Crítica de GRIM COMET - God Is Dead, Let´s Eat Him

Con poco más de dos años de vida, los madrileños GRIM COMET no paran quietos. O más bien su miembro permanente, Willy De Moya, pues la formación no hace más que mutar (de hecho hace poco su batería Jorge Manver dejaba el puesto a Alberto Espinosa). Desde “Pray For The Victims” a este “God Is Dead, Let’s Eat Him” solo han pasado dos años y la evolución artística y de seguimiento de GRIM COMET ha sido exponencial. Si ya aquél EP puso sobre el tapete a una banda de mimbres setenteros y sonido renovado que con la particular voz de Willy se postulaba como uno de los combos más interesantes de nuestro país, como pudimos comprobar en el Hellpress Fest de 2016, este primer larga duración de título tan oscuro como su simple y negra portada, les asienta en ese status y sigue poniendo el signo de admiración, merecido, sobre ellos.

En algo más de media hora de duración, “God Is Dead, Let’s Eat Him” se adentra en los demonios de la noche, los que residen en nuestras cabezas y saca adelante su mezcla de Heavy Doom setentero, Stoner y algo de psicodelia que mira hacia el pasado, pero también hacia delante. De hecho, lo característico de GRIM COMET es su instrumentación. No es una banda de tripis y efectos por doquier, sino un grupo sencillo y honesto, donde cada miembro tiene un espacio imprescindible y donde no hay trampas. El otro elemento característico es la propia voz de Willy, que en esta ocasión está más matizada y suena más personal, pero sigue pareciendo un holograma mezcla entre Lemmy y Dave Mustaine, con más de lo segundo que de lo primero. Ambos elementos siguen en “God Is Dead, Let’s Eat Him”, con un sonido mucho más profundo y unas composiciones más dinámicas. Además desde el primer momento, con riffs que se quedan grabados y estribillos o líneas vocales que no saldrán fácilmente de la cabeza.

Para que nadie piense que lo que hay detrás de GRIM COMET son fuegos de artificio, el trabajo empieza con la electricidad de una guitarra recién enchufada, dando paso a un corte de Heavy clásico y rockerizado como es “Inner Halls”, tras el que “Echoes” nos dirige la mirada directamente a BLACK SABBATH con su riff de entrada y el bajo danzarín de Alvarito Arias, además de un puente con solo incluido memorable. Como escaparate del disco, “Overdriven Reality”, del que han realizado un buen video promocional, es un corte perfecto, por estructura, por riffs (muy noventeros en este caso) y por la propia voz de Willy que nos tendrá luego muchas horas tarareando lo de “Leave me out, leave me out of this overdriven reality”. Estos tres cortes son el mejor exponente de lo que es GRIM COMET ahora mismo, un grupo que saca de la sencillez su virtud y que nos devuelve a aquella época en la que los discos salían del local de ensayo o del propio estudio de grabación como jams improvisadas. Además el sonido conseguido en esta ocasión da mayor sensación de “plug and play” que en sus precedentes.


La sombra de SABBATH seguirá en cortes como “The Path We Ride”, uno de los más Heavy Doom del trabajo o sobre todo “Sleep”, nuevamente corte para salir de nosotros mismos y nuestro propio infierno mental, inicialmente a ritmo de nana y que es puramente setentero y al mismo tiempo muy, muy oscuro, poniendo el broche perfecto al trabajo. Pero antes nos llamará la atención otro corte, uno instrumental y que es el que más chocará con la tónica del trabajo, “Ball ‘n’ Chain”, con una guitarra ultra distorsionada hasta el límite y un ritmo casi disco, esta vez sí con efectos “ajenos” al trío básico. La influencia Kraut de este tema es más que evidente y choca un poco con el resto del disco, pero está situado de tal manera que sin dejar de pasar desapercibido tampoco corta el ritmo de “God Is Dead, Let’s Eat Him”. Me pica la curiosidad sobre la idea que dio lugar a este corte la verdad.

Para el poco tiempo que lleva de vida GRIM COMET, se perfila como una formación (esperemos que por fin se estabilice) con buenos mimbres. Tanto por referencias como por la pasión con la que tocan y las ideas que van surgiendo, GRIM COMET tiene personalidad y eso, haciendo lo que hacen, es un punto muy a favor. “God Is Dead, Let’s Eat Him” es un paso más, muy importante, para seguir creciendo.

Raúl Ureña Salgado

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí