario para cantar casi cabeza con cabeza con quién ocupaba la primera fila. Todo un espectáculo digno de ver.
Aunque ya he comentado que el ritmo y la energía del concierto mantuvieron un gran nivel a lo largo del mismo, mentiría si no dijera que hubo momentos álgidos en su descarga coincidiendo, lógicamente, con los mayores éxitos del combo inglés. Aunque su vocalista ha afirmado que no quieren vivir de las rentas y convertirse en una versión karaoke de ellos mismos, su nuevo trabajo ahí estará en un par de meses para refrendar sus palabras, sería de necios renegar del pasado que les dio tanta popularidad. Uno de sus mayores hits (tal vez el mayor) ya lo he citado pero cualquiera de los que sonaron pertenecientes a sus tres primeras obras, gozó de una brutal respuesta del respetable. “I Can Dream”, la sutil “Secretly” (tremenda interpretación de Deborah en esta balada y eso que ha pasado más de cuarto de siglo desde que la grabó) seguida por la fantástica “Weak” o “Twisted (Everyday Hurts)”, una autentica fiesta con la sala botando y que nos dejó la estampa de Skin junto al baterista tocando los platillos, serían buenos ejemplos de ello.
El single “Piggy” de 2022 dio paso a la reivindicativa “Yes It's Fucking Political”, coreada con fervor, dejando claro que el paso de los años no ha mermado sus ganas de combatir antes de que “Tear the Place Down”, otra de las canciones inéditas que aparecían en su recopilatorio “Smashes And Trashes” de finales de 2009, les despidiera momentáneamente tras 75 minutos de actuación que, sinceramente, se pasaron volando y supieron a poco. Menos mal que estiraría un poco más la descarga, como era obvio.
No tardaron mucho en volver a salir aclamados por la multitud para afrontar la citada anteriormente “Cheers”, cuando el nuevo disco salga podremos juzgar si es una de las destacadas del mismo como preveo, y dos de sus mejores y más aclamados temas. “Hedonism (Just Because You Feel Good)”, coreada por toda la sala, fue el primero de ellos mientras que “Little Baby Swastikkka” desató de nuevo la locura poniendo el punto final a un concierto que es imposible que defraudara a nadie de los presentes. Es verdad que durante los últimos preparativos el pipa del grupo probó la guitarra acústica pero, a diferencia de nuestros vecinos portugueses, nosotros nos quedamos sin escuchar “You'll Follow Me Down” en ese formato. Una lástima porque hubiera sido un gran colofón pero que, pese a todo, no empaña lo vivido.
Mentiría si dijera que soy un acérrimo seguidor de los londinenses más allá de sus temas más conocidos pero me alegro mucho de haber comprobado, en vivo y en directo, cómo se las gastan porque, incluso en 2025, directos como el suyo merecen mucho la pena ser vistos. Ese lunes no había empezado para mí de la mejor manera pero, sin duda, terminó por todo lo alto. Es lo que tiene el poder terapéutico de la música para algunos de nosotros, nos cambia el estado de ánimo y la energía transmitida por SKUNK ANANSIE esa noche fue suficiente para tirar el resto de la semana. Tremendos.
Promotora: Last Tour
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