Crítica de CALIGULA´S HORSE - Bloom

De vez en cuando surge un grupo que te hace girar la cabeza, incluso hoy en día. CALIGULA’S HORSE viene de las Antípodas, de Australia y se le ha colgado el sanbenito de sonar a OPETH en sus últimos años. Con esa carta de presentación este que suscribe tuvo una sensación de “repelús” pues hace tiempo que OPETH, o mejor dicho, Mikael Akerfeldt, perdió un poco el norte y que surjan grupos influidos por ellos en su última época hace arquear las cejas. Sin embargo fue escuchar “Bloom” y aunque las comparaciones son odiosas (y en este caso bastante acertadas), y la sorpresa fue mayúscula. Dentro del Metal Progresivo actual de lo mejorcito escuchado últimamente por mi parte.

Vaya por delante que el tema de apertura de “Bloom” y su continuación “Marigold”, son efectivamente buenos ejemplos de influencia de los OPETH post “Heritage”, con ausencia de voces guturales. Pero hay más allá en “Bloom”. Hay influencia Neo-Progresiva, esa frialdad melódica a lo GENESIS que por los países nórdicos se imita tan bien. También hay modernidad estructural y de producción, muy a lo LEPROUS, RIVERSIDE y bandas afines, pero con menos empaque rítmico. Finalmente algo del Metal Progresivo de toda la vida a lo DREAM THEATER o SYMPHONY X también hay, aunque esto último sólo tangencialmente. Pero además CALIGULA’S HORSE tiene muy buen sentido compositivo, una gran capacidad para crear atmósferas y melodías pegadizas al mismo tiempo, y estructuras que se escapan de lo típico pero que se siguen muy bien.

Un ejemplo brillante es el tercer tema en discordia, y single del trabajo, “Firelight”, cuyas melodías y solos nos trasladan a los ochenta, sin por ello dejar de sonar modernos y actuales. Sin embargo no es un tema representativo, pues donde mejor se mueve CALIGULA’S HORSE es en la estructura extensa (sin tampoco excederse), más allá de los 5 minutos de rigor. Cortes como el ya citado “Marigold”, que es uno de los más pesados, pero también algo tan bello y colorista como “Dragonfly”, que me recuerda un poco a KAIPA y sus derivados, y también, cómo no, a PORCUPINE TREE en ese toque post-OPETH que tiene el grupo desde que Steven Wilson y Mikael Akerfeldt se medio fusionaron en “imperfecta” simbiosis.


Los temas dentro de su duración, y con la excepción de “Bloom” como introducción y “Undergrowth” como magnífico epílogo, saben mantener la tensión, ir y venir entre dramatismo, color, fuerza y delicadeza, todo con un sonido muy de los ochenta, lejos de la oscuridad de grupos actuales, agudizando la intensidad de la paleta musical de guitarras, teclados y voces de todo tipo. Especialmente llamativo es el papel de Jim Grey, cuyas cuerdas vocales abarcan amplios rangos, siempre dentro de la melodía y el lirismo. Pero también y sobre todo Sam Vallen, que es el guitarrista solista y cuyo trabajo es puro regocijo emocional. Incluso composiciones algo más metálicas como “Rust”, con un trabajo rítmico muy complejo, suenan también atmosféricas y melódicas al mismo tiempo.

Para el final, antes del epílogo acústico de “Undergrowth”, otra joya es “Daughter Of The Mountain”, quizás la que más suena a LEPROUS por esos riffs de guitarra y esos ritmos pesados que sirven de columna vertebral de la estructura y por la oscuridad general de su atmósfera, pero Jim Grey sigue imponiendo su clase, las continuas melodías sostenidas se mantienen protagonistas y los teclados son mera anécdota de ambiente, con lo que no hay mejor forma de cerrar un trabajo como “Bloom”. Y ojo, no hablamos de un debut ni mucho menos, “Bloom” es ya el tercer trabajo de los australianos CALIGULA’S HORSE, aunque el primero con distribución multinacional. Les ha costado sacar la cabeza pero el resultado es apabullante.


Les resta dejar la estela de sus comparaciones atrás, así hablaremos de CALIGULA’S HORSE con voz propia, pero como culminación de su evolución interna y salto al resto del mundo, “Bloom” es un disco sorprendente, envolvente, pegadizo y atrayente se mire por donde se mire. Un trabajo que ya en primera escucha llama la atención y, sucesivamente no hace más que alimentar nuestros buenos augurios. Habrá que apuntarse este nombre cerca.

Raúl Ureña Salgado

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