Concierto de THE POODLES y David Reece - 3 de noviembre de 2018, Madrid (sala Cool Stage)
Gran noche nos esperaba a los seguidores del más puro Hard Rock sueco el pasado sábado. THE POODLES volvía a girar por España tras un lustro sin subirse a nuestros escenarios. Los suecos no estarían solos, porque en Madrid el invitado sería muy especial. Ni más ni menos que David Reece, exvocalista de ACCEPT que vino a defender temas propios, así como de los teutones, en forma de telonero de lujo.
REECE
A las 20:00 y con una puntualidad excelsa, David Reece y su banda saltaron al escenario. El que fuera cantante de ACCEPT a finales de los ochenta (y que estará de gira por España en unos días) iba a interpretar integramente el disco "Eat The Heat" de la banda alemana. Esto finalmente no fue así, ya que el gran vocalista tocó solo diez temas de los doce programados, pues nos soltó largas (aunque divertidas) parrafadas entre canción y canción.
La verdad es que este hecho no importó mucho, el vocalista salió a matar y en todo momento fue simpático y atento con un público con el que no paró de interactuar. Lamentablemente, no contó con un buen sonido, su micro estaba muy bajo y carente de nitidez muchas veces, y en algunos temas la batería taponaba al resto de instrumentos.
En lo referente al set. Reece tocó dos temas de ACCEPT que nadie esperaba como "London Leatherboys" y "Reckless & Wild", que hicieron las delicias del numeroso público que aparentemente estaba allí solo por él. También tocó adelantos de su próximo disco en solitario como "A Perfect Apocalypse" y la excesivamente larga y repetitiva "Anytime At All".
Por lo tanto, del mencionado disco de ACCEPT "Eat The Heat", solo pudimos escuchar "D-Train", "Chain Reaction", "Generation Clash", "XTC" y "Mistreated". Cortes defendidos con solvencia y experiencia, que sonaron con gran potencia.
Una pena lo del sonido deficiente ya que alguien como David Reece merecía algo mucho mejor en la pasada velada.
THE POODLES
A las 21:25 se apagaron las luces de la Cool Stage de nuevo. Muchos años habían pasado desde la última visita de los caniches a la capital, hecho destacado también por el vocalista Jakob Samuel, y se notaba en el ambiente que las expectativas eran altas.
Los suecos venían con su nuevo disco bajo el brazo. Con el título de "Prisma" y compuesto enteramente por versiones. Pero lejos de centrarse en él (tocaron cuatro temas), THE POODLES nos brindó cien minutos de fiesta y diecinueve temas con los que repasó toda su discografía, en un concierto que encantó a las algo más de doscientas personas que allí se reunieron. Afortunadamente, el sonido fue mucho mejor y más nítido que el que tuvo David Reece.
Los nórdicos comenzaron con la versión de "Crazy Horses" de THE OSMONDS. Un tema muy bailongo, ideal para caldear el ambiente, con un Jakob Samuel pletórico que no paro de moverse y de demostrar lo buen frontman que es. Jakob tiene un gran sentido de la escenografía y del ritmo. Su manejo del pie de micro es asombroso y su carisma y conexión con el público está fuera de toda duda. El sábado dio una nueva lección de clase sobre las tablas.
Sin un segundo de descanso THE POODLES tocó "Night Of Passion",primero de sus clásicos, que fue tremendamente recibido con vítores y aplausos. "House Of Cards" de su regulero anterior disco de estudio, "Devil In The Details", fue una de las escasas concesiones que dieron a sus trabajos más recientes (sin contar "Prisma") y he de decir que en directo suena mucho mejor gracias a los solos de guitarra de Rob Marcello de DANGER DANGER que les acompaña en esta gira.
"Shut Up" (único tema que sonó de su álbum de 2013 "Tour De Force") fue recibido más friamente que algunos de los trallazos que estaban por llegar. De todas formas el ambiente ya era inmejorable y aquello era una fiesta por todo lo alto. Samuel, consciente de que tenía al público comiendo de su mano, no pudo hacer otra cosa que entonar un "¡bravo, bravo!" en perfecto castellano. A continuación, con el nuevo himno del Hard Rock, "I Rule The Night", la sala se vino arriba y el público más joven (que posiblemente nunca había visto a THE POODLES en directo), se emocionó de forma notable.
Sin ser especialmente fan de los discos de versiones, debo reconocer que "Prisma" tiene grandes aciertos y, sin dudarlo, "Go Your Own Way" de FLETWOOD MAC es la que mejor quedó y en directo tiene una fuerza imparable, realmente disfrutable. "Line Of Fire" y "Cuts Like A Knife" (ains, esos efectos pregrabados...) cerraron la primera mitad de la actuación de THE POODLES.
Los de Jakob Samuels estaban dando el mejor concierto de cuantas veces les he visto, que no son pocas, alternando canciones de todas sus épocas y experimentos curiosos como el medley acústico, formado por tres de sus báladas más famosas, que dio un momento de descanso al batería Christian Lundqvist. Sin muchas ganas de aumentar las revoluciones, THE POODLES siguió con "Goodbye Yellow Brick Road" de Elton John, con Jakob comenzando el tema a capela para dar tiempo a que todos los músicos volvieran a sus posiciones.
Y casi sin descanso, "Caroline" fue la culpable de hacer que nuestros pies se despegaran otra vez del suelo. El concierto iba rondando su final y la banda fue mostrando todos sus ases: "Thunderball" y "Crack In The Wall" precedieron a "Metal Will Stand Tall", que posiblemente es su canción más famosa y que fue innecesariamente alargada. Además, la voz de Jakob ya empezaba a flojear en algunos momentos acusando el enorme desgaste físico que llevaba encima. De todas formas, nada grave o demasiado notorio.
En los últimos compases del bolo, sabiendo que el tiempo apremiaba, Jakob nos explicó que tocaban un par de temas, se metían al backstage, les vitoreabamos y luego otra vez salían: lo que viene a ser un bis. El cantante bromeaba y el público se reía, ¿puede haber algo mejor para todas las partes? Con este precedente, "Echoes From The Past" y la genial "Like No Tomorrow" fueron los últimos cortes antes del consabido paripé.
Finalmente, la actuación de THE POODLES terminó con "Love Is Gone" (incomprensible versión de David Guetta) y "Seven Seas". Un aplauso eterno clausuró el concierto de una banda que seguramente tardará mucho menos en volver a España que esta última vez.
Les esperamos encantados.
Crónica: Txema Sáez
Fotos: Laura Ruiz
Edición digital: Herestia
Promotora: Rss Promo