Crítica de CRASHDÏET - Rust

Crashdiet Rust

¿Qué nos depara "Rust", la nueva de los escandinavos CRASHDÏET? Primero: albergar una de las portadas más arriesgadas, entendiendo el término de un modo peyorativo, que vamos a ver a lo largo de este 2019. Segundo: ¡Oh, sorpresa! La llegada de un nuevo miembro a la familia. Como no podía ser de otro modo, atendiendo a los antecedentes de la formación, se trata del vocalista. Gabriel Keyes es el recién incorporado y el cuarto individuo en ocupar el puesto de cantante en tan solo seis lanzamientos de estudio, que se dice pronto.

El último dato ofrecido en el párrafo anterior tiene, en mi opinión, una lectura más bien grisácea y negativa. CRASHDÏET sorprendió hace casi década y media a propios y extraños con "Rest In Sleaze", dinamita pura, un trabajo con el que los suecos se postularon para ser la cabeza visible del Hard Rock/Sleaze en el nuevo siglo. Esas pintas, ese sonido ácido, esa actitud barriobajera, ese inolvidable videoclip del "Riot In Everyone" que costaba creer que no se hubiera registrado en el año 88... ¡Lo tenían todo! ¡CRASHDÏET era la banda! Pocas veces he visto con tanta nitidez delante de mis narices el potencial de un grupo llamado claramente a renovar una escena envejecida. Pero las cosas se fueron torciendo a raíz del laureado pelotazo y, entre los sucesivos cambios de voceras y que la sombra del lanzamiento de marras sigue siendo pronunciadamente alargada, el cuarteto se ha ido teniendo que conformar con ser esa eterna promesa incapaz de encabezar una corriente que les pertenecía por derecho propio.


Este último trabajo me ha dejado mejor sabor de boca que "The Savage Playground", con el cual CRASHDÏET partió peras con Simon Cruz, 'el de la cresta'. Podría decirse que es un disco que anda lejos del nivel ofrecido en la anteriormente citada obra cumbre del combo sueco, pero que no le va a la zaga a "Generation Wild" cualitativamente hablando.

CRASHDÏET remonta el vuelo con "Rust"

Unas primeras tomas de contacto con el disco me han valido para acostumbrarme a la voz de Keyes, un tipo con un timbre de voz aguda, aparentemente más melódico y menos visceral que Simon Cruz pero, por el contrario, notoriamente versátil y capaz de deslizarse con soltura por los temas más aguerridos como por los medios tiempos más sosegados. Me atrevería a señalar que su voz es como un rompecabezas confeccionado con piezas del fallecido Dave Lepard junto con otras de Simon Cruz, si bien a Olliver Twisted, actualmente en RECKLESS LOVE, no me ha recordado nada de nada. Casi mejor, todo sea dicho, teniendo en cuenta que su aportación en la banda fue decepcionante.

Por otra parte, soy de los que piensa con firmeza que la banda funcionaba mejor con un sonido más natural, garajero y menos recargado. En esta nueva propuesta, CRASHDÏET vuelve a hacer gala de un sonido bastante metalizado, especialmente visible en el grosor que atesora la base rítmica. La parte positiva del asunto es que el cuarteto se permite jugar con más posibilidades, abarcando desde el Hard N' Heavy hasta el Sleaze más ortodoxo, siendo este último el subgénero preferente.


Exceptuando dos o tres cortes menores e insustanciales, se nota que la banda le ha puesto empeño en remontar el vuelo. Después del leve fiasco que supuso "The Savage Playground", tocaba dar un golpe sobre la mesa y más tratándose de la carta de presentación de Gabriel Keyes. Hay buenos e interesantes temas como "Rust", puro Sleaze rocoso y guitarrero que se reblancede con un excesivamente pomposo estribillo; "Crazy", donde fluye un agradable tufillo a DEF LEPPARD en el estribillo; "In The Maze", un medio tiempo con el que Keyes se reivindica como un vocalista con mucho potencial y una voz muy atractiva para conducir las piezas más suaves; "Reptile", una pieza acelerada y malencarada con la que resucita el espíritu de esos primigenios CRASHDÏET; y también hay algunas piezas verdaderamente buenas y con visos de convertirse en imprescindibles en el repertorio de la agrupación como "We Are The Legion", con claro sabor a himno y que, sin duda, habría tenido cabida en el "Rest In Sleaze"; o "Stop Weirding Me Out", que se deja contagiar por la faceta más caradura y macarrilla del género que, antaño, representaron los mismísimos SKID ROW.

Parece que, en su conjunto, CRASHDÏET nos ha devuelto unas buenas cuotas de sinvergonzonería musical. Este álbum no es redondo y tampoco sentará cátedra en el género visto a toro pasado, pero se puede entender como una nueva reivindicación de una banda que ha logrado levantarse de numerosos embistes hasta la fecha, demasiados incluso como para no haber tirado la toalla. Entretenido, dinámico, variado y efectivo. Sigue habiendo fe.


Discográfica: Frontiers Records

Más información sobre la banda en su página de Facebook.

Reseña
Nota
7.5
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Licenciado en Comunicación y redactor en varias webs especializadas en Rock y Metal desde hace más de una década, plataformas que me han servido, al igual que el actualmente aparcado mundo radiofónico, para darle rienda suelta a mi creatividad enfocada a una de mis grandes pasiones: la música. A su vez, soy un gran entusiasta del cine en todas sus vertientes, especialmente en la rama dedicada al terror, fantasía y ciencia-ficción.
crashdiet-rust-criticaEn esta nueva propuesta, CRASHDIET vuelve a hacer gala de un sonido bastante metalizado, especialmente visible en el grosor que atesora la base rítmica.

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